El Nuevo Diario - page 7

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Viernes 23 de febrero 2018
SERIAS LESIONES
alcanzaban en la calle 9 de
Julio.
—¿La tira al piso porque se
aferró a la cartera?
—Sí, agarré fuerte la cartera
porque la manija es de cuero
grueso y no iba a poder cor-
tarla. Pero cuando caigo, me
fracturo y aflojo y me la saca
del cuello porque la traía cru-
zada.
A
manda es una mujer
que hasta la semana
pasada iba sola a hacer
las compras, iba al gimnasio y
se movía de un lado a otro sin
problemas. A partir de ahora
toda esa vida cambió. No pasa
momentos sola, sus hijos o
nietos siempre están acompa-
ñándola, no sabe si volverá a
ir al gimnasio pero además
debió incorporar las pastillas
para dormir, algo que nunca
había tomado. La sensación
de miedo la desvela y “es la
única forma que tengo de des-
cansar”, dice.
—¿Qué sensación quedó
después del momento que le
tocó vivir?
—Primero tengo mucho dolor
por la fractura, pero además
no puedo dormir, tengo que
tomar una pastilla. No sé qué
voy a hacer ahora, ni siquiera
al almacén podré ir sola.
—¿Cómo fue el hecho, re-
cuerda algo?
—Con mucho dolor, me quedé
tirada en el piso porque no me
podía levantar, los vecinos me
trajeron hasta que pude llamar
a los hijos. Unos hombres de
enfrente corretearon al ladrón
y lo atraparon a la vuelta. Hay
un señor, vecino, que es poli-
cía y vive a la vuelta, la per-
sona que perseguía al ladrón
le dijo que sacara el auto y lo
Amanda – Víctima de arrebato
“Seis años es poco, deberían matarlo”
—El autor fue condenado y
pasará seis años preso,
¿esto le devuelve la tranqui-
lidad?
—Preferiría que lo mataran
porque no es la primera vez
que lo hace. Cuando uno
hace algo por primera vez,
está perdonado, pero tiene 27
causas pendientes, ya no se
compone, tendrían que ma-
tarlo. Si no, va a volver a
pasar y me va a matar a mí o
a otra persona. Tendrían que
darle muchos años más, ten-
drían que existir penas más
duras.
—¿Antes del robo, lo vio al
sujeto, notó algo extraño?
—Venía del almacén, puse la
llave y lo veo pasar y que se
vuelve. Como siempre mis
hijos me dicen que tenga cui-
dado, atiné a sacar la llave de
la puerta porque tenía la cora-
zonada que me iba a robar, lo
primero que se me ocurrió es
que iba a meter en la casa,
por eso saqué la llave. Ahí es
cuando me tironea la cartera.
Pensé que no solo podía ro-
barme, también que podía ma-
tarme.
—¿Qué lleva habitualmente
en la cartera?
—Poca plata y el celular, que
tengo que llevarlo por si me
pasa algo para llamar a mis
hijos.
M
aría es una recono-
cida abogada de
San Juan –pidió re-
serva de su nombre real por
temor—. Tiene una bebé de
meses y el arrebato que sufrió
hace una semana la pone
entre la espada y la pared: es
que el forcejeo con el delin-
cuente le dejó los dedos de
ambas manos fracturados,
con la mano derecha más
complicada porque debe ope-
rarse. Ella lo piensa, el poso-
peratorio es largo y ella no
podrá atender a la recién na-
cida. Por esa razón es que se
inclina por no hacerse la inter-
vención a riesgo de que el
dedo quede contraído.
—¿Cómo fue el hecho?
—El viernes por la noche lle-
gaba a mi casa, me bajo del
auto y abro la puerta de atrás
para bajar el bolso de la
beba. Cuando abro la puerta
siento un tirón en ambas
manos. Me doy vuelta y veo
a un tipo esperando en una
moto. Empiezo a forcejear, no
sé por qué lo hice. Se me tor-
cieron los dedos.
—¿Qué daños te generó el
forcejeo?
—Fracturas en los dedos de
ambas manos, aunque la más
comprometida es la mano de-
recha. Me hice atender acá
primero y en Mendoza des-
pués y me han aconsejado
operarme uno de los dedos,
caso contrario podría quedar
retraído.
—¿Por qué dudás en ope-
rarte?
—Porque tengo una beba y el
posoperatorio es largo, imagí-
nate que no voy a poder aten-
derla.
María – Otra víctima de arrebato
“Me fracturaron los
dedos de las dos manos”
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