Viernes 29 de abril de 2016
E
l miércoles pasado, el tribunal
de la Sala Primera de la Cá-
mara Penal, donde se instruye
el juicio contra Pedro Oris y Alejandra
Ríos, rechazó el pedido del fiscal Gus-
tavo Manini de incluir contra Oris el de-
lito de “abuso sexual” en perjuicio la
menor.
Ese mismo día, el padre de la menor,
Javier Brusotti, y la asesora de Meno-
res Patricia Sirera, habían radicado la
denuncia contra Oris y ahora será el fis-
cal Fabrizio Médici quien deberá iniciar
una nueva investigación por este delito
para lograr enjuiciar a Oris por este de-
lito.
En la causa que se tramita, Oris es juz-
gado por el delito de homicidio agravado
en grado de tentativa y por lesiones
leves reiteradas hacia la menor.
Ya casi en el final del juicio
que se sustancia contra Pedro
Oris y Alejandra Ríos por
la feroz golpiza que le
propinaron a Camila Brusotti,
hija de mujer, las acusaciones
mutuas rompen el pacto
de silencio que mantuvo
la pareja.
S
i hay algo que está probado en el
juicio para determinar quién agredió
a Camila Brusoti, fue que ese día de
octubre de 2014, sólo había tres personas
en la escena: Una, la pequeña; las otras
dos, Alejandra Ríos, su mamá, y Pedro
Oris, expareja de la mujer. Por lo tanto, la
responsabilidad de la golpiza contra la niña,
que la dejó al borde de la muerte, está en
ellos.
La mentira esgrimida sobre que se cayó de
un caballo quedó atrás, al igual que el pacto
de silencio entre ambos y la abstención de
declarar del comienzo dio paso a las decla-
raciones pero sobre todo a las acusaciones
cruzadas, intentando desvincularse del gra-
vísimo hecho cometido.
“¡Oris miente! Si es tan hombre para pe-
garle a las mujeres y a los niños que se
haga cargo”
,
expresó Ríos ante los medios
esta semana al salir de una de las audien-
cias.
Ante el tribunal, Ríos sostuvo que tanto ella
como Camila eran víctimas de la violencia
de Pedro Oris, su expareja y padre de su
segunda hija.
“Varias veces Oris sacaba balas del arma
que tenía y me decía que una de ellas lle-
vaba mi nombre y el de Camila”, manifestó
entre lágrimas.
La declaración de Ríos buscó comprobar el
dominio agresivo que tenía Oris sobre ella y
su hija. Incluso expresó que Oris la agredía
físicamente y psicológicamente, le apun-
taba con el arma en el vientre mientras ges-
taba al hijo de ambos y la insultaba, y que
Camila observaba y escuchaba todo lo que
pasaba.
Según lo relatado por la exvicedirectora del
Colegio Saint Paul, los hechos de violencia
comenzaron a sucederse a partir de que ella
y su hija se fueron a vivir a una casa de la
familia de Oris que estaba ubicada en Alto
de Sierra, entre junio del 2012 y octubre
del 2014, cuando finalmente Camila quedó
internada.
En medio de sollozos, explicó que el primer
caso de violencia ocurrió en marzo del
2013 cuando el papá de Camila fue a bus-
carla al departamento donde vivía, y que
luego de un ataque de celos, Oris comenzó
a insultarla, la empujó, le pegó e intentó as-
fixiarla mientras estaba en el piso. Ríos
manifestó que inmediatamente Oris mostró
arrepentimiento y que le dijo que eso no
iba a ocurrir. Entonces, ella no lo denunció
y no le contó a nadie “porque le creí”.
Ante el tribunal, la mujer explicó que el
25 de octubre de 2014 Camila se fue con
Oris al fondo de su casa, en Alto de Sie-
rra, y que volvió golpeada. Que Oris le
explicó que se “había caído del caballo y
que se había cortado la mano con un
alambre del caballo” y que tras ese hecho
la menor quedó internada en el sanatorio
CIMYM.
Sobre los golpes que presentaba la niña,
dijo “nunca me di cuenta de la gravedad
en la que estaba mi hija. Hasta cuando
estaba inconsciente creía que se iba a
despertar”.
Ante la consulta del fiscal Gustavo Ma-
nini, sobre por qué nunca denunció lo que
vivió, Ríos explicó que “le tenía mucho
miedo a Oris. Sabía que lo que me decía
lo podía hacer. Que me iba a matar a mí,
a mi mamá y a mi papá y que tenía balas
para todos”.
Se rompió el pacto
entre Oris y Ríos
11
CASO CAMILA
La versión de Oris
P
or su parte, Pedro Oris, a quien sus
tres exparejas acusaron de violencia
durante el juicio, intentó desvincu-
larse del hecho declarando que Ríos era
quien golpeaba a Camila porque sostenía
que al ser la madre, eso le correspondía a
ella.
Sobre la agresión a Camila, explicó que
ese día “le dije hacé la tarea para que tu
mamá se ponga contenta así la sorpren-
dés, y Camila se puso a estudiar aunque la
señora Ríos le decía que le estaba to-
mando el pelo y la agarraba de los pelos” y
agregó que “le dio dos cintazos a Camila,
la nena le pedía que no le pegue más y
Ríos seguía, hasta que la agarró y la tiró,
Camila se cae y se pega con un mueble.
Ahí me metí yo para detenerla y Ríos gri-
taba, trate de detenerla y no pude. Camila
estaba como desvanecida. Yo le hablaba a
la señora Ríos y ella no reaccionaba”.
En su declaración, Oris sostuvo que “fuimos
a buscar a Camila que estaba en el baño, y
estaba tirada en el piso saltando como con
un ataque, torcida en el piso, con los ojos
blancos para atrás. La señora Ríos no reac-
cionaba, estaba como si nada. Alcé a Ca-
mila para llevarla adentro, Camila no
respiraba. Le hice respiración y le hablaba a
la madre para que llame a la ambulancia.
Estaba mojada, la cambiamos porque es-
taba mojada con la boca trabada y los ojos
hacia atrás”.
“15 minutos tardó la ambulancia, cuando la
llevamos al CIMYN en la receta una de las
doctoras puso violencia infantil y la señora
Ríos estaba muy alterada y enojada por
eso, lo único que le preocupaba a ella era lo
que le habían puesto en la receta. Cuando
la familia se enteró nos quisieron linchar a
los dos. Cuando fuimos a hacer la denuncia
el señor Diógenes estaba en la puerta y me
dijo te vas a pudrir en la cárcel”, agregó el
acusado.
Además dijo que “Ríos la reprendió siempre
en un estado de nervios” y que le pidió a la
mujer “que se la entregara al padre, pero no
quiso”.
El próximo martes será un día de alegatos,
en la recta final del proceso contra Ríos y
Oris, y más allá de las acusaciones mutuas,
será la Justicia quién decida quién es culpa-
ble.
Esta semana, Pedro Oris declaró en el juicio que se sustancia en su contra en la Sala Pimera de la Cámara Penal.
Pedro Oris y Alejandra Ríos, durante una de las audiencias.
Otro juicio contra el acusado