QUE HICISTE CON TU VIDA - TOMO II

156 Juan Carlos Bataller que mató más soldados que los que se murieron en la guerra. Estaban amontonados en campos de concentración y se enfermaron rápida- mente. Ese falleció ahí. Mi padre era de un pueblo donde fabricaban los telares para hacer las medias de nailon. —¿Ya existían las medias de nailon? —De seda. Y a él lo habían entrenado en poner a punto los telares. Lo hizo en Grecia, en Francia, en Uruguay. —Anduvo viajando por varios lugares. —Sí, y después vino a Buenos Aires, la conoció a mi mamá y se casa- ron. —¿Por qué se vino la familia de su mamá? —Por el hambre. Mi padre no, él tenía su oficio, era muy activo. —¿Qué recuerdos tiene de su padre? —Y mi padre era un solitario en su trabajo. Como ajustaba las máqui- nas, que eran larguísimas, trabajaba de noche. Yo casi no lo veía. Venía a la mañana, dormía y después hacía la quinta. Nosotros tenía- mos un pequeño terreno ahí en Villa Ballester, en el partido de San Martín. La mitad de adelante era chacra, después estaba la casa y la mitad de atrás eran corrales. En mi casa no circulaba plata, nos arre- glábamos en todo. Yo a los diez años pelaba las gallinas, los patos. Odiaba eso porque había que sacarles el duvet. Mi mamá hacía todos los abrigos de la casa con duvet. Lo secaba, me hacían sacarle las plu- mas gruesas, luego las finas, me habían enseñado cómo hacerlo. En casa todos trabajábamos. —¿Y qué imagen le quedó de su mamá? —Era muy trabajadora. Mi mamá fue empleada de una familia in- glesa que tenía una estancia muy grande en la Patagonia. Ella cuidaba a los niños y se fue con ellos a la Patagonia. Después volvió y apren- dió costura. No había plata en efectivo en la casa, nunca. —Siempre digo que una de las personas que me ayudó en una etapa periodística importante fue Úrsula Bremer de Ossa. Ella me enseñó que el alemán no era el que nos pintaron los norteamericanos en sus

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