QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO IV

127 Qué hiciste con tu vida —Rodolfo Ferrer, ¿cuándo arranca tu memoria? —Por suerte tengo una buena memoria desde la niñez, así que me acuerdo de esas cosas raras que normalmente los niños no recuerdan. Yo tengo una memoria visual y auditiva, por lo cual he sido un niño peligroso porque aquellas cosas que se hablan en familia y que los niños no se tienen que enterar, por ejemplo hablando en jerigonzo, yo inmediatamente pude dilucidar qué decían y así me enteraba de mu- chas cosas. Por eso, soy un referente familiar y cuando tienen que acordarse de algo y no saben, me llaman y me preguntan. —De cualquier forma, dicen que la memoria es muy mentirosa, que muchas veces recordamos algo pero le vamos agregando elementos y va cambiando. —Si la queremos arreglar, porque algunas cosas no las queremos re- cordar o no queremos verlas como son y las decoramos pero la verdad es que si, he tenido una memoria desde muy chico y de muchas situa- ciones. —Vos naciste en una familia copetuda: los Ferrer Yanzi —Así es —¿Cómo fue tu niñez? —Siempre dije que tuve una madre victoriana, que nos dieron una educación victoriana pero con un enorme amor. De hecho nunca, ni a mí ni a mi hermana, nos tutearon. Nuestros padres nos trataron de usted pero en ese respeto, que se imponía naturalmente, había un gran amor y un gran cariño. Siempre digo que no sé lo que es un tirón de oreja, no sé lo que es un grito, no sé lo que es un chirlo y mi her- mana, tampoco. Eso creo que también influye mucho cuando un niño recibe cariño, afecto, amor y respeto y lo va a vivir en la adultez. —Tenés buenos recuerdos de tus padres… —Yo me acuerdo que en alguna oportunidad a mi padre le deben haber pagado alguna deuda de una juguetería por algún embargo y nos llevaron y nos dijeron: pueden elegir un juguete. Y sacamos uno, no pedimos sacar dos. Esto también tiene que ver con la perso- nalidad de uno, con la forma de ser de uno por la educación que re- cibió.

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