El Nuevo Diario - page 3

P
ara países que han vivido siglos de
democracia, puede parecer poco.
Quienes estas líneas escribimos y que hoy
tenemos la responsabilidad de conducir
este medio, casi podríamos decir que naci-
mos con la democracia. Teníamos sólo
diez años cuando los argentinos decidieron
que nunca más un golpe de Estado inte-
rrumpiría la vida de este pueblo.
● ● ●
Las generaciones que nos precedieron ha-
blan de hechos que la mayoría de la clase
dirigente empresarial, política, gremial, pro-
fesional que hoy ocupa puestos de rele-
vancia, estudió en los libros o escuchó de
sus mayores.
Éramos muy niños para oír hablar de los
días de Malvinas, de desaparecidos, de re-
presión, de miedo, de bombas, de tortura,
de exilios.
● ● ●
Todo esto no es que no exista para noso-
tros.
Está en nuestra memoria genética.
Y está también en nuestras charlas y lectu-
ras.
Pero podemos hablar de otra realidad de la
que sí fuimos protagonistas.
Por ejemplo, de reformas constitucionales,
de nuevas instituciones, de garantías y
controles, de votar como un hecho natural,
de aceptar el resultado de esa votación
como un hecho también natural, de salir a
la calle sin miedo a que nos detengan por
haber olvidado el documento en casa, de
que la desaparición de una persona sea
noticia esporádicamente por lo anormal y
no por lo cotidiano.
De poder pensar distinto y convivir con
esas diferencias.
● ● ●
Pero si sólo nos quedáramos en estos con-
ceptos, creeríamos vivir en un paraíso y
que todo ya está hecho. Y esto no es así.
● ● ●
Falta mucho para consolidar la democra-
cia.
Y esto ha tenido sus expresiones en sus
momentos difíciles.
Democracia no puede representar sobre-
saltos permanentes traducidos en periodos
de alta inflación, en cacerolazos como ex-
presión popular no representada por quie-
nes deberían ser la voz de quienes los
votaron, incautación por parte del Estado
del ahorro privado, leyes de privilegio que
generan desigualdades, desprotección del
medio ambiente o desorden caótico en
nombre de la libertad.
Seguimos viendo una justicia que no siem-
pre actúa con eficiencia y siempre lo hace
con lentitud y también hemos visto enrique-
cerse rápidamente a muchos cuyo único
mérito fue alcanzar un puesto público o ser
amigo del poder.
● ● ●
E
l Nuevo Diario es el ejemplo más
representativo de estos años. Sig-
nifica el cambio desde aquellos
años oscuros en los que se acallaban
todas las voces a esta realidad en la que
nadie pone en juego su vida por decir lo
que piensa.
Y ese es nuestro compromiso para los
años por venir: por otros 30 años de demo-
cracia.
democracia
años de
30
Por otros
Viernes 3 de enero de 2014
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