El Nuevo Diario - page 8

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Viernes 1 de marzo de 2019
UMA JANA ABALLAY SE PRACTICÓ UNA CIRUGÍA DE REASIGNACIÓN DE SEXO
Lo de la maternidad es
para una pareja hetero,
hombre y mujer
“Soy una mujer trans,
no me siento mujer”
hormonización primero, con tratamiento psi-
cológico, que es algo que te piden, y a partir
de allí las cirugías, implantes mamarios, fe-
minización de rostro para ayudar al cuerpo a
verse más femenino.
-Cuando empezás a tratarte, ¿qué cam-
bios internos percibís?
-Se te debilita el vello, se te feminiza el
cuerpo y el rostro, te disminuye la testoste-
rona. En mi caso no siento mi parte íntima,
la detestaba, ya me hice una parte de la ci-
rugía y ahora falta la otra.
-Independientemente de tu seguridad
respecto a cómo te percibías, ¿fue difícil
tomar la decisión para someterte a esta
cirugía?
-No, porque siempre fui yo, nunca me sentí
distinta. Como nunca me importó el qué
dirán, pese a algunas burlas, siempre tuve la
frente en alto, trabajé y estudié.
-¿Charlaste el tema con tu pareja?
-Lo charlé, le costó entenderlo pero sabe
que es algo que quise desde siempre.
-Estás en pareja, ahora te operás, ¿el pró-
ximo paso será luchar por adoptar un
chico?
-No está en mis planes el tema de la adop-
ción de los chicos porque tengo bien claro lo
que soy: una mujer trans, no me siento
mujer, no digo ser mujer. Para la adopción
está la pareja heterosexual, hombre y mujer.
-Es una postura excepcional.
-Tenemos distintos intereses, me siento tal
cual soy, me siento mujer trans pero no
mujer. A la mujer la respeto mucho porque
vengo de una mujer, pero eso de ser madre
es algo para una persona hetero. No es mi
caso y no estoy preparada, el rol de padre y
madre lo dejo para un hombre y una mujer.
-¿Este tema lo has hablado con otras chi-
cas trans?
-En la asociación Acercándosenos tenemos
compañeras. Algunas ejercen la prostitución,
otras no, respetamos a todas las que toman
su decisión de vida, pero evidentemente
pensamos distinto, tenemos en el ambiente
puntos de vista de distintos respecto a la
adopción.
-¿Qué persigue la asociación Acercándo-
nos?
-Buscamos dignificar la vida de las trans,
ayudarlas a tener un trabajo digno para
sacar a muchas compañeras de la calle, es-
tamos organizando la junta de las provincias
y queremos la aprobación del proyecto labo-
ral de inclusión para trans y travestis.
-¿Te costó insertarte laboralmente?
-Cuesta, pero va mucho en cómo uno lo
busca o se presenta ante la sociedad. Nunca
ejercí la prostitución ni me mostré desnuda.
Trabajé como empleada doméstica, fui em-
pleada del área social en el municipio de Ca-
lingasta. Trabajamos por otro tipo de
visibilización en la calle.
Dice que adoptar y criar chicos es para una
pareja conformada por un hombre y una mujer.
Los cambios que genera una decisión clave
en la vida de una persona.
A partir de abril iniciará el tratamiento de feminización de rostro.
Ya se hizo implantes mamarios.
Jana obtuvo
su DNI con
nombre de
mujer apenas se
aprobó la ley de
Identidad de
Género.
U
ma Jana Aballay, es el nombre que
consta en su DNI, el que cambió ape-
nas se aprobó la Ley de Identidad de
Género. Tiene 36 años, es peluquera y tra-
baja de manera independiente. También
forma parte de la asociación Acercándonos,
que brega por el trabajo digno para trans y
travestis y busca la inclusión laboral, además
de querer sacar a muchas compañeras de la
calle.
Jana, quien se identifica como mujer trans,
es la protagonista de una historia de la que
no hay muchas en la provincia. Es el tercer
caso, al menos desde que se aprobó la Ley,
de cirugía de reasignación de sexo en San
Juan. Hasta antes de la ley de Identidad de
Género, la intervención solo se hacía en
Chile y de manera particular, ahora sin nece-
sidad de mediar orden judicial las personas
trans pueden cambiar su nombre, foto y sexo
del DNI y acceder en los hospitales públicos -
también en centros privados por obras socia-
les y prepagas- a tratamientos hormonales y
cirugías para cambiar de sexo y reafirmar la
identidad autopercibida.
Jana, como le llaman sus amigos, familiares
y allegados, se hizo una primera parte de la
intervención en el Hospital Rawson; ahora
espera turno para la segunda etapa, cambiar
su pene por vagina. Luego vendrá la femini-
zación del rostro y ya pasó por los implantes
mamarios.
Jana sabe que hacer esta operación de ma-
nera particular le habría costado unos 100
mil pesos, aproximadamente. En sus planes
no está adoptar chicos y tiene una postura
excepcional que le vale críticas: está conven-
cida que lo de la maternidad y la paternidad
es para una pareja heterosexual, para un
hombre y una mujer.
-¿Qué te llevó a tomar la decisión de so-
meterte a esta intervención?
-En realidad desde los cinco años que siento
que estaba encerrada en un cuerpo de
varón, así que para mí no fue una decisión
difícil.
-¿Cómo tomaron el tema tus padres?
-Cuando uno tiene tiempo con esa inclina-
ción, siempre lo calla hasta una cierta edad
por el temor de que tus padres te corran, no
es mi caso. Me apoyaron cuando a los 14
años empecé a vestirme de mujer, a hacer la
vida que mi cuerpo deseaba. Siempre quise
tener pechos y vagina, oportunidad que se
dio con la ley de Identidad de Género, a par-
tir de lo cual empecé a tratar mi cuerpo, con
Otros casos
J
ana fue el tercer caso de ci-
rugía para reasignar sexo
de hombre a mujer, desde
que se aprobó la ley; pero hay
tres casos en espera para que la
reasignación sea de manera in-
versa, mujeres que quieren ser
hombre.
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