El Nuevo Diario - page 7

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Viernes 8 de diciembre de 2017
El vertiginoso crecimiento de una bodega
durante el primer gobierno peronista
PLACIDO CASTRO
María de los Angeles
Pérez Estevez
Plácido Castro
Chinchilla, viuda de Ignacio Mon-
tilla, quien se instaló junto a sus
seis hijos.
Lo que primero fue un medio
para sobrevivir, se convirtió de a
poco en grandes extensiones de
cultivos en los que predominaba
la vid.
Años más tarde, cuando sus
plantaciones eran unas de las
más importantes de Albardón, al-
gunos de los hijos de José Monti-
lla Pérez, que falleció en 1937,
-Torcuato, Antonio, Angel, Gui-
llermo, Leonardo e Isidro- deci-
den fundar Montilla Limitada, una
pequeña bodega familiar siendo
Antonio quien se hace cargo de
la dirección. En 1952, la empresa
se asocia con una bodega que
desde 1936 era una de las más
importantes de la provincia: Re-
sero. Esta bodega era propiedad
de un porteño de apellido Váz-
quez que en 1976 decide ven-
derles su parte a los hermanos
Montilla.
Hasta esa generación, la de los
nietos de los Montilla Delgado
que llegaron desde España para
instalarse en San Juan, ninguno
había salido de la provincia.
Resero fue un vino “que hizo fa-
moso San Juan”. Realmente
fue un vino que era sinó-
nimo de la provincia y un
orgullo para todos los san-
juaninos.
En la época de la plata
dulce, los Montilla vendieron
su empresa a Greco y este
empresario mendocino la
transfirió a otra empresa men-
docina –Cartelone- y hoy es
conducida por la Federación de
Cooperativas Vitivinícolas Ar-
gentinas (FeCoVitA). Aunque
tiene su cuota de mercado, para
los sanjuaninos Resero ya no es
la bodega que hizo famosa San
Juan.
“En una entrevista realizada, un vecino
de Angaco recordaba que su padre le
contaba que los hermanos Castro co-
menzaron secando uva para obtener la
pasa y que pedían a los vecinos la uva
que les quedaba en los parrales, para
secarla en los potreros y en los techos
de las casas. Debemos recordar, no
obstante que la familia Castro tenía una
propiedad con parrales, razón por la
cual contaba con la materia prima para
secar uva. También es probable que la
primera “bodega” fuera una construc-
ción precaria y sin inscripción en la Di-
rección de Industrias, con el fin de
“probar” en la actividad de productor de
vino. En rigor, lo cierto es que en 1943
nos encontramos con una empresa só-
lidamente instalada.
En 1945, la razón social Castro Herma-
nos hizo una presentación al Director
de Industria de la provincia, como bo-
deguero-trasladista. Por este docu-
mento se sabe que los socios
continuaban siendo los mismos y que
el establecimiento se ubicaba en calle
Aguilera esquina España del Departa-
mento Angaco, con una capacidad de
elaboración de 202.450 hl. El capital
social declarado en la solicitud era de
$152.982,60 invertido en edificios, ins-
talaciones, envases de conservación,
maquinarias y útiles de bodega. En
agosto del mismo año se aceptó la soli-
citud, inscribiendo a la razón social bajo
el número 541, por cuanto desde este
momento pasaron a tener la categoría
de bodegueros-trasladistas”
Durante el peronismo, la empresa
logró un constante crecimiento. La
expansión del mercado interno pro-
dujo un aumento creciente de la de-
manda del vino. Las inversiones
realizadas en la bodega explican el
aumento de la capacidad de elabora-
ción de vino de la firma durante el
peronismo que fue de 15 veces.
O
tra gran bodega fue Castro Her-
manos, tan famosa como su
vino Talacasto
La historia de esta bodega que tuvo
gran auge durante el gobierno de Juan
Domingo Perón fue investigada por
Mabel Cercós, investigadora de la Uni-
versidad Nacional de San Juan, en un
trabajo titulado “Castro hermanos, el
éxito de una empresa familiar vitivinícola
de San Juan durante el primer pero-
nismo”.
Don Plácido Castro, uno de los integran-
tes de la firma social Castro Hermanos
junto a Francisco, Vicente y Juan, hicie-
ron de un emprendimiento familiar una
de las empresas vitivinícolas más impor-
tantes de la provincia. La firma se inició
en 1943 y continuó hasta 1960 aproxi-
madamente. Plácido Castro fue el prota-
gonista principal del crecimiento de la
empresa.
Los Castro eran españoles. La familia
Castro Gómez se componía del matri-
monio de Plácido Castro Romero, de
Dolores Gómez y de sus hijos, María del
Carmen Castro Gómez, José Castro
Gómez, Juan Castro Gómez y Francisco
Castro Gómez. En San Juan nacieron
otros dos hijos, Plácido y Vicente.
En un principio vivieron en el departa-
mento de Desamparados porque allí es-
taba instalada una prima de Plácido,
Carmen Romero, cuya familia, también
española, tenía un almacén. Posterior-
mente se trasladaron al departamento
de Angaco Norte.
En 1922, Plácido Castro Romero adqui-
rió, por $5.000 y al contado, un fundo
con casa y viña dividido en dos fraccio-
nes, una de 8 hectáreas y la otra de 5
hectáreas. A la muerte de Plácido Castro
Romero, en febrero de 1938, su esposa
y sus seis hijos fueron declarados here-
deros universales del único bien, que
era la finca de Angaco Norte.
Dice Mabel Cercós:
En este proceso expansivo, la firma ad-
quirió, en junio de 1951, una fracción de
la finca que había pertenecido a la histó-
rica empresa sanjuanina Estableci-
miento Vitivinícola Francisco Uriburu SA,
ubicada estratégicamente sobre la ruta
nacional 20, en el departamento Eva
Perón, hoy Caucete.
El año 1951 significó, además, un cam-
bio sustancial para Castro Hermanos, ya
que ese año pasaron de trasladistas a
convertirse en fraccionadores al con-
sumo local, de acuerdo con las disposi-
ciones vigentes.
En la solicitud correspondiente declara-
ron un capital de $800.000, probable-
mente inferior al capital real.
La conversión en fraccionadores supuso
modernizarse tecnológicamente, com-
prar del 75% de una planta fracciona-
dora perteneciente a Miguel Castillo
Huerta, ubicada en el departamento de
Rawson y solicitar que del mismo modo
que se fraccionaría vino común se haría
también con vino fino y especial y, para
distinguirlos, solicitaron autorización
para las etiquetas respectivas.
Nacía así
el vino Talacasto.
La firma creció a un ritmo importantí-
simo. Compró y alquiló bodegas, abrió
plantas fraccionadoras, se convirtió en
una empresa líder en el país. De este
modo, a fines del peronismo, la empresa
Castro Hermanos se hallaba consoli-
dada y en plena expansión productiva.
En poco tiempo la empresa conducida
por Plácido Castro era una de las firmas
más poderosa y representativa de la viti-
vinicultura, productora de los vinos co-
munes Talacasto, Viñas de Angaco y del
jerez Don Plácido, además de las pasas
de uva La Pandereta y Pasandina, entre
otros productos. De modestos producto-
res de pasas se convirtieron, en los años
de nacimiento del peronismo, en peque-
ños elaboradores de vino que comercia-
lizaban en el mercado de traslado.
Lograron pasar de bodegueros trasladis-
tas a integrarse verticalmente en el mer-
cado minorista sanjuanino. Esta, sin
duda, fue la base de su expansión pos-
terior.
En la mitología vernácula se elabora-
ron diversas hipótesis para justificar
el gran crecimiento de Castro Herma-
nos. Desde que contaron con la
ayuda de Juan Duarte –hermano de
Eva Perón- hasta que, como todas las
grandes bodegas de la época, crecie-
ron con las plantas fraccionadoras en
Buenos Aires. Lo cierto es que fueron
protagonistas de un gran momento
del vino. Como que Argentina llegó a
consumir 90 litros por habitante, uno
de los más altos consumos del
mundo, muy lejos del actual con-
sumo que ronda los 25 litros.
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