El Nuevo Diario - page 8

Viernes 26 de julio de 2019
Difícilmente no se coincida en la ne-
cesidad de que los operadores judi-
ciales usen un lenguaje claro y
entendible para el ciudadano medio,
tengan una conducta decorosa y pru-
dente, y transmitan serenidad, idonei-
dad y transparencia.
Difícilmente pueda haber República
si de esos operadores judiciales no
se postula su honorabilidad, su moral,
su pertenencia a grupos solidarios y
comprometidos con el destino común.
Nada de eso resulta compatible, ni
es sinónimo, de operadores busca-
dores de popularidad efímera y circuns-
tancial, de operadores más
preocupados de sus propios egos que
del bien común.
Digo esto para advertir que no es
bueno que ciertos operadores ac-
túen buscando el ocasional titular, la
atracción mediática, que la realización
del valor justicia.
Digo esto para reflexionar de lo peli-
groso que resulta que ciertos opera-
dores “pretendan convertirse en pro-
ductores” de sus propias vidas, pues la
falta de equilibrio los puede convertir en
un peligro para el interés común.
Digo esto para reflexionar sobre la
bondad que significaría que todos
asumamos que el prestigio, la reputa-
ción para ser ciertos, deben ser la con-
secuencia, por lo general, de una
trayectoria, de una historia más o
menos prolongada.
Partir de la idea contraria es abrirle
las puertas al oportunismo incondu-
cente
s
s
s
s
s
s
s
Escribe
Gustavo
Ruckschloss
Maldición gitana
Palabras de moda...
U
na maldición gitana dice:
“ojalá que te toque un mal ve-
cino”, pero ¿y si te toca un
buen vecino?
Esa parte no la dice. Un buen vecino
es como un amigo que no se mete en
lo interior de nosotros. Es el mejor
guardián de nuestro espacio (barrio,
edificio, country, etc.); es quien se inte-
resa por nosotros desde allí, su casa.
No hace falta que estemos todos los
días pegoteados para saber que pode-
mos contar con él y viceversa. Es el
saludo que se extraña cuando no está.
Es el dicho mañanero cuando sí está.
Es quien nos hace sufrir con el olorcito
a asado de los domingos y nos da
malos ejemplos cuando corta el pasto
o lava el auto mientras nosotros esta-
mos tirados mirando el partido. Es, a
veces, bastante odiable. Menos mal
que cumple años una sola vez, porque
le gusta festejar a lo grande; multitud
grande; bochinche grande. Te man-
guea sillas y algunas otras cosas para
atender a las visitas. Te invita sabiendo
que no irás porque estarás vigilando
que los que vienen no te estacionen
arriba de tu dormitorio al llegar o no te
vomiten el jardín cuando se van. Se les
perdona usar el taladro con percutor
en plena siesta, en la medianera sobre
tu dormitorio o que la señora estacione
cruzado sobre la entrada a tu casa,
justo cuando venías apurado.
Ni qué hablar cuando su hijo adoles-
cente se pone a ensayar con su bate-
ría y su banda justo cuando a vos te
duele la cabeza y pensabas reposar
para aliviarte. La hija tiene otras ami-
gas adolescentes con un físico que
parten la tierra y con un cerebro que
parte el más elemental sentido
común, y ni qué hablar de los moda-
les, gritos, carcajadas y malas pala-
bras de las chicas.
Alguna vez la vecina dueña de casa
vino a pedir un poco de algo - sal,
azúcar, yerba, una cebolla, una bom-
billa, o un cuchillo bien afilado - con
la promesa de devolución. Parecen
buenos prometedores y malos cum-
plientes.
Son buena gente pese a que alguna
vez estuvieron más de un año sin
saludarme porque les dije que el gato
de ellos me tenía frito porque se en-
trometía a mi casa y rompía y ensu-
ciaba todo. Calladitos, con el tiempo,
me dieron la razón porque había ara-
ñado al bebé de ellos cuando este le
mordió la cola.
Todo esto forma parte de una buena
vecindad. Imaginemos, entonces, lo
que será un mal vecino. Tiene mucha
razón la maldición.
H
ay modas en todos los ru-
bros: moda en el vestir, en las
comidas, en los peinados, en
el uso de ciertos nombres, etc., y no
escapa a ello, la moda en el uso de
ciertas palabras que pululan en el día
a día, y que de pronto se archivan…
Pero como en todos los planos de la
vida, todo va y vuelve…
Es que como dice el escritor español
Julián Marias, cada época sufre sus
modas y sus plagas. Sabemos que el
feminismo ha puesto de moda la pa-
labra “empoderar” y sus derivados
“empoderamiento”, “empoderador”. Y
qué significa y cuál es el origen de
esta palabra.
Esta palabra procede del vocablo in-
gles empower, y alude a ayudar a una
persona o a un conjunto de personas
a ser más fuertes, y a tener más poder.
En este contexto, la fortaleza se tra-
duce en la capacidad de defensa, a la
resistencia y al vigor. Y en el proceso
de empoderamiento, se dota a un indi-
viduo o comunidad de un conjunto de
herramientas para aumentar y mejorar
sus capacidades, y acrecentar, de esta
manera, su potencial. Todo ello con la
finalidad de que se pueda mejorar su
situación social, económica, psicológica
y espiritual.
Ahora bien, el empoderamiento feme-
nino consiste en infundir en la mujer
mayor autoconfianza, seguridad y
poder para tomar decisiones, y así re-
solver problemas de toda índole. Use-
mos esta palabra con mesura y
teniendo en cuenta el significado pro-
fundo!! Entre todas dependerá de que
esta palabra, no se use solo por una
cuestión de moda…
No pasarse de la raya
temas de la justicia
Escribe
Eduardo
Quattropani*
8
algo de
alguien
el poder de
las palabras
Aída Elisa González de Ortiz
Directora del Instituto de Investigaciones
Lingüísticas y Filológicas Manuel Alvar
(INILFI) de la FFHA de la UNSJ.
(*) Fiscal General de la Corte de Justicia
Ex Presidente del Consejo de Procuradores, Fiscales, Defensores y Asesores Generales
de la República Argentina
Ex Presidente del Consejo Federal de Política Criminal de los Ministerios Públicos de la
República Argentina
Ex Presidente del Foro de Abogados de la Pcia. de San Juan
1,2,3,4,5,6,7 9,10-11,12,13,14,15,16,17,18,19,...20
Powered by FlippingBook