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EL SIGLO XX EN SAN JUAN
LOS AÑOS 70 - ECONOMIA
EL AGOTAMIENTO DEL MODELO
L
os años 70 fueron buenos para la vitivi-
nicultura. Con excepción de los años
75, 76 y 77, el vino y la uva tuvieron bue-
nos precios. No obstante ello, la situa-
ción general de la provincia no era de
bonanza a pesar de que grandes obras ocupaban
a muchos obreros de la construcción: el dique de
Ullum, el nuevo edificio de la municipalidad de la
Capital y el Centro Cívico.
Comenzaba a quedar en claro que la econo-
mía sanjuanina tenía problemas estructurales que
no alcanzaban a disimular un buen año vitiviníco-
la o una gran obra de gobierno.
Las nuevas demandas de una sociedad en la
que cada año se incorporaban entre 2 y 3 mil per-
sonas al aparato productivo, exigía un replanteo
del modelo económico. En especial porque ya
buena parte de quienes pretendían un espacio en
el mundo del trabajo venían con un título univer-
sitario bajo el brazo y sus expectativas no se
reducían a las posibilidades que brindaban la
agricultura o la construcción.
En ese sentido pueden incluirse los intentos
de los distintos gobiernos por implementar políti-
cas que contribuyeran a la diversificación.
Al comienzo de la década, el ministro de
Economía Ricardo Basualdo implementó lo que
dio en llamarse Plan Huarpes que promovía las
inversiones a través de diversas medidas,
muchas de ellas tomadas del Plan Independencia
dispuesto para la provincia de Tucumán.
La creación del Parque Industrial en Chimbas
y el aliento al turismo desde la dirección que con-
ducía Guillermo Barrena Guzmán, apuntaban
también a lograr la ansiada diversificación.
El gobierno del profesor Camus siguió ese
lineamiento, plasmado a través del Plan Trienal
Provincial que tenía como objetivo “crear las con-
diciones económicas, sociales y culturales para
el desarrollo económico de San Juan, en forma
integrada al resto del país”.
El desarrollo de la zona andina a través del
polo turístico que se intentó estructurar sobre la
base de las Termas de Pismanta, la apertura de
una ruta que uniera el sur sanjuanino con Barreal
y la ampliación de la red eléctrica a zonas rurales
y mineras, tuvo ese objetivo.
Algunos logros comenzaron a advertirse,
como la radicación de la empresa SASETRU con
una fábrica de galletitas en Albardón que nunca
se llegaría a inaugurar, la instalación de algunas
industrias en Chimbas y la posibilidad, luego
truncada, de poner en marcha el yacimiento de
cobre de El Pachón.
La llegada de los gobiernos militares dejó de
lado toda orientación de la economía desde el
Estado, limitándose a continuar las obras públi-
cas iniciadas.
Pero mientras esto ocurría en la provincia, la
política económica nacional continuaba con su
marcha errática. Se pasaba de los precios máxi-
mos (época peronista) a la absoluta libertad de
los mercados, de la limitación de las importacio-
nes a la apertura indiscriminada, del control del
crédito a la liberalidad bancaria, del dólar oficial a
la famosa “tablita”. La tendencia de la década fue
un creciente control estatal en medios de pro-
ducción y los servicios. El Estado producía vino
en San Juan o administraba hoteles en casi todo
el país, transportaba personas y cargas en los
ferrocarriles y los aviones o nacionalizaba los ser-
vicios de electricidad de Buenos Aires en una
operación altamente sospechosa.
D
e pronto los argentinos éramos los
millonarios del mundo. José Alfredo
Martínez de Hoz conducía la econo-
mía nacional bajo el gobierno militar que pre-
sidía Jorge Rafael Videla. Y un dólar barato
sumado a un crédito fácil generaban esa
sensación.
Mientras algunos empresarios utilizaron
esa situación para equipar sus fábricas que
habían caído en la obsolescencia tras años
de políticas proteccionistas, buena parte de
los argentinos aprovechó las condiciones
para darse una gran farra que incluía la com-
pra de cuanto objeto suntuario llegara al
país, renovar su viejo auto nacional por un
moderno coche importado o viajar por el
mundo.
Fueron los años de la plata dulce. Cuando
los argentinos en el exterior arrasaban con
televisores y equipos de música. “Deme
dos”, era la frase que se popularizó entre los
viajeros a Miami, el Caribe o Europa.
-Decime... ¿donde me conviene comprar
las corbatas... en Lafayette de París, El Corte
Inglés de Madrid o Valentino en Roma? –
preguntaban los viajeros novatos.
- ¡Qué baratos están los restaurantes en
Francia! Sólo pagué 25 dólares por un plato
de caracoles en Maxim’s... –se escuchaba
comentar.
Mientras, la deuda externa aumentaba y
en los años siguientes habría que hacer las
cuentas con la realidad.
LA PLATA DULCE
La diversificación económica se intentó por vía de la
industrialización, en muchos casos, no asentada en la
producción primaria local
La fábrica de galletitas instalada durante el gobierno de
Camus, aun no entra en producción
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