Viernes 29 de junio de 2018
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cio y le pusieron el cepo en la llave de en-
trada de agua al domicilio.
—¿La mujer se quedó con eso?
—Al parecer accionaría legalmente con-
tra la empresa, aunque OSSE tuvo que
retroceder. Si bien dejó el cepo puesto, le
liberaron la restricción.
—¿De quién es la culpa?
—Del usuario no, tal vez OSSE deba
ajustar los controles e ir contra el interme-
diario que cobró, llámese Rapipago,
Pago Fácil o entidad bancaria, pero no
castigar al usuario porque el intermediario
lo elige OSSE.
Una de las calles
cerradas por el
municipio de la
Capital para
poder realizar ta-
reas de poda. El
enojo de los au-
tomovilistas llevó
a incorporar cus-
todia policial. Va-
rios conductores
desconocieron
los conos ana-
ranjados y pasa-
ron. La gente
reclama que se
haga el trabajo,
pero en un hora-
rio que no ge-
nere caos.
—¿El enojo es solo por el corte de ca-
lles?
—Creo que pasa por el horario. El otro día
cortaron gran parte de calle Santa Fe, ar-
teria por donde circulan colectivos. El jue-
ves fue calle Mitre, por donde también
circulan colectivos. Imagínese el caos ve-
hicular en avenida Ignacio de la Roza.
—¿Qué pretende la gente?
—Que se pode y se corten calles pero en
un horario que no genere caos y en cierta
forma tienen razón. Después de las 20
horas sería ideal, por ejemplo. Hay que
pensar en la gente, no es tan difícil.
Enojo con Capital
—Veo que el municipio de la Capital
está apurado por podar los árboles
del microcentro.
—Más allá que es una tarea que hace
falta, hay mucho enojo de la gente, a
punto tal que tuvieron que incorporar
custodia policial.
—¿Alguien se puso violento?
—No sé, desconozco, pero no descarto
que algo haya ocurrido. Sí sé que algu-
nos automovilistas no respetan los cor-
tes de calle y en los primeros días hasta
se llevaron puesto algún cono naranja.
Las deudas
inventadas de OSSE
—¿Alguna repercusión del tema de
las deudas de OSSE que hablábamos
hace un par de semanas atrás?
—Nada, aparentemente. Pero ha sur-
gido algo muy preocupante y les ha su-
cedido a varias personas conocidas.
—A ver, sorpréndame.
—Empezaron a notificar sobre deudas
no muy importantes, dos o tres boletas
de uno o dos años atrás, pero cuando el
usuario fue a las oficinas a decir que no
debían nada, les pidieron que llevaran el
comprobante, o sea la boleta sellada por
el banco o la entidad donde pagó.
—¡Me está cargando!
—Para nada. Es más, esa misma afir-
mación se la hicieron varios usuarios a
la persona que los atendía. Pretenden
que la persona lleve una boleta que se-
guramente no tiene guardada. Imagí-
nese, habría que guardar boletas
pagadas por cinco años, al menos, una
locura.
—¿Qué pasa si el usuario no tiene la
boleta porque no la guardó pero en
realidad pagó?
—Tiene que pagar de nuevo o expo-
nerse como hizo una mujer que con
mucha clase les dijo que no iba a pagar
dos veces la misma boleta.
—¿Le cobraron o desistieron?
—Nada de eso, encima que están en
falta porque la falla es de ellos a esta
usuaria le mandaron a restringir el servi-
