El Nuevo Diario - page 19

grandes casos policiales
Viernes 13 de octubre de 2017
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LA REACCIÓN DE UN HERMANO MUY CELOSO
Doble crimen sólo
por “salvar el honor”
En 1933, el hermano de una menor que se fugó con el novio quiso salvar el honor de la familia y
fue a la casa donde vivía la pareja para matarla. Aunque la chica se salvó, quienes sí murieron
fueron su suegro y su novio. En aquellos años, fugarse con un hombre era repudiado por la
sociedad pero nadie suponía que el enojo del hermano mayor de la joven llegaría a tal punto.
Claudio Vallejo, el dueño de casa, des-
pertó a la joven Ana porque la buscaba
su hermano. Ella salió y también su
compañero.
—¿Qué piensan hacer?— les inquirió
Denis.
—Mira, si tus padres quieren, nosotros
vamos a casarnos.
—¿Ah sì? Yo los voy casar ahora— les
dijo mientras sacaba de entre sus ropas
un revolver y le apuntó a su hermana.
Claudio Vallejos estaba a la derecha del
agresor y le tomó el brazo, con tan mala
suerte que cuando percutó el arma el
primer tiro le dio en el hombro. Aun así
siguió forcejeando para que Denis no
matara a su hermana y Benegas, el
novio. El furioso hermano seguía dispa-
rando. Ana y Benegas salieron co-
rriendo pero el novio fue alcanzado por
otro de los tiros.
Rogelio Olguín, que estuvo en la cena y
se había quedado dormido, se despertó
sobresaltado y su primera reacción fue
tomar una horqueta y dirigirse hacia el
comedor de donde veían los gritos. Al-
canzó a ver a Fidel Denis que salía de
la casa y en el piso yacía don Claudio
Vallejos. En una de las piezas, Antonio
Benegas había caído de rodillas.
Un hermano y el cuñado de Fidel
Denis, las dos personas a quienes la
madre de los Denis encomendó que
cuiden a su hijo mayor, llegaron dema-
siado tarde a la casa de Vallejos.
Cuando entraron a la casa ya se había
producido la tragedia y el dueño de
casa y su hijastro agonizaban. El ase-
sino salió corriendo y se entregó un rato
después en la policía.
Fue un crimen
premeditado
Al comisario le contó todo y reconoció
que su intención era matar a la her-
mana y a su novio, por “la deshonra”
que significaba para su familia que se
hubieran fugado. Atribuyó la muerte de
su amigo Claudio Vallejos a que se
haya cruzado en el camino para defen-
der a Ana y al hijo de su mujer.
El hecho que Fidel Denis haya ido
hasta la casa con la intención de matar
a la pareja fue considerado premedita-
ción por los jueces y por lo tanto influyó
como agravante a la hora de dictar sen-
tencia. El tribunal consideró que “la irri-
tación” manifestada ante la fuga de la
chica no podía ser considerada como
un atenuante
El 4 de junio de 1934, un tribunal sen-
tenció a Fidel Denis a cumplir 18 años
de prisión por el crimen de Claudio Va-
llejos y Antonio Benegas, dos muertes
absurdas en la que el honor de la fami-
lia quedó manchado más que con la si-
tuación que el celoso hermano quiso
evitar.
Los datos para elaborar esta nota han
sido extraídos de los expedientes que
guarda el archivo del Poder Judicial
E
n los años 30, que alguna de
las mujeres de la casa se fuera
a vivir con un hombre sin ha-
berse casado era tomado como
una vergüenza o una deshonra.
Ana Denis tenía 17 años cuando come-
tió el error de enamorarse de una per-
sona bastante más grande que ella, lo
que automáticamente generó el re-
chazo de su familia. Ana decidió fu-
garse de la casa y se fue a vivir con
Antonio Benegas, un muchacho de
unos 30 años de edad al que había co-
nocido por ser hijastro de un amigo de
la familia, don Claudio Vallejos.
Era septiembre de 1933 y Fidel
Denis, el hermano mayor de Ana, había
permanecido un tiempo viviendo en el
Médano de Oro por cuestiones de tra-
bajo. En el camino de regreso a Chim-
bas, donde vivía su familia, Fidel se
encontró con un amigo, Sebastián Gar-
cía, quien lo puso al tanto de las nove-
dades y le contó que Ana se había
fugado de la casa con Benegas.
En la casa de los Denis, la situación era
muy tensa. Ana se acababa de fugar y
la madre de la chica, le encomendó a
su hijo Manuel que si lo encontraba a
Fidel lo retuviera y no lo dejara solo.
—Vos sabés el carácter que tiene
Fidel y capaz de irse a buscar a la
Ana y darle una biava—
dijo la mujer
intuyendo que habría problemas.
Los amigos intuyeron
que algo pasaría
En la casa de don Claudio Vallejos se
había programado una cena entre ami-
gos. Rogelio Olguín llegó a visitar a su
amigo don Claudio Vallejos, donde tam-
bién se encontraba el hijastro Antonio
Benegas, su madre Isabel, otros ami-
gos de nombres Luis López y Segundo
de la Vega, la mujer de De la Vega y la
menor Ana Denis.
Cerca de las 22, un fuerte golpe en la
puerta los sobresaltó. Era Fidel, quien
tenía cara de preocupado. El hombre
saludó y se sentó lejos de los presen-
tes, sin decir más palabras.
A eso de las 23.10, Olguín llamó a Be-
negas para hablar afuera
—Tené cuidado que el Fidel no tiene
buena cara. Yo que vos me cuidaría—
le dijo a su amigo Antonio.
—No te preocupes. Ya está todo arre-
glado con la familia y si ellos quieren
que me case con la Ana me voy a
casar. Yo la quiero— le respondió Anto-
nio.
Volvieron a la habitación y observaron
que Fidel había cambiado de actitud y
ahora reía y hacía chistes con los pre-
sentes.
A eso de las 2, cuando algunas de las
visitas se habían retirado y otras se
quedaron a dormir, Fidel Denis volvió a
la casa donde su hermana se había ido
a convivir con Benegas.
Una nota de
Alejandro Sánchez
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