QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO III

170 Juan Carlos Bataller nativos y les permitió que ellos devolvieran con su trabajo, esfuerzo y su cariño todo lo que habían recibido. Son eternos agradecidos, tanto que mi padre nunca quiso volver al Líbano. Creía que la Argentina era su destino definitivo al punto que se preocupó por aprender a ha- blar bien el castellano. Lo hablaba perfecto y eso que vino cuando tenía diez años. No tenía una tonada, él se consideraba argentino. Es muy importante la forma en la que tomaron este país. Creo que ahí vino la retribución, lo que Argentina les permitió y lo que ellos le de- volvieron: el esfuerzo, el trabajo, el progreso y se quedaron como ar- gentinos, de los más orgullosos. —¿Y cuántos eran los Madcur que llegaron acá? —Mi abuelo tenía tres hijos, dos mujeres mayores que mi padre y mi padre. Después vinieron otros Madcur pero se casaron entre sí. Eran familias muy cercanas, al punto que un primo de mi padre se casó con una de sus hermanas, no es una familia muy extendida. La familia de mi madre es de apellido Quintar. Otro embajador que estuvo desde 1995 hasta 2001 en Argentina casualmente era del mismo pueblo de mi madre, nos alcanzamos a conocer aquí. Ellos tuvieron una predis- posición a entregar todo lo mejor que tenían. —¿A qué se dedicó tu papá acá? —Mi padre había empezado a estudiar Ciencias Económicas y cuando se instaló en Caucete, habrá tenido unos 18 años, empezó a trabajar en una bodega de otro paisano, de Ahún. Ahí siguió estudiando contabi- lidad por correspondencia. Impresionante, porque adquirió todos los conocimientos durante dos o tres años. Después como estaba en el tema vitivinícola se animó y alquiló una bodega de un amigo, Goransky, en 25 de Mayo, que tenía una casita a la que se fue a vivir. Y ahí nací yo al poco tiempo de llegar al lugar, ● Está casado con Alicia Aída Carrozzo y tiene 6 hijos que le han dado numerosos nietos.

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