la_cena_de_los_jueves2 - page 212

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JONES
que se hacía desaparecer a la gente embar-
cándosela en balsas que en un momento
dado se iban a pique.
¡Y qué presos! Algunos hombres dignísi-
mos, caballeros distinguidísimos, insospe-
chables.
Entre ellos fue arriada, porque esa es la
frase, toda la familia de Cantoni en San
Juan, con todos los amigos que habían ido a
interiorizarse de lo que había ocurrido en
Pocitos.
En ese momento, señor presidente, yo no sé
si estarían o no armados, el hecho es que
don Federico Cantoni —y al señor diputado
electo le consta que no he sido de su grupo
político, por el contrario combatió mi ante-
rior candidatura junto con sus amigos— y
todas las personas que con él se hallaban
fueron llevado a la cárcel. El doctor Cantoni
se hallaba en el momento de los sucesos
como a seis leguas de distancia, lo que está
perfectamente comprobado.
Sr. Lloveras.
— ¿Cuántas leguas?
Sr. Quiroga.
—Según dicen de Pocitos a
Desamparados hay esa distancia.
Sr. Lloveras. —
Se hallaba a 20 cuadras de
su casa esperando la noticia.
Sr. Quiroga. —
Entonces estaba en su casa.
Ya dirá después el señor diputado electo,
con el teodolito, cuántas cuadras o metros
exactos eran. Pero el hecho es que no esta-
ban en el asalto de la Rinconada.
Es lógico que conocida la primer noticia, la
población se alarmara y acudiera a casa del
doctor Cantoni para informarse de lo ocurri-
do, pues muchos lo daban por muerto.
Mientras este hombre público de San Juan
recibía esos amigos llegó la policía y el ejér-
cito y le impuso la orden de salir a la calle y
de seguir hasta la cárcel. Eran escoltados por
ametralladoras colocadas delante y detrás
del grupo.
E
ntre esas víctimas iban los herma-
nos Cantoni, el padre, anciano de
70 años y la madre, anciana tam-
bién que no la llevaron a la cárcel pero que
la encerraron en el Buen Pastor.
¿Qué es el Buen Pastor en San Juan?. Es el
sitio donde se recluye en forma de castigo a
las prostitutas, a las ebrias y a las mujeres
perdidas.
S
eñor presidente: en la cárcel los dete-
nidos se hallaban metidos en los
calabozos donde habría también cri-
minales, pero bien sabían los autores de esos
atropellos, de esas injurias, que no todas las
personas que allí estaban podían ser cómpli-
ces de ese asesinato.
La cárcel es una antigua casa, un verdadero
estercolero sin condiciones de higiene y que
alberga a más de doscientos presos y en uno
de sus calabozos estaban los hermanos
Cantoni y enfrente, en otro estercolero
pequeño, el anciano padre, de salud delica-
da, profesor con 30 años de servicios en la
enseñanza de ingeniería y autor de diversos
libros científicos que han sido consultados
por eminentes ingenieros argentinos.
Allí estaba el doctor Federico Cantoni vien-
do ese cuadro y sabiendo que a la madre se
la conducía al Buen Pastor.
¿Qué crímen había cometido esa anciana?
¿Qué delito? Haber llevado en sus entrañas,
haber alimentado en su regazo a tres
simpáticos universitarios que tenían una
alta cultura; los tres médicos que ejercen
su profesión como un sacerdocio, que
curan de balde, que no tienen horas, que
no hay pobre trabajador a quien no le
tiendan la mano generosa.
De allí les
viene la simpatía, de allí el cariño de todo
ese pueblo.
Ese era el crímen de la anciana madre de
los doctores Cantoni.
¿Y el padre? Ahí lo tuvieron una cantidad
de días en ese estercolero, anciano de más
de setenta años, toda una ilustración, tirado
en el suelo, sin abrigo, sin nada, tal vez
para que los hijos que no se podían mover
porque tenían centinela de vista, contempla-
ran aquella crueldad. ¿Y quiénes la ejecuta-
ban? ¿Por qué orden?. Esto es lo que hay
que saber.
Por eso, señor presidente, por haberse cons-
tituído como ministro del gobierno caótico
del señor Colombo que no podía gobernar y
sin embargo, era a la vez ministro, goberna-
dor, dictador; era todo. Y ese ha sido como
dije hace un momento, uno de los más entu-
siastas propagandistas de la personalidad
del doctor Federico Cantoni en todas las
campañas electorales anteriores.
Y
o no puedo sino adherirme con
todo entusiasmo al voto que ha
hecho el señor diputado electo por
San Juan de que quiere justicia. Yo también
le pido con toda el ansia de mi alma: le
pido como argentino, le pido como ser
humano, la pido como padre de familia;
justicia sabia, reparadora, pero rápida para
San Juan.
Van seis o siete meses desde el asesinato
del doctor Jones y todavía no hay un juez
constitucional, no hay fiscal que haya visto
la causa y el sumario está en poder del ejér-
“¿Quiénes son los
que ahora se llaman
partido radical
oficialista? ... Los
dirigentes de ese
partido fueron los
principales propagandistas
de la personalidad política
del doctor Cantoni, fueron
los que hicieron, los que
formaron ese ciudadano,
los que agrandaron su
personalidad y le dieron
todos los contornos de
un caudillo político”.
Marcial Quiroga
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