Viernes 8 de julio de 2016
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HISTORIAS DE LA RESIDENCIA DE ADULTOS MAYORES
Una nota de
Noelia Escales
L
o que los sanjuaninos conocían
sobre el viejo Hogar de Ancia-
nos comenzó a quedar sepul-
tado en 2008. Ese año el gobierno de
la provincia, junto al Ministerio de De-
sarrollo Humano, inauguró las nuevas
instalaciones de lo que hoy es la Resi-
dencia de Adultos Mayores Eva Duarte
de Perón, a la que luego se sumó un
centro cultural. Fueron ciertas las pe-
nosas imágenes de abandono de quie-
nes vivieron en el viejo hogar, además
de un edificio completamente deterio-
rado. Afortunadamente, junto a las mo-
dificaciones edilicias, también
cambiaron las proyecciones para quie-
nes años atrás se veían sentenciados
Hombres y mujeres de la Residencia de Adultos Mayores grabaron un video evocando el programa “El Club del Clan”. Esperan generar nuevos proyectos musicales y audiovisuales.
—¿Dónde vivía antes de llegar a la resi-
dencia?
—En una pieza en Meglioli y República
del Líbano. Me iban a pagar como casero
y en dos años me dieron 5 mil pesos. An-
daba con dolor de rodilla, porque tengo
artrosis, y hacía changuitas. Así viví dos
años hasta que llegó una licenciada de Ri-
vadavia, Carina López.
—¿No tenía algún familiar que lo ayu-
dara?
—No, soy salteño. Soy separado allá y ya
soy más sanjuanino que ustedes, vivo acá
“Nosotros,
Los adultos mayores que
viven en el hogar estatal,
están más activos que
nunca, soñando, generando
nuevos proyectos y bus-
cando ansiosos transmitir
sus experiencias a sus
pares, jóvenes y niños. Allí,
Isabel Piedra está a cargo
del taller de tejido, Carlos
Codó, del de alfabetización,
y Francisco Alarcón es el jefe
de la huerta. Estas son sus
historias.
a vivir hacinados, apartados y sin futuro.
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Hoy, las personas que están en la resi-
dencia no sobreviven, viven. No importa
si tienen 60 u 80 años, continúan traba-
jando en lo que les gusta. Con el aseso-
ramiento del equipo de la residencia, a
cargo de la directora Sonia Recabarren,
buscan nuevos proyectos. Aunque, como
ellos mismos cuentan, muchos llegan
con una mochila pesada por no tener fa-
milia, reciben el cariño de sus compañe-
ros, de los profesionales y de la sociedad
en general, que cada vez participa más
de las actividades que propone la institu-
ción.
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Como ejemplo, aquí están las historias
de tres residentes:
Isabel Piedra
, que
está a cargo del taller de tejido y se está
formando en tejido industrial;
Carlos
Codó
, que es psicólogo y está haciendo
un curso de computación para transmitir
esos conocimientos, y
Francisco Alar-
cón,
el jefe de la huerta y quien se pre-
para para comenzar a elaborar pan
casero.
FRANCISCO ALARCÓN
Quién dijo que ser
viejo es aburrido
