QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO I

157 Qué hiciste con tu vida —Vamos a comenzar hablando de cómo se llega a ser paleontólogo. Hablame un poco de tu infancia. —Mirá yo creo que mi primera aproximación a lo que en el tiempo terminó siendo un paleontólogo ha sido básicamente el campo. Mi viejo, desde chicos nos llevaba siempre. Otros los llevan a los clubes, a las playas, la salida de domingo con mi padre y en familia era irnos a algún lugar en el campo, generalmente lleno de piedras y cactus y nada más. Y suerte si había algún algarrobito viejo. Y ahí íbamos a comer un asado. A mí desde entonces me quedó muy pegada esta sa- lida al desierto, es una cosa que me apasionó mucho. Creo que de ahí me viene porque realmente lo disfrutaba mucho y lo sigo disfrutando hoy en día. Es un placer salir al campo. —Siempre empezamos tratando de ver los orígenes. En tu caso ha- blar de tu padre, de Rufino, es hablar un poco de la génesis de El Nuevo Diario y de todo lo que vino después. La influencia de él fue tremenda. ¿Cómo influyó en vos? —Creo que de muchas formas. Realmente más allá de ser mi padre lo admiré mucho toda la vida y con todos los defectos humanos que ha tenido, como los tenemos todos. Esa es una de las grandes ense- ñanzas que me dejó, no juzgar a los demás. Una cosa que con el tiempo veo que es central en mi vida es no juzgar la vida de los otros, ni cómo se comportan ni lo que quieran hacer. Esa mente am- plia, una cuestión existencialista, el respeto por los demás, que viene unido a la honestidad y un montón de valores, son los que más res- cato de mi padre. —Vos saliste de un lugar donde se mezclaban un intelectual, por- que Rufino escribía periodismo pero escribía poesía, historiaba, ha sido el primer director de Cultura de esta provincia, pero además es- taba casado con una pintora. Era una mezcla artística. —Sí. Realmente era una mezcla y me gustaba mucho eso. Siempre me gustó muchísimo la pintura, el teatro también me gusta pero la pin- tura me enloquece. No soy crítico ni mucho menos pero si por ahí sé reconocer si algo es bueno y me gustaba mucho porque era un tema que en mi casa se hablaba a diario. Si tengo un recuerdo de cuando era niño, era que me levantaba en la mañana bien temprano y mi papá con mi mamá se ponían a tomar mate con la pavita al lado de la co-

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