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JUAN CARLOS BATALLER - EDGARDO MENDOZA
PRIMERA DECADA - LA CIUDAD
LA CIUDAD PRIMITIVA
La ciudad, al comenzar la década,
seguía teniendo la estructura y
características típicas de la época
colonial.
Ciudad chata, casi sin arbolado,
con acequias regadoras que
cruzaban a mitad de cuadra y sólo dos espacios
verdes: la plaza 25 de Mayo y la Laprida. La
inmensa mayoría de las casas y de los edificios
públicos y religiosos eran enteramente de adobe.
No llegaban a veinte las casas construidas con
ladrillos o con otros materiales más firmes que el
adobe.
En realidad, el concepto de ciudad era difuso y
más aún el de Gran San Juan integrado como lo
conocemos hoy. Eran pequeños centros poblados
salpicados por pequeñas áreas cultivadas. En la
Capital, los edificios más importantes eran la
Catedral, comenzada a construir en el siglo XVIII
y emplazada en el mismo lugar que la actual; la
Casa de Gobierno, ubicada en la calle General
Acha frente a la plaza 25 de Mayo e inaugurada
en 1884 y una Legislatura sin valor arquitectónico.
Entre las viviendas particulares, en cambio, los
tiempos de bonanzas hacían mejorar las
construcciones. Una prueba de ello lo constituía el
espectacular chalet Villa Del Bono, actual sede de
Ausonia, en Desamparados, inaugurado en 1908.
Nombrada por el gobernador de la provincia,
existió por muchos años, una comisión de
Estatuas. Integrada por prominentes ciudadanos,
que se disputaban por figuran en ella, tenía la
evidente tarea de encargar la construcción e
instalación de las estatuas en los lugares que se
consideraran más adecuados.
En 1901 fue inaugurada la estatua de Sarmiento,
que se ubicó en el mismo emplazamiento que
ocupa actualmente. Por expreso pedido del
prócer, miraba hacia la Casa de Gobierno, que se
ubicaba frente a la plaza 25. En 1904 se inauguró
la estatua de Francisco Narciso de Laprida.
Los pantanos y ciénagas eran numerosos y
extensos. Eran producto de la revenición y ésta, a
su vez, consecuencia de la incompleta utilización
del recurso agua y de la falta de drenes y canales
de desagüe.
Las ciénagas se extendían en especial hacia el
sur de la ciudad. Prácticamente sin continuidad,
cubriendo extensas superficies de lo que hoy es
Rawson, Pocito y Sarmiento. Esto obligó a que el
camino a Mendoza fuese más al este que la
actual ruta 40 y la línea férrea se construyó
siguiendo este camino.
Sólo San Juan y Caucete estaban conectadas con
el ferrocarril; el resto de la provincia estaba
aislada desde esta perspectiva. Ullum y Albardán,
si bien estaban "cerca de la estación", carecían de
puentes sobre el río San Juan pará facilitar las
comunicaciones y transporte de sus productos.
Calingasta, Jáchal, Iglesia, Valle Fértil y Angaco
estaban aislados por las grandes distancias al
ferrocarril. En todos estos lugares únicamente los
carros y las arrias de mulas permitían la salida de
la producción.
Un viaje rápido a Jáchal por medio de mensajerías
duraba 14 horas. Inclusive dentro del casco
urbano de la ciudad de San Juan la gente sólo
tenía la tracción animal para desplazarse. Ya sea
en coche, victoria o tranvía, pero siempre tirados
por animales. Esta era la causa para que en 1909
existiesen en la provincia 485 cocheros, aquellos
que se dedicaban al traslado de personas. , Había
además 712 carreros y 698 arrieros troperos que
aseguraban el transporte de mercaderías allí
donde no llegaban las vías férreas.
Pero en el ferrocarril en toda la provincia sólo
trabajaban 181 personas que aseguraban un
transporte de pasajeros y productos mucho más
voluminoso, rápido y eficiente que el tradicional.
Como novedad llegaron a San Juan los primeros
automóviles en 1908. Fueron un Hispano Suiza,
de Juan Palá, luego un Proto de Luis Ugarte y
posteriormente un Lloyd de José Segovia.
No había grandes distracciones en la ciudad. La
práctica de deportes era incipiente, pero ya
existían algunos clubes de fútbol. Sin embargo,
los domingos, en lo que hoy es la avenida Rawson
se realizaban las carreras cuadreras y la taba era
infaltable en cualquier carneo.
Uno de los grandes temores de la gente seguían
siendo las epidemias. Son recurrentes los
artículos en la prensa para mejorar la limpieza
general de la ciudad. Las epidemias más temidas
eran las de viruela y de peste bubónica.
A lo largo de la década se publicaron numerosos
periódicos en la provincia; por ejemplo, en 1902
se podía leer El Heraldo, La Provincia y El Censor.
Para 1909 había 23 periodistas, todos hombres y
107 tipógrafos, de los cuales 47 eran mujeres.
Esto era posible en parte porque el diario era el
único medio de comunicación social para
transmitir noticias e ideas, pero también porque se
hacía un continuo progreso en el campo de la
educación. Esto implica que cada vez había más
personas que sabían leer. En 1909 había
numerosas escuelas provinciales y nacionales, e
incluso algunas de ellas nocturnas.
L
La Catedral a
principios de siglo.
Chalet “Villa Del Bono”
EL chlet Del Bono en todo su
esplendor. Fue inaugurado
en 1908 y allá vivió don
Bartolomé Del Bono con su
familia. Fue sede de grandes
acontecimienos sociales.
Hoy es la sede de la
sociedad italiana “AUsonia”
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