La Pericana -Edición- 214 -01-08-2020
VIENE DE PÁGINA ANTERIOR ¡Y si el rey se pone peluca, todos se ponen peluca! Por lo que se ve, nadie dijo que no… Y también se maquillaban en el siglo XVIII. Lo hacían con polvo de arroz y también harina. Pero no lo hacían por gusto. Según leí se cubrían la cara para palidecer el ros- tro. ¿El motivo...? Pretendía tapar el color que natural- mente les daba el sol. Cuanto más blanco más nobleza denotaban. Era de suponer que reyes y nobles pasaban horas recostados en el sofá. Los tacones los comenzaron a llevar los hombres en Persia. Los usaban por ejemplo para montar a caballo y dispa- rar mejor, y en Europa, como símbolo de estatus (y ganarle unos centímetros al de al lado). No solo eran coquetos, también competían entre ellos por la al- tura. En el antiguo Egipto ya usaban pigmen- tos negros para delinear los ojos. Está bien, no lo hacían por coquetería sino que el maquillaje tenía como objetivo in- vocar a los dioses. En el caso de las sombras de color verde decían que pro- tegían de enfermedades. En otros deno- taba riqueza. Los calvos ya la tenían difícil en la anti- güedad y en especial si era notable a muy corta edad. El cabello era un sím- bolo de fuerza y juventud, quien padecía calvicie carecía de todo ello. Grandes hombres de la historia sufrían este tor- mento y lo deja claro Publio Ovidio en Roma, quien poseía una gran sensibili- dad poética. Creo que muchos no pen- saban lo mismo. En esta cita deja claro lo que pensaba al respecto: “Feo es el campo sin hierba, el arbusto sin hojas y la cabeza sin pelos”, causando un tremendo im- pacto para aquellos que padecían calvi- cie. En Egipto invocaban al dios Ra (dios del Sol) para hacer crecer el cabello y luego se frotaban una mezcla de cebo- lla, hierro, plomo rojo, miel y alabastro. Los resultados no fueron buenos, enton- ces pasaron a los ungüentos con la grasa de los animales más poderosos y temidos. Aunque eso tampoco les dio resultado. Otro detalle fue la barba ensortijada, im- puesta por Adriano (76-138). Podríamos decir que fue un verdadero creador de tendencias y no de moda ni belleza. Era una comunicación política, acompañada de un pelo rizado. Para lograrlo utiliza- ron una herramienta que se llamaba cal- mistro, que se calentaba y apoyaba sobre el cabello. Se teñían con alheña (era de color rojizo) y el sapo germano, elaborada con grasa de cabra y ceniza de haya. Pero esto provocaba calvicie y era una ofensa grave al honor, entonces recurrieron a las pelucas para evitar las miradas acusadoras. El Rey Luis XVI sufrió la ira de la calvi- cie masculina, así que comenzó a usar peluca de manera regular. s vidriera Sábado 1 de agosto de 2020 10 ¿QUIÉN DIJO QUE LOS...?
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