La Pericana -Edición- 204

Jueves 21 de mayo de 2020 21 C uando nuestros hijos tienen todo lo que quieren sin tener que esperar, tienden a dar todo por seguro, una acti- tud contraria al asombro. Ahora que los recursos están limitados, es tiempo para la templanza, para valorar y agradecer. ¿Qué y cómo decirles para no angustiar- los? ¿Cuánto tenemos que exigirles para que no pierdan el entrenamiento escolar? Buscar el control es propio del adulto, no del niño. El adulto intenta replicar la rutina anterior al confinamiento, gene- rando más estrés. En una situación de alarma, el niño mira al principal cuidador y se siente protegido por él . Se ve reflejado en nuestra mirada. Es esa mirada la que contribuye a construir su memoria biográ- fica, su sentido de identidad. De manera que si estamos angustiados, lo serán; si estamos alegres, lo serán. Su estado de ánimo no depende tanto de las circuns- tancias, sino de lo que ven en nuestros ojos y de cómo les ayudamos a leer la realidad. “Hemos de aprender a convivir: cuando un niño corre o grita en casa no se porta mal, hace lo propio de un niño”. Sólo que nuestros niños tenían agenda de ejecutivo cumpliendo hora- rios. Ahora juegan, descubren, explo- ran… Los padres estamos viendo en pri- mera persona que la tecnología no es la panacea para el aprendizaje en la infan- cia. La tecnología es muy útil para la vida, pero no reemplaza el rol del do- cente en la escolarización ni el de los pa- dres en la educación. Educar es un acto profundamente humano. Cómo acompañamos a nuestros niños psicología Analía De los Ríos Psicóloga Escribe

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