Esta es la historia de una
tradicional familia sanjua-
nina que tuvo mucho que
ver con la política local.
Una de sus figuras fue
Belisario Albarracín Do-
mínguez, que fue canto-
nista, diputado nacional y
estuvo involucrado de di-
ferentes maneras en he-
chos históricos de la
provincia, como el aten-
tado a Aldo Cantoni.
De herencia
conservadora, a la
amistad con los Cantoni
“Mi padre era el hombre que más quería
a San Juan”, recuerda Belisario Albarra-
cín Smith, que lleva el mismo nombre
que su papá, Belisario Albarracín Do-
mínguez y que cuenta que su padre
siempre decía que el cielo era San
Juan.
Belisario padre era hijo de otro Belisario,
que era abogado, político conservador y
ocupó una banca en el Congreso de la
Nación como diputado nacional.
Este
último se casó con Celia Domínguez
del Carril de la Roza y tuvieron a
Pedro Luis, Víctor, Eva, Claudia,
Elisa, Ana, María y Belisario
, protago-
nista de esta historia.
Belisario nació en 1882 y al terminar la
escuela comenzó a trazar un camino si-
milar al de su padre, que falleció siendo
joven. En Buenos Aires comenzó a estu-
diar abogacía y, a la par, medicina. Esto
fue así hasta que, durante unas vaca-
ciones en su provincia natal, lo sorpren-
dió un requerimiento del entonces
gobernador de San Juan, Victorino Or-
tega (1911-1914). La familia Albarracín
Domínguez vivía sobre calle Rivadavia,
entre Tucumán y Avenida Rioja y tenía
fincas en Santa Lucía, angaco y Valle
Fértil. Allí se encontraba el joven junto a
sus hermanos cuando llegó un carro ti-
rado por caballos enviado por Ortega,
con la orden de llevarlo frente al funcio-
nario. Al llegar a la oficina del principal
mandatario de la provincia, este le or-
denó a su secretario “haga un decreto
nombrando a Belisario ministro de go-
bierno… si usted es hijo de Belisario
tiene que ser inteligente como él”. Así
comenzó su carrera política y, a pesar
de que siempre lo llamaron “doctor”, no
logró terminar con sus estudios universi-
tarios.
Su militancia comenzó con un gobierno
conservador pero una serie de sucesos
lo acercaron a los hermanos Cantoni. El
primer contacto con ellos fue en un acto
que Federico hizo cerca de la casa de
los Albarracín Domínguez. Celia estaba
muy enferma, así que Belisario le pidió a
Cantoni que suspendiera la actividad y
no hiciera ruido porque su madre estaba
delicada. Ante la negativa del bloquista,
Belisario dispersó a los tiros a quienes
se habían reunido. Luego, el tiempo
cambió las cosas, cuando Pedro Luis Al-
barracín cayó gravemente enfermo.
Este le pidió a su hermano Belisario que
buscara a Federico para que lo aten-
diera, pero él se resistía a hacerlo. La si-
Viernes 9 de diciembre de 2016
tuación de Pedro llegó a oídos de Fede-
rico, que por cuenta propia decidió pre-
sentarse en la casa de la familia
Albarracín. A pesar de su inicial resisten-
cia, Belisario terminó teniéndole la mano
y desde ese momento comenzó a traba-
jar con él, comenzando por la fundación
del comité del partido bloquista en An-
gaco.
Un hombre de carácter
en tiempos violentos
De carácter fuerte, Belisario no se ame-
drentaba frente a las provocaciones,
menos aún con las faltas de respeto y
siempre buscaba proteger su honor con
las metodologías propias de la época.
En ocho oportunidades se batió a duelo
con pistolas, algunas veces en San
Juan y otras en Buenos Aires. En una
de esas ocasiones utilizó la pistola de su
tío, el coronel Sarmiento, la misma que
este usó cuando mató a Lucio Vicente
López, nieto del autor del himno nacio-
nal. Incluso retó a duelo al propio Fede-
rico Cantoni, cuando este lo acusó de
hospedar en su casa al presidente Ro-
berto Ortiz (1938-1942) para ser candi-
dato a gobernador. Federico negó el
desafío de Belisario y contestó que era
familias
sanjuaninas
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LOS ALBARRACÍN SMITH
Enrique J. Smith, Belisario Alba-
rracín Domínguez, Isabel Smith y
su prima Josefina Smith Strada.
En la foto los cuatro caminan por
la vieja rambla de Mar del Plata,
en los años treinta.
Una nota de
Noelia Escales
para Fundación
Bataller
Enrique J. Smith, diputado nacional por
el conservadurismo y considerado por
la prensa de principios del siglo XX
como uno de los “viejos más buen
mozo de su generación”.
Una tradicional familia sanjuanina
con protagonismo en la política