la_cena_de_los_jueves2 - page 12

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—El día que me sentí realmente enamorado, recuerdo que me
parecía flotar en una nube y que todo era más bello, los colo‑
res eran más intensos, la gente sonreía…
—Es cierto. La emoción del primer beso enamorado es inolvida‑
ble, como lo es también el día del casamiento, la primera vez
que tuvimos sexo, nuestro viaje bautismal en un avión…
—Hablando de emociones… ¿Se imaginan volver a vivir el
día del nacimiento del primer hijo…?
—Ami me encantaría volver a vivir un día que vino River a San
Juan y mi abuelo me llevó a la cancha. Ese día para mí fue má‑
gico…
—Uno con los años se olvida pero la emoción del primer auto,
o cuando nos entregaron nuestra primera casa… también fue‑
ron únicas.
Así siguió la charla por largo rato.
Los Kirchner, el agro, el Cleto, los cambios ministeriales, los dis‑
cursos políticos, la inflación, la inseguridad, el horario de los
boliches… todo había desaparecido.
La carne se enfriaba en los platos y los amigos, transformados
en contertulios, estábamos hablando de un tema mucho más
importante:
cómo quisiéramos vivir nuestros últimos quince
días.
Alguien dijo:
—Nunca hablamos de estos temas… De nuestros recuerdos,
de nuestras emociones, de lo que realmente nos importa.
Otro amigo puso la nota filosófica:
—Es que en las cosas simples está lo que realmente nos im‑
porta. Y las cosas simples no son noticia…
—¿Te parece?
—Y… fijate de lo que hablan los grandes medios… Las noti‑
cias pasan por la política, los chismes sobre estrellitas, la cola
de las modelos o el deporte…
Uno de los amigos de pronto hizo la pregunta:
Juan Carlos Bataller
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