La Pericana -Edición- 239 del 20-02-2021

fuera feliz. Y me exigieron mucho. Pero ¿qué mundo me dejaron? Pues mirad, me dejaron: 1. La guerra civil española 2. La segunda guerra mundial 3. Las dos bombas atómicas 4. La guerra de Corea 5. La guerra de Vietnam 6. La guerra de los Balcanes 7. La guerra en Afganistán 8. La guerra en Irak 9. La guerra constante en medio oriente 10. Internet 11. La globalización Y no sigo, porque ésta es la lista que me ha salido de un tirón, sin pensar. Si pienso un poco, escribo un libro. (Yo podría agregar la pandemia del COVID19, el HIV SIDA, la poliemielitis) l l l ¿Vosotros creéis que mis padres pen- saban en el mundo que me iban a dejar? ¡Si no se lo podían imaginar! Lo que sí hicieron fue algo que nunca les agradeceré bastante: intentar darme una muy buena formación. Si no la adquirí, fue culpa mía. Eso es lo que yo quiero dejar a mis hijos, porque si me pongo a pensar en lo que va a pasar en el futuro, me en- trará la depre y además, no servirá para nada, porque no les ayudaré en lo más mínimo. A mí me gustaría que mis hijos y los hijos de ese señor que me ha escrito y los tuyos y los de los demás, fuesen gente responsable, sana, de mirada limpia, honrados, no murmuradores, sinceros, leales. Lo que por ahí se llama “buena gente”. Porque si son buena gente harán un mundo bueno. Por tanto, menos preocuparse por los hijos y más darles una buena forma- ción: que sepan distinguir el bien del mal, que no digan que todo vale, que pien- sen en los demás, que sean genero- sos. . . . En estos puntos suspensivos podéis poner todas las cosas buenas que se os ocurran. l l l Al acabar una conferencia la semana pasada, se me acercó una señora joven con dos hijos pequeños. Como también aquel día me habían pregun- tado lo del mundo que les vamos a dejar a nuestros hijos, ella me dijo que Sábado 20 de febrero de 2021 s 3 s “Mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabilidad es un 97% suya y si salen mal, también, no arreglaremos las cosas”. le preocupaba mucho qué hijos íba- mos a dejar a este mundo. A la señora joven le sobraba sabiduría, y me hizo pensar. Y volví a darme cuenta de la importan- cia de los padres. Porque es fácil eso de pensar en el mundo, en el futuro, en lo mal que está todo. Pero mientras los padres no se den cuenta de que los hijos son cosa suya y de que si salen bien, la responsabili- dad es un 97% suya y si salen mal, también , no arreglaremos las cosas. l l l Y el gobierno y las provincias se ago- tarán haciendo planes de educación, quitando la asignatura de Filosofía y volviéndola a poner, añadiendo la asignatura de Historia de mi pueblo (por aquello de pensar en grande) o quitándola, diciendo que hay que saber inglés y todas estas cosas. Pero lo fundamental es lo otro: los pa- dres. Ya sé que todos tienen mucho trabajo, que las cosas ya no son como antes, que el padre y la madre llegan cansa- dos a casa, que mientras llegan, los hijos ven la tele basura, que lo de la li- bertad es lo que se lleva, que la autori- dad de los padres es cosa del siglo pasado. Lo sé todo. TODO. Pero no vaya a ser que como lo sabemos todo, no haga- mos NADA. Leopoldo Abadía P. D . 1. No he hablado de los nietos, porque para eso tienen a sus padres. 2. Yo, con mis nietos, a merendar y a decir tonterías y a reírnos, y a contarles las notas que sacaba su padre cuando era pequeño. 3. Y así, además de divertirme, quizá también ayudo a formarles.

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