Viernes 29 de julio de 2016
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JOSÉ ATENÁGORAS
VEGA, CAMARISTA
“La lapicera
no tiene que
ser tan liviana
para otorgar
una salida
transitoria”
—El cortista Adolfo Caballero y el
ministro de Gobierno, Emilio Bais-
trocchi, coinciden en que hay que
revisar la ley que establece salidas
transitorias.
—Así es el sistema que tenemos, es-
cuché esas posiciones y comparto
plenamente que se tiene que modifi-
car para bien, pero mientras eso su-
cede tenemos que pensar que hay
convencer a diputados y senadores
nacionales porque hay que reformar
un Código y crear una ley de fondo,
de manera que es complejo el tema.
Ahora me planteaba que será el
mientras tanto. Es probable que surja
un nuevo sistema y tal vez lo que diga
produzca escozor, pero la lapicera no
tiene que ser tan liviana, para otorgar
una salida transitoria a una persona
que fue procesada y condenada.
Debe ser corroborado y bien por el
gabinete criminológico del Servicio
Penitenciario, que está compuesto
por psicólogos, psiquiatras, médicos,
asistentes sociales, psicopedagogos.
La persona que está sometida y pre-
tende salir, no es cuestión de hacerlo
en un par de semanas, debe tener
una observación permanente.
—Muchos casos de aprobación de
las salidas transitorias cuentan con
el visto bueno del gabinete crimi-
nológico pero con la oposición del
fiscal de Ejecución Penal.
—Seguramente es así, si bien no tuve
tiempo de ver detenidamente un ex-
pediente de esta naturaleza, pero de
acuerdo a la legislación, quien inicia
el trámite para otorgar el beneficio es
el director del Servicio Penitenciario,
o sea que es quien tiene contacto di-
recto, quien opina fundado en estu-
dios previos. En el mientras tanto hay
que profundizar estos estudios.
—No otorgar de manera tan simple
la libertad...
—Exacto, hay situaciones en que el
propio interno no tiene dónde ir a alo-
jarse, probablemente va a la casa
donde cometió un hecho, hablando
de temas sexuales, o al barrio donde
cometió un delito contra la vida o sus-
trajo bienes. ¿El ciudadano cómo
queda? Totalmente indefenso. Recor-
demos que el interno fue condenado
con plena prueba del delito que ha
cometido, entonces hay una situación
de desigualdad entre la víctima y el
interno. El interno que goza de una li-
bertad después del ilícito que cometió
y probablemente haciendo uso de ese
tiempo libre que tiene, comete otro ilí-
cito, agrava el problema.
—¿Cuántos delincuentes hay que
reinciden?
—En realidad tengamos en cuenta
que los procesados que gozan de sa-
lidas transitorias son la menor canti-
dad. La cantidad de penados que
gozan del beneficio es mucho mayor.
Coincido con lo que dicen el cortista y
el ministro de Gobierno, quienes
dicen que habría cerca de 300 perso-
nas con salidas transitorias otorga-
das, de esas aproximadamente hay
140 que están de alguna manera vio-
lando el beneficio porque no volvieron
a tiempo o porque se fugaron.
—¿Qué se busca al dictar una sen-
tencia: sacar a un individuo peli-
groso de la sociedad o procurar
que ese individuo se rehabilite?
—La ley siempre trata de rehabilitar.
Debemos procurar, como hace la
madre con el niño cuando va a la es-
cuela y trae algo que no es de él;
hablo de consejos que deben tomar
de manera rigurosa, a eso me refiero
cuando hablo de birome liviana.
—¿Hay pocos delincuentes que co-
meten muchos delitos o muchos
delincuentes que son capturados y
enviados a la cárcel?
—Los números estadísticos hablan
de hechos. Cuando era juez de Pri-
mera Instancia tenía entre 800 y 1.000
hechos por turno. De eso era esclare-
cido un 10 por ciento, siendo muy ge-
nerosos y de ese porcentaje las
condenas no superan el uno por
ciento.
—Condenar a 15 años a una per-
sona no debe ser fácil, ¿cómo se
siente cuando esa persona sale a
los ocho años?
—Desde el punto de vista profesional
debe poner cara de póker, pero por
dentro hay un escozor. Hay que cam-
biar el sistema. Si hay asistentes so-
ciales, que hagan un profundo estudio
del medio donde se va a mover esa
persona.
—¿Por qué a un interno que delin-
quió una vez, delinquió dos, se le
otorgan salidas?
—Ahí está el tema, pero recuerde que
es el director del Servicio el que inicia
el trámite. El seguimiento del interno
se debe hacer o por alguien del Servi-
cio Penitenciario o por un medio elec-
trónico. Es tan clara la ley que no hay
lugar a doble interpretación. Tampoco
se lo puede tener hacinado, por más
que haya delinquido, sigue siendo
persona.
—Cuando se habla de mejoras en
el Penal, la reacción de mucha
gente es ¿por qué le damos esas
cosas a los presos? Pero por otro
lado piden que se rehabiliten.
—A veces la sociedad tiene su cla-
mor, y es lógico, pero ahora el único
sistema que tenemos es este. Pode-
mos reformar necesariamente, pero el
hoy es el mientras tanto. En mi crite-
rio, no puede ser posible que los in-
ternos tengan más beneficios que la
propia víctima. Tenemos celulares
con chip dentro del Penal, tenemos
drogas, tenemos alcohol, fiesta, de
todo. Recuerdo en la última oportuni-
dad, no recuerdo la causa, pero se
hacía referencia de la requisa. Se
mandó a investigar, todavía no tengo
el resultado. Había facas, chips, celu-
lares, pastillas raras, entonces esto
es la realidad.
—¿Hay connivencia del personal
penitenciario?
—Lógicamente que las actuaciones
fueron giradas. Todavía no tengo re-
sultados, pero ocurrió. La causa es de
la señora que tenía un disparo en la
cara. Ella quiso desligarlo pero yo
condené igual.
—Si más de la mitad de la pobla-
ción del Penal es procesada,
¿cómo se hace si no puede ser tra-
tado?
—El interno primero tiene que adherir,
tiene que ser voluntario para después
lograr la salida transitoria. Las perso-
nas que se encuentran a cargo de
esto, que sean más profesionales,
que no sea tan fácil.
—¿Quién otorga la salida?
—El juzgado de Ejecución Penal, en
este caso la doctora Camus, toma el
legajo, lo estudia y resuelve y todo lo
que hace está ajustado a la ley. Creo
que el Estado tiene que formular cam-
bios. La persona tiene que estar dig-
namente alojada, tener buena
alimentación, tener trabajo, una remu-
neración, pero también se le tiene
que exigir para que de alguna forma
tenga una orientación mejor que
como entró. Todas las personas
somos el fruto de la cultura que
hemos recibido.
—¿Hay delincuentes que no sufren
con ir al Penal porque lo toman
como parte del oficio?
—Parte del oficio y parte del costo de
delinquir. Pero hay quienes delinquen
por dos motivos, porque no tiene otro
lugar para estar y porque adentro
están seguros, mejor custodiados.
“
”
Tenemos
celulares con chip
dentro del Penal,
tenemos drogas,
tenemos alcohol,
fiesta, de todo
“
”
Hay quienes
delinquen por dos
motivos, porque no
tiene otro lugar
para estar y porque
adentro están
seguros, mejor
custodiados