La Pericana -Edición- 225 -17-10-2020

Sábado 17 de octubre de 2020 20 V entrílocuo es alguien que nos hace creer que otro ser es quien nos habla. Modifica la voz e imita otras y tiene la habilidad de hacerlo casi sin mover los labios, de manera de dar la im- presión de que se trata de otra persona la que habla. Pone al muñeco en sus ro- dillas y crea la ilusión de que vive, lo hace actuar y dialogan con mucho humor. Supongo que los pocos que hoy tienen esas habilidades serán los últimos y pa- sarán a la historia como tantas otras arte- sanías artísticas, ya que las técnicas actuales no tienen límite en hacernos creer infinitas posibilidades mayores y mejores que las de aquel sencillo entre- tenimiento. Es algo que nos hacía pensar y sentir de manera simple, pero eficiente en que más de una vez alguien maneja a otro de forma simulada. Dependía de uno que filosofáramos en similares situaciones de la vida o simple- Casi dos algo de alguien Escribe Gustavo Ruckschloss mente, lo tomáramos con alegría y nos entretuviéramos. Prefiero quedarme con el buen humor que ayuda creer en lo sim- pático que también es parte del vivir. economía Marcelo Delgado Economista Escribe L a obsesión por el billete verde es transversal a toda la sociedad y un medio histórico, sencillo y líquido para cuidarse de la depreciación del peso. Según el Banco Central de la República Argentina (BCRA) – responsable de cui- dar las reservas-, en julio y agosto, con la venta de los 200 dólares autorizados por el cepo heredado del gobierno ante- rior, se perdieron 1.000 millones de dóla- res por mes, afectando significativamente las reservas líquidas del BCRA, calcula- das a fines de agosto en 10 mil millones. Cuando se indagaron los perfiles de los compradores, aparecieron miles de be- neficiarios de planes sociales y asalaria- dos favorecidos por los ATP, que no los compraban para atesorar, sino para el “Puré”. Esta acción consistía en comprar los billetes, retirarlos en ventanilla y ha- cerlos “puré” en segundos en la casa de cambios o el arbolito frente del banco, y de ese modo hacer una diferencia de $3.000 por cada 100 dólares. Este procedimiento, totalmente legal, es consecuencia de una brecha cambiaria cada vez más amplia, que supera hoy el 100%, entre el dólar oficial, que cotiza casi $80 por dólar, y el Blue (paralelo o informal), que supera los $160. Por ello, el gobierno dispuso aplicarle el impuesto solidario y una “percepción” de impuesto a las ganancias, así como un sin número de restricciones, a fin de neu- tralizar la brecha y comerse el “puré”. Sin embargo, los múltiples tipos de cam- bios siguen dejando espacio para la arbi- trariedad y el “Rulo” es el medio para conseguir dólares legales más baratos en pocos minutos. A título de ejemplo cita- mos el dólar Bolsa o MEP, que permite hacerse de dólares con al menos un 5% de diferencia y el límite es de 10 mil dóla- res. Un inversor o ahorrista puede com- prar dólares o bonos en pesos a través de un agente de liquidación y compensa- ción. Puré para el perejil, rulo para el burgués A fines de septiembre se podían adquirir 1.000 dólares en bonos con $58.000, luego hacerse de bonos en dólares (el más usado es el A24), que luego se ven- den en pesos, aproximadamente a $62.000. Esta operación se va repitiendo y cada vuelta del “rulo” hace $4.000 de diferencia, legal. La operación puede lle- var media hora, hacerse por internet y girar los fondos a la cuenta por homeban- king, pero está reservado para un agente de bolsa y requiere una cuenta comi- tente. La brecha altísima también estimula “rulos ilegales”, solo para especialistas, que simulan importaciones, adquieren dólares oficiales, los giran a empresas fantasmas y luego los repatrían para ven- derlos en el mercado paralelo. Así, la di- ferencia es del 100%. En definitiva, cuidar las reservas es una compleja tarea, que necesita habilidades para evitar el puré, pero también contro- lar al burgués, sin castigar al que se quiere proteger. El desafío es encontrar un camino para elegir nuestras formas de ahorrar, sin dejar espacios a la especulación, que destruye nuestras reservas de valor. ¿Se podrá? Creo que sí.

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