Viernes 9 de junio de 2017
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MELINA DE BERNARDO
Honrar la vida:
pasó por 3
Siendo niña, Melina contrajo lupus
y la enfermedad afectó irremedia-
blemente sus riñones. Pasó por di-
ferentes tipos de diálisis y fue
A
los 9 años la vida de Melina De
Bernardo, y la de toda su familia,
cambió para siempre: contrajo
lupus y sus riñones dejaron de funcionar.
Cuando el resto de sus compañeros solo
se preocupaba por ir a la escuela y
hacer sus deberes, ella tenía por delante
una carrera mucho más desafiante,
aprender a convivir con una enfermedad
crónicacon dos tratamientos posibles, la
diálisis y el trasplante.
Luego de pasar por tres trasplantes de
riñón, en abril Melina celebró 40 años de
vida. Es psicóloga, standapista y tanto
ella como su familia lograron convertir la
enfermedad en una oportunidad. Hizo su
tesis de grado sobre la psicoprofilaxis
quirúrgica del trasplante renal y junto a
la actriz Carla Coria, quien también fue
trasplantada de un riñón, hacen el es-
pectáculo de stand up “Las inmune”.
Desde Córdoba, el lugar que eligió para
vivir, Melina contó su testimonio.
—¿Cómo y cuándo empezaste a tener
problemas de salud?
—A los 9 años me diagnosticaron lupus,
una enfermedad que ataca tu propio orga-
nismo. Me atacó los riñones, empecé diáli-
sis en hemodiálisis y a los 15 mi mamá
me donó un riñón. Ese trasplante duró dos
años. Me tuvieron que hacer una biopsia,
lo perdí y volví a diálisis. Ahí me hacía diá-
lisis peritoneal y estuve con ese método
hasta que a los 17 se me hizo una infec-
ción y volví a hemodiálisis. En ese ínterin
estaba muy deprimida, era adolescente,
me quería ir a Bariloche y así no podía. El
médico vio que estaba muy deprimida, me
pusieron en prioridad cero y ahí nomás
me trasplantaron con donante cadavérico.
Con ese trasplante estuve seis años y en
un momento hice una intoxicación por una
de las medicaciones y volví a diálisis. En
el medio me vine a estudiar psicología a
Córdoba.
—¿Y a pesar de que volviste a diálisis
decidiste quedarte en Córdoba?
—Les pedí a mis viejos quedarme. Ellos
me permitieron hacer una vida normal a
pesar de que les re costaba. Nunca me
trataron como una niña enferma y eso me
dio independencia. ¡Hay que ser padre de
alguien que tiene un problema de salud y
dejarlo libre! La diálisis te permite que ten-
gas cierta normalidad en tu vida, aunque
te desgasta muchísimo. Estudié, trabajé,
era voluntaria de un grupo de niños con
cáncer y empecé a hacer stand up, no
dejé mi vida en suspenso hasta estar bien.
La gente por ahí se queda en ese lugar de
estoy enfermo, no puedo hacer nada.
Cuando uno se queda pegado a la enfer-
medad, la cabeza te juega en contra. De
hecho hay gente que me conoce desde
hace un montón y después se enteró que
yo me dializaba.
—Que seas psicóloga y hagas stand
up, ¿tiene que ver con lo que te pasó?
—El tema de la piscología tuvo mucho
que ver, yo pensaba estudiar medicina y
después me di cuenta que me interesaba
más la parte anímica del paciente, poder
hacer que la persona pueda disfrutar de
la vida a pesar de una enfermedad.
Cuando era adolescente, las psicólogas
no me gustaban y mi prima que estudiaba
psicología me dijo “¿por qué no hacés
algo diferente vos, si podés transmitir algo
trasplantada en tres oportunidades.
A pesar de todo, la patología se
convirtió en una oportunidad. Ella
es psicóloga y standapista. Ade-
más, su padre, Hugo De Bernardo,
comenzó a incursionar en el rubro
espectáculos para concientizar
sobre la donación de órganos.
desde tu lugar?”
—¿Y el humor?
—Lo descubrí siendo voluntaria de Soles.
Descubrí que hacer reír a otros que esta-
ban mal me hacía sentir bien y que no
solo los ayudaba a ellos sino a mí. El
stand up te permite reciclar los problemas
en algo divertido y ahora, con otra chica
que trabaja en comunicación, empeza-
mos a preparar charlas motivacionales.
—Pasaste por tres trasplantes, ¿cómo
hacías para asumir cada vez que vol-
vías diálisis y regresabas a la situa-
ción de espera de un donante?
—En realidad, el último trasplante tardé
un montón de tiempo en hacerlo porque
lo tuve que laburar en terapia. Como psi-
cóloga considero importante laburar una
operación y más cuando recibís un ór-
gano extraño. Está bueno que lo quieras
recibir, que le hagas un lugar, porque lo
tenés que cuidar. El trasplante es un tra-
tamiento más. Me pasó cuando era ado-
lescente, que tuve que tomar muchos
corticoides y me deformaron la cara. Pa-
rece una superficialidad, pero quería
estar preparada para que si pasaba eso,
aceptara esa situación sin angustiarme
por mi físico. Hoy, más allá de que los pri-
meros días del último trasplante no fueron
fáciles, lo volvería a hacer porque me da
una libertad que antes no tenía.
—¿Siempre confiaste en que iba a
aparecer un donante?
—Es extraño, con este último trasplante
sí, tenía la confianza y apareció, a pesar
de que siendo chica estuve muchos años
en lista de espera y no pasó. Ahora hay
más donantes, pero la donación es un
momento muy difícil, lo trabajé en mi tesis
y fue re movilizante. El laburo de la per-
sona que tiene que preguntarle a la fami-
lia si quiere donar debe ser uno de los
trabajos más difíciles que hay. El donante
tiene que estar internado, con respirador
y muerte cerebral, que es irreversible. Es
re difícil discernir en un momento de tanto
Melina De
Bernardo junto
al Puma
Rodríguez,
que llegó a San
Juan por
gestiones de
su papá, Hugo
De Bernardo,
para brindar un
espectáculo y
ayudar a la
concientización
sobre la
donación de
órganos.
Poder viajar, es una de las
cosas que más disfruta
Melina después de su
último trasplante.
“
”
Estudié, trabajé, era
voluntaria de un grupo de
niños con cáncer y
empecé a hacer stand up,
no dejé mi vida en
suspenso hasta estar bien
“
”
Mi papá empezó (NDR:
con la producción de
espectáculos) porque en
esa época nadie hablaba
de la donación de órganos