Viernes 30 de junio de 2017
30
C
artas
del lector
CARTAS A
EL NUEVO DIARIO
Usted puede hacernos llegar sus
cartas de las siguientes formas:
Por fax:
a los teléfonos 4212441 -
4213658 o 4215056.
Por e-mail
a la dirección:
Personalmente,
en
Santa Fe 236 (O) - Capital
Las cartas no deben exceder de las
20 líneas. El Nuevo Diario se re-
serva el derecho de resumirlas.
Aquellas que se refieran a personas
en particular deben ser acompaña-
das por fotocopia del documento de
identidad del remitente.
Prudencia
Mal en Educación: Una mesa de
entradas que no recibe escritos
Sugerencias para
el Parque de Mayo
Sr. Director:
Para solucionar problemas concretos y
para buscarles soluciones materiales
existen profesionales o funcionarios
cualificados y con recursos a su al-
cance. El voluntario social ofrece su
presencia positiva junto al que sufre
para sostener su autoestima y hacerle
más llevaderos procesos dolorosos. Y
si no soluciona problemas, lo que sí
hace con su presencia es detectarlos
para alertar a aquellos que sí pueden
ofrecer una solución.
Un voluntario no debería limpiar la casa
de una señora mayor, pero sí puede po-
nerla en contacto con el Área de Servi-
cios Sociales para que le envíen una
auxiliar de domicilio. Ni puede prescribir
medicamentos a una persona sin hogar,
aunque sea médico, sino que lo acom-
pañará al médico del servicio de salud
que le corresponda. Su misión en
ambos casos es crear un clima de con-
fianza y de cariño que palie la soledad
de una y de otro.
Además, el voluntario social debe tener
en cuenta uno de los deberes que re-
coge la Ley del Voluntariado: “Guardar
confidencialidad de la información reci-
bida y conocida en el desarrollo de su
actividad voluntaria”. La ley establece lo
que es una regla de sentido común en
ambientes donde nos pueden contar
asuntos relacionados con la salud, con
la vida íntima, problemas con la justicia.
Estas confidencias exigen de quien los
escucha la discreción más absoluta y
una confidencialidad profesional como
la de médicos o sacerdotes.
Por otra parte, el voluntario social no
debe buscar más información de la es-
trictamente necesaria para realizar el
servicio asignado o de la que quiera
Vida después de
la vida
Sr. Director:
Es un placer observar que los niños y
madres están contenidos en un sector
del Parque de Mayo con límites metáli-
cos coloridos. Para mi gusto, le hace
falta mejor iluminación, pero estoy se-
guro que las autoridades correspondien-
tes estarán trabajando en eso. Menciono
este ejemplo como para contribuir en
esta opinión, con la idea de que este ma-
ravilloso pulmón verde de la ciudad
cuente con sitios sectorizados en los
cuales se puedan desarrollar diferentes
actividades. No me refiero a que todo
tenga que tener un cierre perimetral, sino
que en un sector sea destinado a ejerci-
cios físicos con aparatos como los que
hay en algunas plazas. Otro sector para
presentaciones artísticas. En este caso
es un anhelo popular de ver espectácu-
los como la Orquesta Sinfónica de la Uni-
versidad Nacional de San Juan, artistas
populares de diferentes géneros, bailari-
nes, actores. Sería lindo llenar de cultura
el parque durante las semanas, teniendo
en cuenta que se acercan las vacaciones
de invierno.
Es de esperar que las autoridades co-
rrespondientes pongan de su buena vo-
luntad para que esto y mucho más se
lleve a cabo en este sector ícono de la
provincia, en beneficio de todos los san-
juaninos y turistas que llegan a nuestra
provincia.
Leonardo Miranda
DNI 26.791.864
darle libremente la persona con la que
trata...
En muchos casos, ni el voluntario ni la
organización tendrán mucho que hacer
frente a la libertad y a la voluntad del
sujeto, pero quizás puedan intervenir
positivamente para reducir daños o re-
conducir de alguna manera la situación.
J. C. Gª Fajardo
Sr. Director:
Un dicho popular dice que nadie ha re-
gresado del Más allá para contarnos si
existe vida después de la muerte, aun-
que lo cierto es que tampoco se han in-
vestigado suficientemente las vivencias
de quienes tuvieron experiencias cerca-
nas a la muerte y las relataron. Parece
que no resulta interesante.
En los años 70 se publicó el libro titulado
“Vida después de la vida”, del autor Ray-
mond Moody, que llegó a convertirse en
todo un best seller. En esta obra se reco-
gieron experiencias de pacientes que
describían de forma fascinante lo que vi-
vieron en esa fase. Sin embargo estos
informes se confrontaron aludiendo que
no se trataban de experiencias reales,
sino de fantasías producto de la falta de
oxígeno en el cerebro, o de determina-
das sustancias químicas, y muchos mé-
dicos se conformaron. La pregunta es si
realmente el ser humano está interesado
en saber si existe un alma y si hay vida
después de la muerte, o si por el contra-
rio se siente cómodo pensando que tras
la muerte todo se acaba.
La mayoría de los neurólogos parten de
la base de que dichas experiencias son
sólo una reacción cerebral. De hecho la
investigación actual sobre la conciencia
en ningún momento contempla una
fuente espiritual independiente, sin em-
bargo ¿no resulta demasiado simple
creer que por ejemplo las composiciones
musicales de belleza sin igual estén ba-
sadas únicamente en interacciones ca-
suales de corrientes cerebrales? Cuando
es más lógico creer que existe un alma,
la cual ha traído de otra vida, o de la
existencia eterna, toda esa información
musical y creativa.
Maximiliano Corradi
DNI 27.090.991
Sr. Director:
Más allá del derecho a pe-
ticionar ante las autorida-
des, de rango
constitucional; cuando un
ciudadano decide presen-
tar un escrito ante un orga-
nismo del Estado, ha
optado por adscribir al Es-
tado de Derecho. Si frente
a esa conducta valiosa, se
encuentra con una Mesa
de Entradas o con Ofici-
nas, que no le reciben el
escrito y lo tienen como
“bola sin manija”, es fuerte
la tentación de pasar al
plano de la barbarie, ante
ese funcionario ineficaz.
Son diversas las oportuni-
dades en que pasa esto
en la Mesa de Entradas de
la Cartera Educativa, en la
que el Jefe David Aroca
asume aquel proceder di-
ciendo que son órdenes
de sus superiores. El ante-
rior secretario administra-
tivo, el actual y los jefes y
subjefes de asesores polí-
ticos del ministro actual,
recibieron en su momento
esta queja del suscripto,
por mí y por los docentes
que se quejan. Hicieron
que se recepcionara el es-
crito por tal jefe y prome-
tieron instruirlo
debidamente. La cuestión
es que muy recientemente
volvió a actuar de esa ma-
nera.
Creo que exponer esta si-
tuación es hacer un servi-
cio a la comunidad
educativa, ya que si sólo
pensamos en los docen-
tes, que rondan los 15.000
seres humanos, que mu-
chas veces se tropiezan
con este escollo. Si a ello
agregamos que esta ne-
gativa a recibir un escrito,
también se da asidua-
mente en los estableci-
mientos educativos y otras
dependencias del sistema,
el problema es exponen-
cial.
Es de sentido común que
una Mesa de Entradas
debe recibir los escritos
que se le presentan. Es su
función sustantiva. Este
jefe invoca que al escrito
hay que llevarlo a donde
está el expediente, pero
en donde está el expe-
diente, muchas veces no
está el expediente o quien
atiende no quiere recibir el
escrito, o dice que no
tiene orden de recibirlo.
O…, o…, o.
Para eliminar esta rémora;
cabría aseverar que está
en juego el derecho cons-
titucional de peticionar a
las autoridades, reglamen-
tado por la Ley de Proce-
dimientos Administrativos
y su Decreto Reglamenta-
rio (Ley Nº 135-A y De-
creto Nº 655-G-1973). El
artículo 25 del Decreto,
establece que: “Todo es-
crito inicial o en el que se
deduzca un recurso de-
berá presentarse en mesa
de entradas o receptoría
del organismo competente
o podrá remitirse por co-
rreo. Los escritos posterio-
res
podrán presentarse
o remitirse igualmente
a
la oficina donde se en-
cuentre el expediente.” Es
decir que, respecto de los
escritos posteriores, el
que presenta el escrito
tiene la potestad otorgada
por la norma, para decidir
si lo presenta en donde
está el Expediente o en la
Mesa de Entradas,
“…
igualmente…”.
A esta fa-
cultad del administrado
agréguese que el Artículo
1º de la Ley establece
como requisitos del proce-
dimiento administrativo:
“…
Celeridad, economía,
sencillez y eficacia en los
trámites,…”; como el prin-
cipio de “informalismo” a
favor del administrado...
Creo que en el caso en
análisis, se privilegia ile-
galmente la comodidad o
desgano laboral del fun-
cionario público, por en-
cima del derecho del
administrado a elegir
donde presenta el escrito.
Corregir esto no cuesta
plata, cuesta buena volun-
tad y un poco más de tra-
bajo interno a esa Mesa
de Entradas.
Pascual
Daniel
Persichella
Abogado –
U.N.
Córdoba
Lic .en CS.
Políticas – U.N.S.J.