La Pericana -Edición- 204

Y allí estaba con el Negro Mendoza, tratando de entusiasmarlo en mi nuevo proyecto. -Sí, Negro, yo creo que un semanario puede andar en San Juan. -¿Y de cuantas páginas pensás hacer cada edición? -De 32 páginas tabloide. -¿32? ¿Estás loco? En San Juan no hay temas para hacer cada semana 32 páginas. -Yo creo que sí. -Vos estás acostumbrado a los dia- rios, que se manejan con otros pará- metros. El semanario toca grandes temas y en San Juan... ¿de qué se habla? -Decímelo vos. -De la vitivinicultura, la CAVIC, el se- guro agrícola, los sueldos de los em- pleados públicos, la construcción de Jueves 21 de mayo de 2020 4 mero al que confiaba mi proyecto. Por aquellos años el Negro estaba de- dicado a la docencia y tenía una agen- cia de publicidad. Yo ya no era un periodista bisoño. Tras estar algunos años en el Cuyo había sido corresponsal de Clarín en San Juan. De ahí a la redacción en Buenos Aires, donde me había desem- peñado como secretario de Redacción y en 1980, el salto a Italia, como corres- ponsal en Roma y la Santa Sede del que en ese momento era el diario más importante del mundo en idioma espa- ñol. Habían sido años profesionalmente muy ricos. Pero todo un día acaba. Y mi relación con Clarín también ter- minó en 1982. l l l A fines del 82, el regreso a San Juan y una decisión que a muchos extrañó: mi primer alejamiento del periodismo. El país recuperaba su democracia y, como tantos otros, creí que con 35 años de edad, una trayectoria detrás y un libro publicado por la editorial fran- cesa Hachette (“Cómo y porqué sobre- vive Italia”), había llegado la hora de volcar mis afanes a la política. A pesar que en Italia los tantos se mez- clan y un periodista no deja de ser con- fiable por militar en un partido, en mi concepto la opción siempre fue de fie- rro: -Quien hace política no puede hacer periodismo. Dejé el periodismo. Y fui electo presidente del MID, Movi- miento de Integración y Desarrollo. l l l Me pasé dos años promoviendo el de- sarrollo nacional, hablando de la nece- sidad de contar con una fuerte industria sostenida por una pujante minería, por la siderurgia, la petro- química, un agro tecnificado... Pero la política pasaba por otros carriles. A nadie le interesaban las propuestas para un desarrollo na- cional, para un nuevo modelo de provincia. En 1985, con muchas menos ilusio- nes, decidí que aquello no era para mí. El olor a tinta me llamaba de nuevo. Dejé la política. viviendas, algún hecho policial, el deporte, las escuelas... y poco más. l l l Tenía razón el Negro. Desde que me inicié en el periodismo en 1968, yo fre- cuentaba el café de la Galería Estor- nell. Esas diarias charlas con los amigos era algo que extrañé en los años en que estuve fuera de San Juan. Pero recuerdo que cuando volví a radi- carme tras seis años de ausencia, volví al café y estaban los mismos amigos, hablando de los mismos temas. Es más, recién a los diez minutos de estar charlando con ellos uno advirtió mi pre- sencia : “pero ¿vos no estabas en Ita- lia?” Por eso, tenía razón el Negro cuando decía que los temas de los que hablaba la ciudad eran muy limitados. -Eso es lo que hay que cambiar-, le respondí. l l l -¿Cómo? -Hay un San Juan por descubrir. Por ejemplo, hay un San Juan que tiene vida cultural y estoy convencido que le gustaría leer sobre música, plástica, li- teratura que se hace acá. -¿Te parece? -Sí, me parece. Y creo que tam- bién importa la vida social que mu- chos consideran un tema de “cholulos” pero tiene lectores en todo el mundo. A la gente le inte- resa saber qué hace otra gente. -Puede ser. -Y hay temas a los que nunca se le ha dado importancia como el desarrollo ur- Eran tiempos en los que San Juan hablaba de la vitivinicultura, la CAVIC, el seguro agrícola, los sueldos de los empleados públicos, algún hecho poli- cial, el deporte, las escuelas... y poco más. Pasar de 15 temas a 100 fue un verdadero desafío. s los comienzos de el nuevo diario El arzobispo, monseñor Italo Di Stéfano visitó El Nuevo Diario cuando co- menzó a publicarse todos los días. En la foto aparecen con quienes integra- ban la sección armado del diario. Nelio Espínola, responsable; Raúl Morales, Ricardo Bustos, Monseñor Di Stéfano, Nicolás Gómez, Héctor Carrizo, Jorge Názara y Daniel Manrique.

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