La Pericana -Edición- 225 -17-10-2020

Las odaliscas del harén del gran turco. Concubina turca. Las odaliscas, por lo gene- ral, no eran presentadas ante el sultán, pero a aquellas que eran de ex- traordinaria belleza y ta- lento se las consideraba como concubinas en po- tencia, y se las adiestró en consecuencia. Aprendieron a bailar, recitar poesía, tocar instrumentos musica- les y demás conocimientos dirigidos a deleitar al Sul- tán. Sólo las odaliscas más dotadas fueron presenta- das al sultán como su per- sonal gedikli (criadas en espera), en número redu- cido. lll Generalmente, las odalis- cas serían adjudicadas como criadas a la oda (o Habitación/cámara de pa- lacio) de una mujer de ca- tegoría superior que habitaba en dichas depen- dencias. Era posible para estas odaliscas escalar po- siciones en la jerarquía de harén y disfrutar de la se- guridad por su poder y po- sición vidriera Sábado 17 de octubre de 2020 LA VIDA EN UN HARÉN VIENE DE PÁGINA ANTERIOR 14 Dónde vivían L os harenes no sólo existieron en países musulmanes. Otras culturas ya los conte- nían entre sus leyes sociales. Los bizantinos disfrutaron de ellos, los egipcios y los propios romanos. Aunque estos últimos por diferencia no coartaban la libertad de los habitantes de estos lugares y las mujeres allí eran trabaja- doras cortesanas. Las leyes del resto del mundo o de su propia religión allí dentro no tienen importancia. Las normas las dicta el cabeza monacal o amo. El único que tiene acceso a todo el emplazamiento. Incluidos los lugares prohibidos que son un tercio de las amuralladas edificaciones. lll Por lo general, todo el que lo deseara podía cruzar la primera muralla llamada refugio de afligidos , es la puerta única. Los que tuvie- ran un privilegio del sultán o príncipe del harén podrían disfrutar de una segunda fase de las murallas, al atravesar las puertas de la justicia, un umbral llamado martirio o de la obediencia, y allí podían gozar de unos salo- nes llamados Diván . Algo así como una sala de recepción, rodeada de cojines y cómodos lugares para comensales y visitantes. En oca- siones éstos eran deleitados con ricos manja- res y excelentes vinos, así como con la lujosa presencia de enjoyadas danzarinas. lll Un tercer cerco o espacio interno del harén, el más desconocido y cuya entrada estaba prohibida bajo cualquier circunstancia, pu- diéndose aplicar la pena de muerte, se de- jaba ver después de atravesar el umbral de la felicidad . Hasta allí sólo entraban los cuer- pos del sultán y los eunucos elegidos. En esa parte interna y protegida estaban las habita- ciones de las mujeres, el autentico harén al que se llama serrallo. lll El serrallo es el lugar más majestuoso, un oasis de mármol y agua brotando de magnífi- cas fuentes en los jardines donde pasean las mujeres y niños. Rodeada por recintos her- méticos decorados con sublime lujo y orna- mentación, como si de un micro-paraíso se tratase. Un pequeño cielo visual donde todo resulta agradable y relajante para el espíritu del que mira. Enormes piscinas de mosaicos coloridos, casi con predominio de los turque- sas y cielos. Una vegetación esplendorosa y entradas de sol por los ojos del techo. Colum- nas que inspiran confianza y estructura al lugar, dando sensación de seguridad, a la vez que de recogimiento. Allí abundan las alfom- bras, las pinturas de desnudos femeninos, los recintos de espejos, los sillones, los arcos y paseos, las ornamentaciones, la orfebrería decorativa. lll Pero igual que todo está estructurado para aplicar un orden al servicio del gran señor del lugar, los habitantes, desde que nacen, están destinados a satisfacer todas sus necesida- des y a deberle eterna adoración. Adiestrados según su condición dentro del harén los niños aprenden el modo de vida que les impone la cuna de su nacimiento o su dote física, para en el futuro ocuparse de sus funciones y roles dentro del serranillo. s

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