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70
JUAN CARLOS BATALLER - EDGARDO MENDOZA
LOS AÑOS 70
CAMBIOS EN LA SOCIEDAD
L
os '70 constituyeron una bisagra para la sociedad
sanjuanina. Fue entonces cuando se empezaron a
abandonar costumbres y prácticas sociales fuer-
temente arraigadas, reemplazadas por otras, que
luego siguieron evolucionando hasta ser las
actuales.
El primer lustro de la década fue de gran participación
política, en especial por parte de los jóvenes. Estos comen-
zaron a ser invadidos consciente o inconscientemente por
las ideas y principios del "mayo francés". Existió el conven-
cimiento que se podía cambiar el mundo, se pensaba que la
imaginación podía tomar el poder.
Desde finales de los años '60, primero, los estudiantes
de la facultad de Ingeniería y luego los de la UNSJ vivieron
prácticamente en estado de asamblea permanente, muchas
de las cuales terminaban en manifestaciones callejeras y
enfrentamientos con la policía. Las tomas de los locales
educativos eran frecuentes. Lugar de efervescencia lo cons-
tituyó el antiguo comedor universitario que se encontraba en
la esquina de calle San Luis y Aberastain.
En los años 73-74, comenzó a desarrollarse, sobre todo
en la carrera de Arquitectura, la modalidad del aula-taller,
que reemplazó a la clase magistral.
Las inquietudes repercutieron en los colegios secunda-
rios y en algunos de ellos se formaron precarios centros de
estudiantes o cuerpos de delegados de los distintos cursos.
Fueron los jóvenes los encargados de motorizar la vasta
movilización de sanjuaninos que en junio de 1974 se trasla-
dó a Buenos Aires para recibir al general Perón, que volvió
definitivamente del exilio.
Ya a comienzos de la década empezaron a circular nue-
vos y numerosos libros editados por el Fondo de Cultura
Económica de México, la Editorial Siglo XXI y Centro Editor
de América Latina. Se agregaron durante los gobiernos
peronistas los publicados por EUDEBA, la Editorial
Universitaria de Buenos Aires. Muchos de ellos eran edicio-
nes de bolsillo, muy económicos y usualmente se compra-
ban en los quioscos.
En el gobierno de Lanusse la censura cinematográfica
comenzó a distenderse, cosa que se profundizó mucho más
posteriormente. Los sanjuaninos disfrutaron de películas
hasta entonces prohibidas como "Ultimo tango en París",
"El Decamerón", "La naranja mecánica", y toda una cinema-
tografía picaresca que mostraba abundantes y desprejuicia-
das anatomías femeninas.
El cine nacional aportó lo suyo. En la facultad de
Ingeniería se exhibió "La hora de los hornos", del director
Pino Solanas. En el trienio 73-75 se vio "La Patagonia rebel-
de" y "La tregua", protagonizada por Héctor Alterio, film que
llegó a competir por el Oscar representando a nuestro país.
Desde Buenos Aires la televisión enviaba programas de
gran calidad y se le prestaba gran atención al ciclo "Cosa
juzgada" donde, bajo la dirección de David Stivel, actuaron
Marilina Ross, Juan Carlos Gené, Norma Aleandro, Emilio
Alfaro y otros.
A principios de los '70, cantantes como Sandro,
Leonardo Favio y Palito Ortega gozaban de una gran popu-
laridad pero luego, cuando los jóvenes comenzaron a militar
y a actuar en política la canción de protesta los fue reem-
plazando. Se escuchó entonces a Horacio Guaraní, César
Isella, que cantaba poemas de Tejada Gómez, Mercedes
Sosa, Piero, Zitarrosa. El catalán Joan Manuel Serrat y Paco
Ibáñez cantaban los textos de los poetas españoles clásicos
y contemporáneos. El conjunto "Los Indianos" integrado por
dos sanjuaninos, alcanzó cierta presencia nacional con una
canción dedicada al sindicalista combativo Agustín Tosco.
Se hizo más habitual escuchar música cantada en
inglés, a The Beatles y The Rolling Stones se agregaron
Joan Baez, The Who, Joe Cocker, Country Joe, Santana y la
guitarra de Jimmy Hendrix. Esta tendencia se profundizó a
partir de 1976, cuando en los años de la dictadura militar
desapareció la canción de protesta.
Fueron años de profundos cambios en el ámbito familiar.
Se estremeció la estructura de la familia patriarcal que se
mantenía vigente desde principios de siglo. El padre ya no
pudo imponerse a fuerza de autoridad, lo debió hacer con
argumentos.
Se construyeron casas más pequeñas, especialmente
en los barrios. No se hicieron más las grandes viviendas
familiares que existían en el barrio Agua y Energía, Villa
América o Villa Mallea.
Cambió la composición de la familia, el núcleo lo com-
ponían los padres con los hijos y se dejó de convivir con los
abuelos.
Los hijos adquirieron nuevas y sólidas libertades. La
película "El graduado", que estuvo muchas semanas en car-
telera en el cine Gran Rex, es significativa de estos cambios.
El protagonista se terminó casando con la mujer que él que-
ría al margen de los deseos de los padres de la novia. Las
nuevas generaciones marcaron su independencia al elegir
una carrera universitaria, en la vestimenta o en el largo del
cabello.
Fueron mayores las libertades sexuales y se cambiaron
los horarios de diversión. Las fiestas llamadas "asaltos" que
terminaban, cuando más, a las doce de la noche fueron
reemplazadas por la salida a los "boliches", donde se llega-
ba a las 22 para terminar el baile a las tres de la mañana.
"Sortilege" era uno de los lugares más conocidos y los
domingos a la noche se podía bailar en "La Cueva", la con-
fitería en la facultad de Ingeniería.
Durante el verano el principal punto de encuentro eran
los clubes que poseían piletas de natación, y a los más tra-
dicionales como Amancay, se agregaron el Jockey Club,
Ausonia, UVT, el Banco Hispano y otros. Las piletas públi-
cas, ante el avance de los clubes, fueron desapareciendo.
“La Patagonia rebelde”, de Héctor Olivera, uno de los filmes
más visto en los primeros años de la década
En los años ’70 siguieron
construyéndose barrios,
pero las casas fueron más
pequeñas
El principal punto de encuentro de
los jóvenes en el verano eran los
clubes con pileta
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