La Pericana -Edición- 230 -21-11-2020
Sábado 21 de noviembre de 2020 19 bros de nuestra Policía. Tengo para mí que el éxito está ase- gurado. El CAVIG, no tengo duda al- guna, marcará un antes y un después de forma y de fondo en la Justicia no solo de San Juan. Quizás en algunas ocasiones deba- mos seguir el título del libro de un his- toriador “Mujeres tenían que ser”. Provengo de una casa donde la madre no le pidió permiso a nadie para progresar, ni en lo personal ni en lo profesional, sino que, sin temor a equi- vocarme, puedo afirmar que impuso condiciones. En el curso de esta semana he fir- mado la resolución que, quizás, mayor satisfacción me ha dado a lo largo de mi desempeño como fiscal general, esta es la asignación de personal del Mi- nisterio Público que prestará funciones en el CAVIG. Se sabe que CAVIG será, a partir del viernes próximo, el Centro de Abordaje de Violencia Intrafamiliar y de Género, eso ya lo contamos Por la precitada resolución hemos de- signado los representantes del Minis- terio Público en ese organismo, con una particularidad, son todas mujeres de pro- bada idoneidad y compromiso. En efecto, habrá una fiscala coordina- dora de trayectoria, 14 ayudantas de fis- calías provenientes o de Flagrancia, con 3 años de calle e instrucción, o de juzga- dos penales con tareas de instrucción e investigación. Por ahora serán 4 psicólogas, asistente social y psicopedagoga, además de per- sonal de la salud. Por supuesto prestarán funciones, también, personal profesional y miem- Mujeres... temas de la justicia Escribe Eduardo Quattropani Fiscal General de la Corte de Justicia de San Juan s s s s s s s L a Onomástica, como disciplina de la Lingüística, tiene dos divisiones prin- cipales: la toponimia (del gr. topos=lugar + onoma= nombre), el estudio de las pa- labras que designan los nombres de lu- gares; y la antroponimia (del gr. anthropos=hombre + onoma= nombre), que es el estudio de las palabras que de- signan los nombres y apellidos de las personas. No escapa a nuestras reflexiones, la con- fusión conceptual que se tiene con res- pecto al nombre, lato sensu, y el nombre de pila en sentido cristiano. Al referirnos a apellidos de los pueblos originarios debe- mos tener en cuenta que no podemos ha- blar de lo que modernamente entendemos por nombres en oposición a los apellidos. Hablar de apellidos indíge- nas es hablar de designaciones propias de pueblos originarios, ya que en aque- llas épocas solamente algunos poseían De apellidos de los pueblos originarios (2da. Parte) el poder de las palabras Escribe Aída Elisa González de Ortiz Directora del Instituto de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar (INILFI) de la FFHA de la UNSJ. Miembro de la Academia Argentina de Letras designativos autónomos, esto es, los ca- ciques, jefes de familias o cabezas de parcialidades que daban sus nombres a un conjunto de habitantes e incluso, y muchas veces, a un lugar. Desde la Etnohistoria nos hemos enca- minado al estudio de la documentación de la cultura e historia de los pueblos ori- ginarios. Hecho que nos permitió el rele- vamiento de datos históricos etnolingüísticas, y también siempre aten- tos, al trabajo de campo para el rescate de datos antropológicos de esas culturas. La importancia de este tema nos compro- metió a elaborar un Diccionario que contará con un Corpus en donde cada apellido contendrá información lingüístico etnográfica de las personas que confor- maban las distintas etnias. Hay apellidos que aún tienen vigencia en la Argentina, como es el caso de Aballay, Talquenca, Huaquinchay / Guachinkay, Allayme, Sayanca, etc.
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