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Viernes 19 de enero de 2018
EL MÉDICO FRANCO ANDREUSSI HABLA DE SU ENFERMEDAD
ducirme con el pasar de los años, pero
los chicos ahora si lo tienen.
— Porque hubo toda una política
que se enfocó en ese tema, pero
¿cómo se hace para evitar que las
empresas que venden golosinas
cambien su actitud?
— Soy médico y por mi profesión,
siempre intenté ponerme de los dos
lados del mostrador. Sé que es difícil
que el paciente entienda lo que el mé-
dico le está explicando y qué tiene que
hacer y por qué para solucionar su
problema. Ahora estoy del lado del pa-
ciente, soy médico cirujano y tengo
cáncer de páncreas.
—¿Cómo te lo diagnosticaron?
— Si tengo que buscar a una persona
que se encargó de hacer el diagnós-
tico, es mi esposa. Ella es médica of-
talmóloga no tiene nada que ver con la
especialidad, pero conmigo se dieron
cosas que son las no escritas en los li-
bros. Ella me decía, vos tenés otro
olor, otro color de piel... Me miraba y
decía: “no es así, tengo el mismo color,
no tengo olor extraño; me baño todos
los días”. También me decía que pare-
cía una persona con depresión, por-
que tenía más sueño de lo habitual.
Tenía algunos problemas digestivos,
pero vagos, dispepsia, intolerancia,
pero nada fuera de los normal. Me
dolía la espalda, pero lo atribuía a una
hernia de disco que tengo desde hace
muchos años. No hay nada escrito
sobre que uno debe sentir dolor. Algu-
nos libros del siglo pasado habían de
enfermedades del pán-
creas con síntomas simi-
lares, pero todos los
estudios daban bien.
—¿Todos?
—Sí. Me hacía estudios
en lugares que consi-
dero gente muy seria y
no salía absolutamente
nada. Tuve una cirugía
de un tumor benigno
que me salió en la es-
palda y a los 20 días
mi mujer le dice al
bioquímico: “tenés que
hacerle estudios más
profundos, sigo insis-
tiendo en que acá hay
algo raro. Acá no está el mo-
tivo de su enfermedad”. Me pre-
guntó cómo se solicitaban análisis
para antígenos tumorales en el ab-
domen y ahí descubrimos que uno
de los valores daba un cifra exorbi-
tante. Veinticuatro horas después
me hicieron una resonancia y ahí
sí apareció; una semana después
estaba operado en Córdoba. Me
extirparon el vaso, la cola y el
cuerpo del páncreas o sea me de-
jaron la cabeza del páncreas, hace
más de un año y medio y todavía
sigo acá.
— Sin la insistencia de tu se-
ñora, te hubieras hecho los
análisis 6 meses después.
— No estaría acá. El cáncer de
páncreas es muy agresivo y tiene
su particularidad. Hay que cum-
plir todos los protocolos: cirugía
mientras se pueda, quimiotera-
pia, radioterapia. Hay que ha-
cerlos a todos, yo los cumplí a
todos y el de quimioterapia to-
davía lo estoy cumpliendo
— ¿Y a partir de ese mo-
mento, qué?
— El peor amigo en los úl-
timos años creo que se
llama “el doctor google”,
“Hay algo que en ninguna literatura
se discute más: las causas principa-
les de cáncer, de cualquier cáncer,
son primero a la cabeza, el taba-
quismo; segundo, el estrés y ter-
cero, la obesidad. Después viene el
factor genético, ambiental”,
sostiene
el doctor Franco Andreussi.
Según las estadísticas mundiales, el
tabaco, el estrés y la obesidad son los
tres factores que afectan a la humani-
dad entre los 40—45 años de promedio
de vida, sin embargo Andreussi sos-
tiene que
“mientras que por un lado
se ha logrado superar los 80 años
de vida, dándole más chances y pro-
babilidades a la gente; por otro, es-
tamos castigando a la humanidad
con los factores de riesgo”.
Con 57 años, Andreussi padece un
cáncer de páncreas que no fue fácil-
mente diagnosticado, ya que la mayo-
ría de los estudios le daban normales.
Fue su esposa, también médica, quien
comenzó a notar síntomas extraños en
él.
En esta nota, el médico habla de su
caso, pero también de cómo se debe-
rían implementar políticas de salud pú-
blica que sean preventivas.
— Combatir los factores de riesgos
que pueden ocasionar cáncer de-
penden más de una política del Es-
tado que de decisiones personales,
porque no alcanza solo con la deci-
sión personal, ¿no?
—En mi caso, tengo 57 años cuando
era pibito, de 14—15 años, del tabaco
no se hablaba nada. Al contrario, el
que más fumaba era el más hombre,
era el más macho. Todos empezamos
a fumar con el palito de la enredadera.
Entonces no teníamos información de
que lo que es. Hoy, los chicos no tie-
nen excusas para saber cuál es el
daño que produce el tabaquismo. Lo
digo como ex fumador. Fui un tonto y lo
reconozco; padecí por 40 años el cal-
vario de lo que era el tabaquismo y
nunca lo entendía. Pero no tenía en el
chip, no tenía metida en la cabeza la
información de qué cosas podían pro-
“Al cáncer no hay
que negarlo, hay
que enfrentarlo”
La detección de la enfermedad no
fue sencilla porque todos los estu-
dios le daban normales. Fue su es-
posa, también médica, quien advir-
tió cambios que pasaban desaper-
cibidos para otros profesionales.
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“
”
El primer error de
todo ser humano
es de decir: “a mí
no me va a pasar”.
Y me pasó