La Pericana - Edición 209 - 27-06-2020

Sábado 27 de junio de 2020 que unen la ciudad con Calingasta, a Jáchal con Iglesia, se hacen canales que permiten domesticar parte del de- sierto, surgen los puentes que posibili- tan a los vehículos el paso del río todo el año y una red de vías férreas conso- lida un sistema de transporte ferrovia- rio urbano y semi urbano que llegaba hasta el corazón en la ciudad. Todo eso en un clima de agitación polí- tica muy marcado, de enfrentamiento con la Nación e incluso de crímenes que conmocionan al país, como el ase- sinato del gobernador Amable Jones. l l l La tragedia mayor termina con esa etapa el 15 de enero de 1944. El terremoto tira por tierra ese San Juan mitad moderno, mitad colonial y hay que comenzar de nuevo. Y nace la ciudad moderna, con su arbolado, su línea de edificación, sus avenidas, sus barrios, su sistema de iluminación. Con sus debates a veces estériles, sus idas y venidas. Y el increíble aporte de fondos que se traduce en obras que dan trabajo y generan progreso. En esos años se crea la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Ciencias Na- turales, dependiente de la Universidad Nacional de Cuyo, que representaría un grandísimo aporte para la provincia. Con ese marco comienza un acelerado proceso de cambio –aun inconcluso- que es necesario comprender en toda su magnitud si queremos explicarnos procesos que estamos viviendo. Digamos que aun cuando no existe un concepto universalmente acep- tado de lo que se le llama “sociedad de la información”, la mayoría de los autores concuerda en que desde aproximadamente 1970 está en mar- cha un acelerado cambio en la manera en que las sociedades funcionan. Este cambio se refiere básicamente a que los medios de generación de riqueza poco a poco se fueron trasladando de los sectores industriales a los sectores de servicios. l l l ¿Qué pasaba en ese momento en nuestra provincia? En ese 1970 al que hacemos refe- rencia, San Juan terminó con la re- construcción de la ciudad, un proceso de grandes inversiones –provenientes del Tesoro Nacional y el Banco Hipote- cario-, que durante 25 años le permitió generar fuentes de trabajo acordes con el crecimiento natural de la población. Existía aun cierta capacidad de ahorro lo que hacía que en los bancos hubiera más depósitos que pedidos de créditos para inversión. Pero el sanjuanino se había acostumbrado a vivir de ese s s doble presupuesto que significaban las grandes obras públicas y privadas. l l l ¿Qué vino después? En los años 70 y 80 pretendimos se- guir viviendo de los fondos que en- viara el Estado Nacional. Mientras el mundo comenzaba a en- trar en la edad de los conocimientos, nosotros nos conformábamos con de- pender cada día más de la ayuda que viniera de Buenos Aires. El electorado se entregaba sin condiciones al polí- tico que demostrara mayor poder en el gobierno nacional. Es así como festejábamos si un go- bernante anunciaba que la Nación construiría un dique o lograba un punto más en la coparticipación. l l l En la segunda mitad de los 80, se 1910 - Cruzar el río no sólo fue un problema para autos y carros. La lle- gada del ferrocarril agregó una nueva tarea: la construcción de puentes para que pasaran los trenes. Esta foto es de principios del Siglo XX, cuando se habilitó el paso ferroviario del Ferrocarril General Belgrano a través del río San Juan a la altura de Alto de Sierra. s s s Nosotros, los sanjuaninos, lejos de incorporarnos a la sociedad de la información como motor de desarrollo y progreso volvimos a los orígenes: apoyamos incondicionalmente a los gobernantes que lograban arrancarle al gobierno nacional la promoción agrícola. Es decir, nos enamoramos de la era preindustrial. 5

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