Libro Historia Completo - page 93

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Espías e
informantes
San Martín montó una
eficiente red de espías e infor-
mantes. Con ellos no sólo sabía
de los movimientos enemigos,
también logró provocar mayor
confusión haciendo
llegar noticias
falsas.
La altura
de la Cordillera
Cuando San Martín cruzó Los
Andes, se desconocía la ver-
dadera altura de la Cordillera.
Recién se conoció ese dato
con exactitud
en 1824.
l
Animales por miles
La expedición llevaba más de
10.000
mulas,
1.600
caballos para maniobrar en el llano y
600
reses
para faenar en el camino.
A lomo de mula cabalgaron San Martín y sus hom-
bres. Otras mulas cargaban la munición o el ali-
mento: harina de maíz tostado, charqui en rama y
molido con grasa, vino y aguardiente.
Soldados
y milicianos
Todas las divisiones del Ejér-
cito de Los Andes estuvieron
integradas por soldados y mili-
cianos. Los soldados eran
parte permanente de un ejér-
cito y tenían encuadramiento y
entrenamiento profesional. Los
milicianos en cambio eran re-
queridos esporádicamente.
Poseían una jerarquía
propia.
Muchos cuyanos
El Ejército de Los Andes tuvo por
base 180 hombres del batallón 11, sin linstruc-
ción. Ocho meses antes de la expedición fueron
remitidos por el gobierno el batallón número 7
con 450 plazas y 220 granaderos. Los miles de
hombres restantes fueron
reclutados en Cuyo.
Las columnas del
Ejército de Los Andes
Partieron a mediados de enero de
1817 y demoraron aproximadamente
25 días en cruzar alturas superiores a
los 4000 metros.
De las seis columnas, las dos princi-
pales - por la cantidad de efectivos y
armamentos, así como por las misio-
nes que tenían que cumplir- fueron
las que avanzaron hacia Chile por el
valle de Uspallata en Mendoza y por
el valle de
Los Patos Sur en San
Juan.
La de Los Patos Sur fue la columna
principal, constituida por el grueso
del Ejército de Los Andes. Al
mando del General José de San
Martín,
unos 5.000 hombres marcha-
ron, por el paso de Las Llaretas,
hacia Chacabuco, donde se luchó la
batalla definitiva, en febrero de 1817.
Siete días del
primer al último hombre
Las columnas al mando de San
Martín se extendían, por la enorme
cantidad de hombres y animales, a
lo largo de siete días de marcha.
Cuando los primeros llegaban a
Los Manantiales, los últimos
recién salían de
Mendoza.
Órdenes precisas
Las órdenes de San Martín
a sus jefes eran sumamente
precisas. Todo estaba pre-
visto y organizado: las fechas
y los destinos, los objetivos fi-
nales, el trato a los soldados,
la distribución de alimentos e
incluso la posibilidad de ata-
ques enemigos y los caminos
para un eventual retiro
de las tropas.
l
Comunicados
Durante el cruce, los mensajeros iban
y venían por los desfiladeros de la cor-
dillera día y noche. Nada escapaba al
control de San Martín que, como lo in-
dica la escuela napoleónica, coman-
daba su ejército desde atrás.
En los ultimos días se adelantó, para
estar al frente en Chacabuco, donde
ya había previsto la batalla final.
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