La Pericana - Edición 209 - 27-06-2020

les y hasta una economía con empre- sas en su mayoría de alcance limitado. Como ocurre en todo oasis alejado de los grandes centros, la intermediación, el transporte y los representantes de las industrias que venían a vender sus productos al comercio local fueron ges- tando un sistema muy particular que aun se mantiene en ciertas áreas. Mendoza, como provincia de paso hacia las dos grandes capitales del sur –Buenos Aires y Santiago de Chile- se transformó en una especie de metró- poli o virreinato , desde donde venían los proveedores de buena parte del co- mercio y los servicios, el ramal del fe- rrocarril y hasta los distribuidores nacionales de los productos locales. San Juan, también como ocurre en las poblaciones aisladas, conservaba fé- rreamente su cultura, su forma de edu- car, sus costumbres, sus medios de información. l l l Según el censo de 1909 ya residían en San Juan 7.949 extranjeros, de los cuales 3.972 eran españoles y 1.145 italianos. Pero también residían 291 árabes, 260 franceses, 51 alemanes, s 31 rusos, 22 austriacos y muchos su- damericanos. En agosto de 1910 se inauguraría la línea férrea que unió San Juan con Se- rrezuela, Córdoba, y gran parte del país y se comenzó con la construcción de los ramales industriales (a Marque- sado, Santa Lucía, Caucete, Albardón) que darían a la provincia una formida- ble red ferroviaria. l l l Pero a pesar de su desarrollo vitiviní- cola, el aporte de los extranjeros, el salto impresionante que significaron los ramales ferroviarios, San Juan seguía siendo, en muchos aspectos, una pro- vincia aislada. Los pueblos aislados nunca fueron pueblos progresistas. Todas las civiliza- ciones que dejaron huella y se exten- dieron como imperios, desarrollaron sistemas de comunicación con otros lu- gares. Ahí está el ejemplo de los fenicios. O en América lo vimos con los incas , l os mayas o la misma España cuando se “conectó” con el nuevo Sábado 27 de junio de 2020 4 mundo a través de sus navegantes. San Juan, en cambio, había optado por un modelo de desarrollo hacia adentro. En ese sentido se expresaban las lu- chas políticas intestinas. Y también las obras que se encaraban. l l l Es en esta época cuando comienza la preocupación por los temas urbanos. Se instala en la zona céntrica el servi- cio de agua corriente, se construye el sistema de cloacas que sobrevivirá al terremoto, llega la electricidad, empie- zan a funcionar los primeros teléfonos y, con la llegada de los automóviles, surge el interés por el mejoramiento de las calles, lo que obliga a la eliminación de las acequias que regaban los fon- dos de las casas y atravesaban las ar- terías y al adoquinado mediante piedras o maderas. La ciudad comienza a extenderse por sus cuatros costados y progresistas gobiernos planifican su desarrollo. Como nunca, en esos años que van desde el centenario hasta el terremoto de 1944, se construyen las rutas s Un poco de historia San Juan vivió una etapa de esplendor vitivinícola a partir de finales del Siglo XIX. Este proceso continuó en el Siglo XX y alcanzó quizás su mayor magnitud en los años ‘20 cuando estaba en su esplendor una nueva clase empresaria compuesta por inmigrantes, sus hijos y algunos capitales criollos, que hacían un culto del trabajo, de la creatividad y no sólo cultivaban vides sino que indus- trializaban en sus bodegas y llegaban a los mercados con sus marcas. Algunos, incluso, integraron bancos sanjuaninos y tuvieron destacada actuación pública. Tuvimos una promoción industrial para mover mercadería en un ida y vuelta con Buenos Aires que, es cierto, generó puestos de trabajo pero no alcanzó para cambiar nuestro perfil productivo.

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