Viernes 26 de febrero de 2016
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NOCHE
&
DIA
Viene de tapa.
El nuevo
Jefe del DIM
22 en el
mástil de la
Plaza de
Armas, el
lugar en el
que se
sacaba fotos
de niño
cuando
su padre lo
llevaba al
Regimiento.
cada dos años en los cargos más
altos?
—Cuando uno empieza a acomodarse al
puesto, se afloja y no produce lo mismo.
El primer año conocés la unidad, el
segundo año es cuando más producís y
tenés más ganas y al tercero, uno gene-
ralmente se afloja. El sistema de rotación
existe para que no haya un acostumbra-
miento. Por más que alguien sea eficien-
te, no es bueno que esté tanto tiempo en
un lugar porque es humano relajarse y
perder la energía del inicio.
—¿Se habitúan a ese estilo de vida?
—La mudanza es un estrés muy grande y
—Sí, es importante que la mujer trabaje
tanto por su salud y realización personal,
como por la economía familiar. Yo me
puse de novio en Jujuy y cuando me
salió el pase a San Juan, tuve que tomar
una decisión porque ya me había pasado
de tener un noviazgo a la distancia y que
no funcionara. Le propuse matrimonio a
Verónica cuando teníamos 27 años. A
ella le estaba yendo muy bien como abo-
gada y mi propuesta fue llevarla a una
aventura porque yo no sabía si ella
encontraría trabajo en San Juan.
—Ella se arriesgó para empezar una
nueva vida.
—Me dijo que quería ser abogada pero
que antes quería ser madre así que prio-
rizó eso. De hecho los cinco años que
hacerlo cada dos años no es fácil. No te
acostumbrás porque tenés que estar
armando y desarmando tu casa. Hay que
cambiar de escuela a los chicos y también
tengo que cuidar el trabajo de mi señora
porque ningún trabajo resiste tanta inesta-
bilidad de residencia. Hace ocho años ella
es asesora en el Congreso Nacional y
viaja continuamente para verme a mí y a
mi hijo menor. Los chicos nunca me hicie-
ron problema y yo trato de alentarlos a
ellos y a mi señora a que tengan su vida.
Hoy en día muchos militares jóvenes no se
están moviendo con las familias.
—Será que las mujeres hoy también
priorizan desarrollar su carrera.
vivimos acá, no consiguió trabajo. Más
allá de que los primeros años estuvo dedi-
cada a los chicos, se matriculó en el Foro
de Abogados pero nunca logró trabajar.
Después nos fuimos a Buenos Aires y ahí
sí empezó con todo. Desde entonces
encontró trabajo en todos los lugares a
los que fuimos.
—¿Cómo son las relaciones sociales
para un militar?
—Es complicado porque la vida militar te
presenta muchos cambios, pero tengo
amigos de distintas provincias. Se genera
un vínculo fuerte con las familias de los
compañeros de trabajo, que son los que
están en la misma situación. Pero es
complicado cuando sos más joven. Si te
ponés de novio y tenés que mudarte,
empiezan los problemas.
—¿Sus hijos pensaron alguna vez en
seguir esta carrera?
—
Cuando eran chicos me seguían mucho
y les gustaba, pero después cada uno eli-
gió otra cosa. El segundo en algún
momento lo pensó pero yo no quise influir
en ellos. Mi papá tampoco me condicionó
a eso, él en realidad quería que yo fuera
a la universidad. Después de lo que había
pasado él, no quería la carrera militar para
mí.
El sanjuanino
que volvió...
La mujer debe realizarse
laboralmente y por eso
muchos militares
jóvenes se mudan
sin sus familias.
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