El Nuevo Diario - page 32

Viernes 2 de junio de 2017
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DEPORTES
JUAN DE DIOS ACOSTA,
ENTRENADOR DE BOXEO
múdez vio condiciones en Juan de Dios y
por eso le preguntó a Norberto, el padre
de Acosta, si podía ir a entrenar a Men-
doza y así lo hizo. Con 17 años, Juan se
instaló en Chacras de Coria, muy cerca
de donde vivía Locche que a esa altura ya
era campeón mundial Superligero.
A brillar
E
n Mendoza, Acosta comenzó a en-
trenar en el mismo gimnasio de
Las Heras en el que también se
preparaba El Intocable Locche. En julio de
1974 Acosta debutó como profesional en
la categoría ligero y ante Juan Carlos
Ochoa. Acosta ganó ese combate y con el
correr de los meses Bermúdez vio que era
el boxeador ideal para “guantear” con
Locche y así se convirtió en sparring y
amigo del campeón. “Con Nicolino tuve
una gran amistad. Íbamos junto a entrenar
y además varias veces hice peleas de se-
mifondo cuando Locche peleó en el Luna
Una vida con los
guantes puestos
A los 12 años aprendió a
boxear y a partir de ahí
comenzó una carrera en la
que llegó a combatir en la
época dorada del Luna Park.
Hoy es un maestro del box y
sueña con que sus pupilos
sean campeones.
A
Juan de Dios Acosta le gusta ha-
blar de boxeo subido a un ring. Allí,
le da una entrevista a El Nuevo
Diario y en el centro del cuadrilátero habla
moviendo los brazos como cuando los
usaba para lucirse en su época de boxea-
dor profesional. En ese hábitat, que ya es
natural en su habla, mira las cuerdas de
ese escenario deportivo y recuerda las im-
borrables peleas en las que fue protago-
nista en el mítico Luna Park, pero no se
queda en ese pasado ilustre porque este
sanjuanino de 64 años hoy sigue dándole
la vida al box preparando jóvenes prome-
sas y sosteniendo el humilde club Estrella
Junior, donde está el ring desde el que
habla. “Quiero que los chicos que entreno
aprendan a boxear”, contó Acosta, quien
sueña con ver a uno de sus pupilos levan-
tar un cinturón de campeón.
La primera vez
U
na noche, a los 12 años, Juan de
Dios Acosta caminaba desde su
casa en Santa Lucía hasta la Es-
cuela Boero, donde cursaba en horario
nocturno. En ese camino un auto casi lo
atropella y Acosta reaccionó. El conductor
del auto también lo hizo pero Juan re-
cuerda que él se “acobardó” con la actitud
del automovilista. Ese incidente cambió su
vida y hoy recuerda que en ese momento
decidió “hacerse hombre” y aprender a bo-
xear. Con esa idea llegó hasta el club Lan-
dini, donde comenzó a ser entrenado por
Pepe Martín, su primer técnico. Rápida-
mente Juan descubrió que tenía las condi-
ciones necesarias para dedicarse al box y
lo hizo, pero además muy pronto llegó otro
momento que fue un hito en su carrera. En
el Landini conoció al mendocino Francisco
“Paco” Bermúdez, el histórico entrenador
del aún más histórico Nicolino Locche. Ber-
Park”, contó Juan de Dios. Sus manos lo
llevaron al estadio donde se realizaron las
peleas más importantes de la historia del
boxeo argentino y en una verdadera época
dorada de ese deporte en el país. El san-
juanino Acosta participó en esas veladas
en las que literalmente Buenos Aires se pa-
raba ver a Nicolino. “Pelear en Luna fue fa-
buloso –rememoró Acosta-, además
estaba cerca de Nicolino y así pude cono-
cer a muchísimas personalidades de la
época”. En total, fueron cuatro combates
en el Luna y en sus 31 peleas como profe-
sional, Juan ganó 21, perdió 8 y empató 2;
también fue campeón sanjuanino, mendo-
cino, campeón argentino categoría novi-
cios, campeón argentino de veteranos y
campeón trasandino.
Desde afuera
L
a carrera de Juan de Dios Acosta no
fue sencilla porque mientras compe-
tía tenía que lidiar con un problema
de peso que lo fue acorralando. “En una
época subía y bajaba de peso constante-
mente, lo que me perjudicaba. Después se
descubrió que tenía problemas en la glán-
dula tiroides”, afirmó Acosta, quien colgó
los guantes en 1979 tras perder una pelea
con Manuel Edmundo López. “A López ya
le había ganado antes y después de perder
esa pelea me di cuenta que ya había
hecho todo lo que tenía que hacer en mi
carrera. Si seguía peleando era para que
seguir recibiendo golpes”, sentenció Juan,
pero el retiro no fue un trago amargo por-
que al poco tiempo comenzó a enseñar el
deporte y ahí se dio cuenta que podía se-
guir su comunión con el box.
En su etapa de técnico, Acosta pasó por
varios clubes hasta que hace algunos años
llegó a Estrella Junior de Villa del Carril.
Hoy su segunda casa en la que no detiene
su misión: enseñar boxeo. Acosta entrena
hoy a Carlos Sardinez, uno de los pugilis-
tas con más proyección de la provincia,
pero más allá de este importante proyecto,
el reconocido técnico quiere mantener viva
la llama de un deporte que ama. “Yo busco
que los chicos lleguen al club para poder
enseñarles a boxear. No quiero que sean
un Locche, solo quiero que aprendan a bo-
xear y lo hagan bien”, cerró Juan de Dios
Acosta.
Presente
prometedor
E
l pasado sábado Carlos Sar-
dinez consiguió su noveno
triunfo como profesional en
igual cantidad de combates. El púgil
que es entrenado por Juan de Dios
Acosta mostró ese día, ante el cordo-
bés Matías Iriarte, su buen momento
y acrecentó sus chances de pelear
por cosas importantes. “El promotor
Mario Arano me dijo que el “Bebe”
Sardinez ya está listo para un com-
bate por el título argentino, pero yo
no creo que sea así. Todavía le falta
crecer un poco más”, afirmó Acosta,
quien además definió a Sardinez
como un boxeador “fuerte, que se
ubica muy bien en el ring y es muy
obediente”.
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