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Viernes 8 de febrero de 2019
“El pecado es tomar a la
comida como un dogma”
Pirámide nutricional según la OMS
IMPORTANCIA DE LA NUTRICIÓN
NORA PIN, NUTRICIONISTA
N
ora Pin es una licenciada en Nu-
trición formada en la escuela del
fallecido cardiocirujano René Fa-
valoro, que sostiene que cada vez hay
más conciencia sobre alimentación como
forma de nutrirse, de estar saludable,
pero asegura que aún falta la mirada de
la prevención.
—¿Cuánta conciencia existe sobre el
tema de la nutrición?
—Diría que hay una semi conciencia,
porque 20 años atrás, cuando yo empecé
a ejercer, ni siquiera existía la conciencia
de que había nutricionistas que te podían
dar un plan alimentario. Sí existe la aso-
ciación de que tenés que comer porque
si no te va hacer mal. No comer es un
mandato de los abuelos. Especialmente
en las provincias, a la comida se la ve
como una manifestación de cariño, pero
se mezcla tanto con esa mirada que des-
pués cuesta entender que el alimento te
puede enfermar. El exceso de estos ali-
mentos, el poner toda la gratificación en
la comida, termina enfermándote en obe-
sidad o en falta de nutrientes. En todas
las enfermedades que tiene el ser hu-
mano tiene que actuar el alimento, a
veces es directamente y a veces en pa-
ralelo al tratamiento médico. Esa con-
ciencia tan general todavía no existe.
—Muchas enfermedades podrían evi-
tarse con una alimentación adecuada,
como prevención...
—No existe la mirada por prevención. La
embarazada tiene tratamiento todo un
año después de tener a bebé gratis en
todas las obras sociales y preparagas por
ley nacional, dentro de ello hay consultas
nutricionales, pero las embarazadas que
van es porque están re contra subida de
peso o tienen una hipertensión. No existe
en la estructura médica un control nutri-
cional. Siempre se asocia la dieta como
una cosa horrible y el pensamiento de
que todo lo que es rico está prohibido y
no es tan así. La pregunta de la persona
siempre es ¿Esto me engorda?, no es
esto para qué me sirve.
—¿Qué sucede con quienes sin con-
sultar deciden ser vegetarianos o ve-
ganos?
—Primero, esto no debería hacerse por-
que sería como automedicarse. El dejar
de comer un grupo de alimentos de un
día para otro porque hay una creencia
detrás o porque me siento mejor por
unos días es tan malo como dejar una
medicación o peor, porque se mete en
los hábitos culturales. Empiezo a ence-
rrarme en una creencia. Depende de las
edades, pero si esto lo hace un adoles-
cente o un niño es catastrófico porque
debe haber un asesoramiento en cuanto
peso, medida, chequeo médico. Los
seres humanos somos omnívoros, nece-
sitamos de todos los alimentos. Es cierto
que las harinas refinadas dañan, pero sa-
carlas totalmente de nuestra nutrición ge-
nera una falta de nutrientes, genera un
espacio para patologías alimentarias,
como trastornos de conductas alimenta-
rias, voracidad, atracones, porque me
falta algo. No existe la mirada de un che-
queo nutricional.
—¿Cómo debería ser la dieta de un
vegetariano?
—Con los vegetarianos hay que armar
una dieta con legumbres en reemplazo
de las carnes y hay que hacerlo con cui-
dado, porque ser vegetariano no es no
comer carne nomás, es necesario cubrir
todos los grupos de nutrientes que nece-
sitas.
—¿Qué es comer sano o saludable?
—Esto tiene una verdad y una falacia,
como todas las cosas. Las sociedades se
mueven por modas, por creencias, por los
medios masivos, por las propagandas más
que por una cuestión cultural o porque al-
guien que te asesoró. El exceso de harinas
tanto integrales como blancas daña; el ex-
ceso de carne —sobre todo las rojas—
también daña; la falta de carne también
daña si estás en una etapa del crecimiento.
Las verduras y las frutas son imprescindi-
bles a diario. Algo sano es algo que no
esté muy manipulado, que no esté coci-
nado siempre de forma frita porque puede
dañar el aparato digestivo. El tema es no
ser tan extremista.
—A veces, a medida que el ser humano
crece, la comida se vuelve un trámite...
—La manera de comer también tiene que
ver con comer sano. Respetar los horarios
con tu ritmo diario, no comer solo, conver-
sar cuando comés, porque el hombre ne-
cesita del otro. El primer vínculo de
comunicación es la mamá dando la teta al
hijo. Hay que tener un buen sentido
común para comer sano. En determinadas
estructuras psicológicas o en determinadas
edades la comida te genera una posible
patología, vomitar, comer escondidas,
comer con culpa.
—¿Una mala alimentación puede llevar
a la enfermedad y a su vez, una buena
alimentación llevar a una mejoría en los
síntomas?
—La enfermedad no es algo que le pasó a
una persona. Tiene que ver con un estilo
de vida, con una cultura y dentro de esa
cultura, ver cómo se alimenta. Si yo vengo
con una dieta creada en Pekín y la quiero
implementar acá, no sé si me va funcionar
porque el intestino, que es lo más cultural
que hay, tiene una historia. Hay células co-
munes con el cerebro solo que no se
puede anticipar, pero si está la parte más
primitiva en la célula del intestino. Tenemos
el genoma que teníamos en el Paleolítico,
que era de ahorro porque comías cada
tanto y guardabas. El comer era en grupo y
había que matar a un animal gigantesco.
Nosotros tenemos ese mismo genoma y
qué esfuerzo hacemos para comer si senti-
mos hambre: voy y abro la heladera.
—¿Qué influye a la hora de decir qué
comer o cómo alimentarse?
—Es una realidad desde hace años que lo
que se come tiene que ver con el merca-
deo grande, la cultura y también con una
cuestión psicológica y emocional. Sigue
existiendo una demanda de delgadez y
toda la población necesita información.
Con cada paciente hay que ir desenvol-
viendo para conocer toda la historia. El pe-
cado es tomar a la comida como una
religión, como un dogma. Cuando uno
toma una cosa como dogma, se pierde la
posibilidad de compartir.
“
”
Existe la asociación de
que tenés que comer
porque si no te va
hacer mal