La Pericana -Edición- 205

El marco político E l 26 de febrero de 1836 asu- mió por primera vez el mando de la provincia Na- zario Benavides. Tras ser reelecto inin- terrumpidamente, el 13 de di- ciembre de 1854 renunció a su cargo. En ese lapso, delegó el mando en innumerables opor- tunidades para ponerse al frente del Ejército y ser prota- gonista de memorable bata- llas. Un caso de longevidad política extraordinario en la re- pública. Fueron años muy duros para el país, en los que mucha san- gre se derramó. La presencia paternalista y respetuosa de Be- navides en San Juan evitó que ese clima se trasladara a la pro- vincia. Fue el menos rosista de los federa- les y uno de los más respetados mili- tares del interior. Sin preconceptos ni intelectualismos, hombre práctico al fin, supo ganarse a casi todos los sanjuaninos, gober- nando sin desbordes. Volvió el 18 de marzo de 1857 para gobernar poco más de un mes, hasta el 29 de abril de 1857, en un despropósito sólo explicable desde el punto de vista humano, sin advertir que ya el ambiente esperaba un cambio que abriese paso a nuevas ideas. l l l El país y la provincia ya tenían Constitu- ción. El dilema era humano: ¿qué lugar puede darle una sociedad a un hombre aún joven que la ha gobernado durante cuatro sectores: “el partido de los fede- rales amigos del general Benavides, el partido de los unitarios amigos del gene- ral Benavides, el partido de los federa- les disidentes del general Benavides y el partido de los unitarios adversa- rios del general Benavides”. En 1858, con el gobierno constitu- cional de Manuel José Gómez Rufino, pronto sólo quedaron dos fracciones: el oficialismo y la oposición. El escenario había cambiado. Ya no se hablaba de unitarios y federales. El Club del Pueblo, desgajado del Club Libertad, nacía de la fu- sión de liberales y federales inaugurando una etapa que se prolongaría durante veinte años, olvidando enconadas trincheras partidistas. Y los cambios, sumados a la esci- sión interna, debilitaban al goberna- dor Gómez, dejándolo sólo con unos pocos amigos y parientes. A todo esto, la convivencia con Benavi- des, que ejercía el cargo de coman- dante de la División Militar del Oeste, no era fácil. Al principio era simples cuestiones de competencias en sus esferas civiles y militares. Pero pronto se comenzó a hablar seria- mente de una revolución. Y se señalaba al partido de Benavides como propicia- dor de una asonada. Se hablaba de armas que el caudillo tenía ocultas y prontas a hacerlas actuar. El general se había transformado en un enemigo peligroso, al que el gobierno quería eliminar a cualquier precio. historia Jueves 28 de mayo de 2020 2 más de 18 años? ¿Podía ese hombre ser indiferente o im- parcial con los que lo habían reempla- zado? Hasta 1857, según Caillet Bois, la es- cena política sanjuanina se dividía en s La muerte del caudillo manso EL ASESINATO DE BENAVIDES El dilema era humano: ¿qué lugar puede darle una sociedad a un hombre aún joven que la ha gobernado durante más de 18 años? Un trabajo preparado por Juan Carlos Bataller Que integra el libro Revoluciones y crímenes políticos en San Juan

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