Viernes 23 de diciembre de 2016
imágenes
La caricatura en San Juan
durante los años ´20
L
a exposición de obras deno-
minada Continuidad y ruptura
en el arte 1920/1950 - ac-
tualmente en el Museo Provincial
de Bellas Artes - incluye la sección
“caricatura”. Este género si bien
hunde sus orígenes en tiempos re-
motos es poco considerado en la
historia del arte.
El período 1920 y 1934 en San
Juan es caracterizado por el con-
flicto político y social, el enfrenta-
miento de antagonistas de distinto
y el mismo cuño, así también como
por la violencia. En la lucha entre
sectores e individuos se utilizó la
caricatura en los medios gráficos
para poner al descubierto, en clave
de humor, los aspectos siniestros
de los acontecimientos. En la ma-
yoría de los trabajos no se registra
el autor y la firma aparece ilegible;
una excepción – que a su vez se
destaca por la versatilidad de su
producción – lo constituye un ar-
tista que autografía sus caricaturas
con el nombre de Delledona y De-
lladonna – de quien todavía no se
cuenta con datos de identidad –.
A través de sus dibujos publicados
en diarios, ilustra los vaivenes polí-
ticos de la década, poniendo de re-
lieve rasgos de las personalidad de
los protagonistas siguiendo, en tér-
minos generales, el estilo del
humor político nacional, consoli-
dado en la gráfica con más de cin-
cuenta años de vida. Sin embargo,
evidencia conocimiento y habilidad
artística sobresaliente, junto a al-
gunas producciones de trazo
grueso, realiza refinados trabajos
cuyo tratamiento recuerda a los
grandes “caricaturistas” Aubrey
en la caricatura de Gnecco se
aproxima a los lenguajes más revo-
lucionarios de la época. Con muy
escasos motivos logra ubicar al re-
tratado en su quehacer: el coleccio-
nismo de objetos antiguos. El
rostro, en ningún momento es so-
metido a la ridiculización, está re-
suelto sintéticamente con líneas y
colores. Lo particular de la recep-
ción de estos retratos es que la
prensa y el público de la época ata-
can fuertemente el modernismo,
pero aceptan el lenguaje de Ro-
drigo. Entre quienes recuerdan al
artista, cuentan que solía sentarse
en la confitería de un hotel céntrico
a realizar retratos de personajes
conocidos y desconocidos.
En la década del 20 vivió en San
Juan el artista Antonio Bermúdez
Franco. Dotado también de una
precoz capacidad expresiva, se
perfeccionó en Europa. A su re-
greso se radicó por algunos años
en la provincia, aunque en la
misma época recibió un importante
reconocimiento nacional – exposi-
ciones en Buenos Aires y distincio-
nes en certámenes nacionales -.
Su obra, claramente en relación
con las formas de representación
instauradas por las vanguardias,
fue receptada por la sociedad san-
juanina y ha llegado hasta nosotros
un trabajo conservado por los fami-
liares, que es la versión original de
una obra que posteriormente fue
consagrada nacionalmente. Algu-
nas obras expuestas, fueron facili-
tadas por la Señora Norma
Bermúdez, la hija del autor, que se
encontraba presente en la inaugu-
ración.
A través de la caricatura y segura-
mente la propaganda gráfica, la
modernidad plástica se instaló en
San Juan. Seguramente, el motivo
de la buena acogida se encuentra
en la diferencia entre la fotografía y
la caricatura. Mientras que la foto-
grafía capta el aspecto real, la cari-
catura pretende comunicar la
interioridad del personaje.
“Caricaturas”
es el nombre
de la sección
respectiva den-
tro de la expo-
sición de obras
denominada
Continuidad y
ruptura en el
arte 1920/1950,
actualmente en
exhibición en el
Museo Provin-
cial de Bellas
Artes .
s
10
COLUMNISTAS
Escribe
Eduardo Peñafort*
*Filósofo. Crítico de arte
Bearsdley y Toulouse-Lautrec.
Pero en forma paralela, varios ar-
tistas se dedicaron a realizar cari-
caturas como un género de dibujo
autónomo. Entre ellos, Ángel Ro-
drigo Mateo quien desde muy
joven realizó dentro de su produc-
ción artística: pintura, joyería, de-
coración de interiores; una
destacada cantidad de caricaturas.
Una de las muestras más famosas
que realizó en la década de 1920,
se denominó “Exposición diabólica”
y en ella mostró su versión de los
personajes de la vida artística y
cultural de San Juan. Poco de la
producción del autor se ha conser-
vado, pero algunos descendientes
han facilitado para esta muestra
los dibujos atesorados. Entre ellos
se encuentra una caricatura del
Señor Gnecco, a la que sin lugar a
dudas se califica como notable.
Mientras que en los óleos, Rodrigo
Mateo se mantiene dentro de los
cánones tradicionales – en particu-
lar por la creación de atmósferas -,