El Nuevo Diario - page 12

En la edad en la que el
sistema los envía a su
casa, muchos de los jubi-
lados se aferran con
gusto a una serie de tra-
bajos independientes y a
actividades que les permi-
tan seguir ágiles.
N
o les gusta que los llamen
“ancianos” ni tampoco que
se refieran a ellos como
“abuelos”, porque entre los cambios
de paradigma que trajeron los nue-
vos tiempos, muchos adultos mayo-
res no esperan la jubilación para
irse a su casa a cuidar los nietos
sino que siguen en actividad mien-
tras su cuerpo, su cabeza y sus
ganas se los permitan.
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Casi como una paradoja, el futuro
será de los adultos mayores y no
porque eso sea una mera expresión
de deseo, sino porque con la exten-
sión de la esperanza de vida tanto
para hombres como para mujeres,
es y será una realidad.
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De hecho, en Argentina, los mayo-
res de 60 años constituyen el 13,3
por ciento de la población y según
la curva demográfica, la proporción
de población adulta mayor (PAM)
sobrepasará a la infantil en 2040.
Más adelante en el calendario,
habrá menos chicos que viejos.
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En los últimos 50 años, práctica-
mente el número de menores de 15
años llegó a duplicarse, mientras
que la población PAM se multiplicó
por 3,6. La tendencia también se re-
fleja en la relación entre los distintos
grupos de edad: por cada persona
que supera los 59 años en el país,
viven poco más de 2 niños y niñas,
contra las 4,3 registradas en 1950.
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Frente a este panorama y aunque
habrá quienes seguramente tengan
que seguir trabajando para cubrir
sus ingresos económicos y aquellos
que desean jubilarse para cuidar a
los nietos y dedicarse a la casa,
cada vez son más los adultos ma-
yores que apuestan por un proyecto
de vida que les permita mantenerse
en actividad, pero con otra perspec-
tiva, otros tiempos y otra mirada de
la vida.
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En esta nota, dos ejemplos de per-
sonas que, a pesar de estar jubila-
dos, se mantienen ágiles y vitales y
por ahora, no piensan dejar de tra-
bajar.
Viernes 14 de julio de 2017
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JUBILADOS QUE SIGUEN TRABAJANDO
Los que rompieron
el reloj biológico
L
uis Roca es médico cardiólogo y se
jubiló como director de hospital con
41 años de servicio. Desde enton-
ces y en lugar de quedarse en su casa,
compró nueva tecnología para su consul-
torio privado, está más actualizado porque
mira muchas revistas de ciencia, congre-
sos, etc. a través de la computadora y da
“paseos cardiológicos” por el hospital para
encontrarse con sus colegas e intercam-
biar opiniones sobre algunos casos clíni-
cos.
—¿Quería jubilarse o no pensaba en
esa idea?
—Yo quería ya jubilarme, tenía 41 años
de servicio, pero sobre todo porque ya no
me sentía cómodo. Cuando uno piensa
de manera diferente a una gestión es
complejo trabajar. Por eso, inicié todos los
trámites apenas cumplí los 65 y a los dos
meses me salió la jubilación.
—¿Y cómo fueron esos primeros días?
—La parte intelectual no la perdí. Seguí
en mi consultorio, pero resulta que el
PAMI me dio una platita que yo no espe-
raba y entonces dije ¿Qué hago? Me al-
canzaba para un ecógrafo de última
generación y me lo compré. Así a los seis
meses de estar jubilado, ya tenía renova-
dos los equipos. Luego volví al Rawson
para dar mis “paseos cardiológicos”, me
encuentro con colegas, llevo un caso;
ellos me hablan de los suyos. La nuestra
es un especialidad gregaria, necesitamos
compartir.
—¿Y además de trabajar tiene alguna
actividad física?
—Desde que me jubilé volví a jugar al golf
y tengo tiempo para estar con mis tres
nietos. Mi esposa, Susana Schvartz, tam-
bién se jubiló, y un día vimos un aviso de
un viaje a Europa. Era muy caro para
nuestro presupuesto pero decidimos que
yo buscaría los viajes y los hoteles; y ella,
las actividades para realizar. No quería
enterarme de nada porque quería que
fuera una sorpresa.
—¿Y lo fue?
—Sí, por supuesto, no elegimos mal. Ha-
bíamos ido hace 10 años, pero encontra-
mos una Europa diferente, con más
cuidado por el medio ambiente y más res-
peto. Nos llamó la atención cómo nos
atendían, por ejemplo, en Londres debía
subir una escalera con la valija que era
pesada, y vino un chico y la cargó hasta
arriba. Luego, otro día, buscábamos una
dirección y una chica, hasta se subió con
nosotros al subte para llevarnos a donde
queríamos ir.
—¿Cuál es el secreto para seguir dis-
frutando de la vida?
— Nosotros ya no hacemos planes a
largo plazo. Todo es ahora. En mi familia
creo que nadie se jubiló. Soy el primero,
me parece...Ah, no mi suegra sí se jubiló.
Pero nosotros tuvimos que trabajar siem-
pre para obtener lo que queríamos. Así
nos hicimos burgueses para conseguir las
cosas. Tenemos la suerte de tener buena
salud; después, la pegamos con el matri-
monio y tuvimos las ganas de solucionar
las cosas juntos, por eso se llama pareja.
Complementar la salud con el estado civil
y una estructura familiar que nos con-
tenga, podría ser.
LUIS ROCA, 67 AÑOS
“Nosotros ya no hacemos planes a largo
plazo, todo es ahora”
Así a los seis meses
de estar jubilado, ya tenía
renovados los equipos en
el consultorio.
Aunque
habrá quie-
nes tengan
que seguir
trabajando
para cubrir
sus ingresos
y aquellos
que desean
jubilarse para
cuidar a los
nietos y dedi-
carse a la
casa, cada
vez son más
los adultos
mayores que
apuestan por
un proyecto
de vida que
les permita
mantenerse
en actividad
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