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EL SIGLO XX EN SAN JUAN
ECONOMIA - LOS AÑOS 10
EL BOOM DEL VINO
N
i siquiera las querellas políticas impi-
dieron que la provincia siguiese cre-
ciendo económicamente. El vino
siguió imponiéndose como el produc-
to de San Juan por excelencia, eclip-
sando a todos los otros. Muy pronto fuimos prác-
ticamente una región de monocultivo. El vino se
transformó en la moneda de cambio sanjuanina.
Era más ventajoso producir únicamente vino y con
el resultado de su venta adquirir la gama de pro-
ductos que necesitábamos y que antes se elabo-
raban en nuestro suelo.
Varias causas explican esta situación, una, el
hecho de poseer condiciones naturales de exce-
lencia para el cultivo de la vid. Otra, la mano de
obra inmigrante, que seguía llegando profusamen-
te y era altamente capacitada para lograr buenas
cosechas. También algo muy importante, se logra-
ron notables avances tanto en la elaboración
como en la conservación del vino. Los procesos
de pasteurización mejoraron las condiciones de
traslado.
En esta década comenzó a declinar el cultivo
de cereales, la fabricación de aguardiente y todo lo
relacionado con la producción de diferentes bie-
nes que se hacían en las casas de familia. Se alza-
ron algunas voces previniendo sobre este proceso.
Como las ganancias que producía la vitivinicultura
eran tan ventajosas, pronto hubo que llamarse a
silencio.
La producción de uva y elaboración del vino
adquirieron particularidades propias. Se diferen-
ciaron estas tareas, cosa que no ocurrió en
Europa. La causa estuvo en que se privilegió la
producción de un vino común, de mesa, de baja
calidad y muy barato.
Entonces fue conveniente que el agricultor
obtuviese grandes rindes en sus tierras. Se logra-
ron 50.000 kilogramos de uva por hectárea y más.
Uvas criollas que se enviaban a la bodega, donde
el vino era elaborado por personas diferentes. En
las bodegas se mezclaban las uvas de los diferen-
tes productores sin prestar mayor atención pues
importó la cantidad de vino producida y no su cali-
dad.
En Francia, en Italia, el trabajo era distinto. El
agricultor era también el encargado de elaborar el
vino. Se producía en cantidades relativamente
pequeñas pero de excelente calidad y los vinos
obtenían elevados precios.
Frente a esta situación, hubo productores que
alertaron sobre la particularidad de la producción
sanjuanina. Graffigna y el francés Langlois, entre
otros, así lo hicieron. No fueron escuchados.
Se impuso el modelo del monocultivo y, sobre
éste, la producción en enormes cantidades. Vino
barato ante todo. A pesar de las excelentes condi-
ciones reinantes para producirlo, el vino de calidad
representó un pequeño porcentaje del total.
Mucho lamentaríamos luego, los sanjuaninos, este
modelo de producción.
Esta primera etapa del modelo vitivinícola fue
exitosa y produjo excedentes financieros que en
parte fueron destinados a consolidar el accionar
de diversos bancos provinciales, como el Banco
Popular de San Juan, el Banco Provincial y el
Banco del Obrero y Caja de Ahorro de San Juan.
La construcción de nuevas líneas férreas con-
tribuyó al crecimiento vitivinícola. En agosto de
1910 se inauguró el servicio ferroviario entre la ciu-
dad de San Juan y Córdoba pasando por
Serrezuela. Era una vía realizada por el Estado
nacional y de trocha muy angosta, medía sólo 1
metro. La línea contaba con 8 estaciones en la
provincia. En un primer momento se pusieron
muchas ilusiones en ella pues se rompía el mono-
polio de la empresa ferroviaria inglesa, la B.A.P.,
que nos comunicaba con Mendoza. Sin embargo,
el hecho de atravesar los llanos riojanos, región
poco poblada y sin mayores producciones que
ofrecer, implicó que no se obtuviesen los resulta-
dos que se esperaban.
Los ingleses realizaron nuevas inversiones
férreas. En noviembre de 1911, la B.A.P. inauguró
el ramal San Juan – Marquesado de 9,25 kilóme-
tros de largo y 3 estaciones. En julio de 1913 se
abrió al servicio el ramal San Juan – Santa Lucía y
finalmente para julio de 1914 se habilitó el servicio
Caucete – Albardón.
Estas construcciones recibieron el nombre de
Ferrocarriles Industriales y una de sus funciones
era transportar vino desde las bodegas aledañas
hasta la estación San Juan y desde allí distribuirlas
al conjunto del país. Cumplieron un importante rol
social pues brindaron a la población un servicio
urbano de transporte. Hasta entonces el único
medio para desplazarse de un lugar a otro de la
ciudad era el transporte impulsado por tracción
animal. Estos ferrocarriles tuvieron en éxito inme-
diato, por ejemplo en 1913 la estación
Marquesado despachó 42.011 pasajeros y recibió
48.636.
En realidad, los ingleses prácticamente siguie-
ron manteniendo el monopolio del transporte
ferroviario. Su privilegio lo hicieron pagar muy caro
pues las tarifas que aplicaron, tanto para el trans-
porte de cargas como de pasajeros fueron eleva-
dísimas. A raíz de esto terminaron apropiándose
de una parte muy importante de las ganancias que
producía el vino. Se debió esperar todavía más de
20 años para que el tráfico automotor empezase a
significar una pequeña competencia para el ferro-
carril.
La presencia cada vez más importante de la
vid, un cultivo permanente, nos hacía más depen-
dientes del agua del río que, por otra parte, en esta
década fue muy caprichoso. En enero de 1915 se
aforaron 805 metros cúbicos; en 1917, gran sequía
y en el verano de 1919, 1.012 metros cúbicos.
Cuando en la primavera se sabía que el río trae-
ría poca agua se reducía la siembra de cereales
(cultivo anual), pero esto no se podía hacer con la
vid y se necesitó de un volumen de agua estable al
margen de los caprichos del río. Esto llevó a
comenzar a pensar seriamente en la construcción
de diques de embalse a fin de contar con una pro-
visión estable de agua.
Un banco sanjuanino
Este era el directorio del Banco Italo Argentino, que abrió sus puertas el 20 de setiembre de 1919 y que un año más tarde ya guar-
daba en sus cajas 3 millones de pesos fuertes. Los más importantes empresarios de origen italiano se nuclearon en esta
entidad. El gerente y “alma mater” fue Antonio Zunino y su primer presidente don Juan Meglioli, que en 1921 fuera asesinado
junto al gobernador Amable Jones. En la foto aparecen Carlos Guimaraes, Alberto Garrone, Alarico Ambrosi, León Ottolenghi,
Pedro Gattoni, Antonio Ruffa, Antonio Zunino y Carlos Varese. Sentados, de derecha a izquierda: José P. Rodriguez, Bartolomé Del
Bono, Juan Meglioli, Juan A. Graffigna, Aquiles Galletti y Luis Luraschi.
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