Amable Jones
P
or esas cosas que tiene la política, en
1920 y ante el hecho de que los radi-
cales sanjuaninos no se ponían de
acuerdo en el candidato, el presidente Hipó-
lito Yrigoyen impone la candidatura de Ama-
ble Jones, comenzando una etapa de
grandes tensiones en la provincia. Jones -au-
sente durante 35 años de San Juan-, gana
las elecciones. Y asume en julio de 1920.
Fue el primer gobernador que juró con
banda. Hasta ese momento sólo lo hacían los
presidentes.
Jones era un intelectual puro metido en una
actividad política en la que todo era acción.
Nunca comprendió a la política sanjua-
nina. Ni le interesó hacerlo.
Jones fue asesinado junto al empresario
Juan Meglioli. Sucedió el 20 de junio de 1921
a las 12,40 y ambos murieron dentro del
auto. El ministro de la Corte, Luis Colombo, y
el Inspector de Impuestos, Humberto Bianchi,
quienes también viajaban en el vehículo, re-
sultaron heridos de bala y se salvaron mila-
grosamente. Hubo condena para los 11
autores materiales del doble asesinato y para
Federico Cantoni como instigador. Pero todos
recibieron la amnistía en 1923.
El cuerpo de Jones, destrozado por los dispa-
ros y hasta una bomba, fue embalsamado y
enterrado en un panteón en el cementerio de
la Capital. En San Juan no se lo recuerda por
sus obras sino por su bárbara muerte.
Viernes 4 de diciembre de 2015
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Valentín Videla
V
alentín Videla fue un político de larga trayectoria
que gobernó San Juan en 1871. Pero no fue por su
acción de gobierno que se lo recuerda sino por la
forma que murió. Baste decir que en aquella pequeña
aldea de poco más de 60 mil almas que tenía la provincia,
el asesinato de un gobernante por una cuestión de faldas,
dio tema para toda clase de comentarios.
Nazario
Benavides
S
in duda fue un producto de
una época irrepetible.
Uno de esos casos raros
en los que el hombre, el dirigente,
el caudillo, se va modelando con las
circunstancias que le toca vivir.
El 26 de febrero de 1836, Nazario
Benavides asumió por primera vez
el mando de la provincia. Tras ser
reelecto ininterrumpidamente, el 13
de diciembre de 1854, renunció a
su cargo. En ese lapso, delegó el
mando en innumerables oportunida-
des para ponerse al frente del Ejér-
cito y ser protagonista de
memorable batallas. Un caso de
longevidad política extraordinario en
la república.
Fueron años muy duros para el país
en los que mucha sangre se de-
rramó. La presencia paternalista y
respetuosa de Benavides en San
Juan evitó que ese clima se trasla-
dara a la provincia.
Volvió el 18 de marzo de 1857 para
gobernar poco más de un mes,
hasta el 29 de abril de 1857, en un
despropósito sólo explicable desde
el punto de vista humano, sin ad-
vertir que ya el ambiente esperaba
un cambio que abriese paso a nue-
vas ideas.
El país y la provincia ya tenían
Constitución.
El dilema era humano: ¿qué lugar
puede darle una sociedad a un
hombre aun joven que la ha gober-
nado durante más de 18 años?
Lo detuvieron y lo engrillaron en una
de las salas del Cabildo. Allí fue asesi-
nado mediante un balazo a quema-
rropa, hiriéndolo en el costado
izquierdo, a la altura del corazón. In-
mediatamente, el asesino hundió su
bayoneta en el mismo lugar.
Fotografía de la reconstrucción del ase-
sinato al gobernador Jones, publicada en
el libro: “Un hombre llamado Amable
Jones” de Juan Carlos Bataller