La Pericana 245 del 03-04-2021

15 Sábado 3 de abril de 2021 sensibilidad popular. Es evidente la existencia de una ma- gistratura joven y con vocación de cumplir con rigor sus funciones, lo que perfila un futuro muy cercano de jóvenes aplomados, jueces de merecido presti- gio ciudadano. Esa es, a mi criterio, la realidad del sis- tema penal, solo hace falta que no les cortemos las alas a sus operadores; solo hace falta, a más, que no les demos el gusto a los pícaros que intentan hacer creer que somos todos iguales. No es cierto. Nadie está condicionado. Tampoco, claro está, nadie está dispuesto a per- forar la ley convirtiéndose en dueño del destino de las personas por presión de otros que no sea la ley. R esulta, al menos, hiriente y doloroso escuchar los murmullos de quienes sostienen que determinados casos en el fuero penal no tendrán una resolución justa, por estar condicionados por la po- sición de los involucrados. Creo que quienes sostienen esa po- sición, paralizante y condicionante, no se han dado la posibilidad de verificar no solo el cambio de paradigma en el sis- tema sino, y fundamentalmente, no ad- vierten el profundo cambio en los operadores de ese sistema. En efecto, está claro, clarísimo, que hoy por hoy el sistema expone a todos ante la sociedad, lo que garantiza trans- parencia y celeridad, que viene ínsita en el proceso. Está claro, también, que el Ministerio Publico Fiscal ha sido copado por un “ejército” de gente joven apasionada por lo que hace, acostumbrada a mirar a los ojos a las víctimas y con la natural capaci- dad para ponerle oídos al reclamo y a la Rescatando conceptualmente a la justicia temas de la justicia Escribe Eduardo Quattropani Fiscal General de la Corte de Justicia de San Juan s s s s s s M i prima tenía un sistema infalible para saber su estado físico. Decía que si pasaba delante de una obra en construcción sin novedad, es- taba bien o flaca, pero si pasaba y los obreros le decían piropos y otras cosas, era que estaba subida de peso. Así sabía si tenía que hacer régimen de comidas y gastar calorías en el gim- nasio. Era práctica, no contaba calo- rías; tampoco estricta. Simplemente, morfaba menos y paseaba más. No de- sesperaba y tenía sus sistemas para todo. Era de esa clase. Se medía la ropa, si le quedaba chica, toda la fami- lia comía menos por unos días hasta que se le sublevaran y regresaba, en- tonces, a lo de siempre. Ella también porque no iba a hacer dieta mientras los demás le daban al diente. Al gimnasio iba cuando tenía para pagar la cuota y hasta que se cansaba o se cambiaba a otro con más amigas con quien conversar, de ida, adentro y de vuelta. Gastaba más calorías en hablar que en flexiones. Raras veces iba a na- tación, porque cuando debería ir por Cuestión de peso algo de alguien Escribe Gustavo Ruckschloss desmarcaba, no la querían a ella sino a su fi- gura, su apariencia. Entonces, las ignoraba y listo. Tenía ropa para rellenita y ropa para más delgada, ella decía que así cambiaba y no usaba lo mismo. Demás está decir que gas- taba más en nutrirse que en ropa. La recuerdo con mucho cariño, porque se nos fue pronto tras un atracón que la superó. sobrepeso, no le entraban las mallas, y cuando le quedaban bien ¿para qué iba a ir? Tenía la gran virtud de no de- sesperarse como las demás. Decía que prefería la alegría de una buena comida antes que algún gramo menos. Decía que quienes la querían, era por ella misma no por su tamaño ni su peso; y que, quienes la miraran mal cuando se

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