La Pericana -Edición- 214 -01-08-2020

Sábado 1 de agosto de 2020 Ajiajo o ajiaco 18 A veces pensamos, recordamos, ima- ginamos, probables eventos o de- senlaces pesimistas o catastróficos. Es nuestro “sistema de alarmas”: advierte probables peligros. Frente a esto, pode- mos creerle a nuestra mente o darnos cuenta que se sólo se trata de un pensa- miento. Si nos quedamos atados a ella, creyéndole, posiblemente entremos en un círculo vicioso. Podemos tener emo- ciones y/o sensaciones negativas que son interpretadas por nuestra mente bus- cando aquello que “está mal” en nosotros mismos o nuestro entorno, en recuerdos o anticipaciones futuras. La mejor manera de construir nuestro fu- turo no es preocupándonos por él, sino ocupándonos de nuestro presente, dando pasos en la dirección que más nos acer- que a aquello que valoramos y genera sentido en nosotros. Al quedarnos apegados a pensamientos, recuerdos e imaginaciones, nos agobia- mos surgiendo nuevas emociones desa- gradables y conductas defensivas como el aislamiento y la irritabilidad, viéndose disminuida nuestra calidad de vida. Redirigir nuestra atención para pensar acerca de nuestros pensamientos, y así focalizar nuestras energías en el pre- sente, posibilita la construcción de las habilidades necesarias para dirigirnos a una vida más significativa. Sólo centrán- donos en nuestro presente, podemos percibir cuáles son las áreas de la vida de las que podemos ocuparnos respon- sablemente según nuestras metas per- sonales actuales. El objetivo principal es dejar de sobrevivir para empezar a vivir. Enriquecer progresivamente nuestra vida proponiéndonos cada día pequeñas metas a cumplir y que apunten en la di- rección que nosotros mismos marcamos. En la medida que invertimos nuestra energía y atención en una actitud atenta al presente, podremos mejorar nuestras áreas vitales mientras que se consolida el sentimiento de seguridad y plenitud. Rumbo a un presente con sentido psicología Analía De los Ríos Psicóloga Escribe anchodulce. Postre que se prepara con trigo molido en leche, arrope y azúcar. Ejemplo: “En esa comilona hubo desde el estofau para abajo,’ y seguía nombrando platos regionales, como las empanadas, el locro de chuchoca, para decirnos por último: ‘Y hasta sirvieron el anchodulce’. Era esto una especie de postre que se hacía con trigo molido” (Vera, 1955). caldillo de arriero. Sopa hecha con el sobrante de carne asada. Se hace un frito de tomate y cebolla, se le agrega agua, carne, papas cortadas en dados y arroz. Ejemplo: “El machacado también puede hacerse con charqui en lugar de carne fresca; así suele hacerse en el campo. Además, queda muy sabroso con los restos de carne asada, y así adquiere el nombre de ‘caldillo de arriero’”. (A. de Gargiulo, 1995). P orque hubo un puñado de maestros que en 1950 rescataron costumbres y tradiciones, comidas y postres cuyanos de antaño vuelven a nuestras cocinas. ajiajo, ajiaco. Sopa elaborada sobre la base de ajo, charqui, ají molido y pi- mienta. Ejemplo: “Comidas. Ajiaco: se uti- liza el charqui asado, machacado y desmenuzado, se le vierte el agua her- vida se le agrega una cebolla picadita se condimenta con especies y se le echa huevos enteros. Dado el mínimo tiempo en que se prepara este plato era preferi- ble para el desayuno en las tareas rura- les, por lo nutritivo”. (Encuesta 1950, Albardón, San Juan) alloca. Harina de algarroba negra hume- decida y mezclada, a veces, con nueces y pasas. Más sabores dulces y salados en palabras... el poder de las palabras Escribe Aída Elisa González de Ortiz Directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ. Miembro de la Academia Argentina de Letras

RkJQdWJsaXNoZXIy NzQxMjQ=