Juan Carlos Bataller
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Anécdotas de la política sanjuanina
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Pasó el tiempo y Ruiz Aguilar viajó una vez más a la Capital,
para entrevistarse con el presidente.
Naturalmente, los viajes de Ruiz Aguilar tenían un objetivo
preciso: conseguir fondos.
No le fue muy bien, ya que poco es lo que consiguió.
No obstante, recordó que en el PAN no tenían azucarera y le
pidió a su colaborador Reynaldo Botella:
—Mirá Botellita. ¿Porqué no vas y comprás una azucare-
ra, la más barata que consigas, para regalarle a Fernando
Alfonsín?
Botella fue a uno de esos negocios de todo por dos pesos y
consiguió una azucarera, de esas de lata, realmente impresen-
table.
—Doctor, yo le traje la más barata como usted me pidió. Pero
la verdad es que es muy fea...
—No, no. Está perfecto.
Haceme el favor, envolvela en un
papel común, de los que usan en los almacenes.
Así hizo Botella.
El mismo Ruiz Aguilar se encargó de atar el paquetito con una
piola. Le colocó una tarjeta y esa tarde, cuando fueron a ver a
Fernando, le llevó la azucarera.
Las risas se escucharon en todo el edificio del Plan
Alimentario cuando Alfonsín leyó la tarjeta del gobernador de
San Juan.
“Gracias a la ampliación de partida que acabo de lograr en
la presidencia de la Nación me pudo permitir regalarle esta
azucarera. Con afecto, Jorge Ruiz Aguilar, gobernador de San
Juan”.
Cada vez que Ruiz Aguilar visitó el PAN, Fernando Alfonsín
se preocupó de que se le sirviera el azúcar en la famosa azuca-
rera.
(Contado por Reynaldo Botella)
las salidas nocturnas
H
abía algo que aterrorizaba a los colaboradores de Ruiz
Aguilar:
que les pidiera que lo acompañaran en algu-
nas de sus salidas nocturnas.
El gobernador solía reunirse con correligionarios, en alguna
casa. Otras veces las reuniones se hacían en Cabú, un boliche
de no muy buena fama de la zona de Rawson.
Ruiz Aguilar llegaba a medianoche, comía con amigos, charla-
ba de política.
Pero lo peor era cuando a las 2 de la mañana se le ocurría:
-¿No hay unos matecitos para tomar?
Si le servían mate, la charla seguro que se prolongaba hasta las
5 de la mañana.
Era el estilo de Ruiz Aguilar, fuera gobernador o estuviera en
el llano.
(Contado por Reynaldo Botella)
Jorge
Ruiz
Aguilar
