TAPA ATLAS LINGUISTICO TOMO 1 - page 53

Instituto de Investigaciones Lingüisticas y Filológicas Manuel Alvar
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caracterizan la región son el de Tulum, donde se asienta la Ciu-
dad de San Juan, y el de San Rafael, en el sur de la provincia de
Mendoza.
Estos tres oasis mayores conforman un eje principal y ac-
túan como organizadores de la región.
Como satélites de estos oasis, se distribuyen alrededor otros
de menor tamaño e importancia, como son los de Jáchal, Igle-
sia, Calingasta y Valle Fértil, en la provincia de San Juan, y los
de Uspallata, General Alvear y Malargüe, en la provincia de
Mendoza.
Puede observarse claramente, en La Rioja, la existencia de
dos puntos donde se encuentra concentrada la mayor parte de
la población, estos son, el valle donde se encuentra fundada la
Capital de la provincia, casi en el centro geográfico del territo-
rio riojano y, al noroeste, Chilecito, con gran aglomeración
poblacional, de número similar de habitantes al de La Rioja
Capital. El resto de población riojana se encuentra distribuida
en forma regular en pequeños valles que permiten el desarrollo
de alguna actividad económica.
En San Luis, el asentamiento y la distribución de población
tiene características diferentes al resto de las provincias cuyanas,
pues en ella el clima, el relieve y la hidrografía no han sido tan
determinantes para el asentamiento de grupos humanos. Por
un lado, el relieve casi no presenta obstáculos, el clima menos
riguroso y más húmedo, por la cantidad y la regularidad de las
lluvias, han permitido el desarrollo agrícola y ganadero sin las
limitaciones que tienen el resto de las provincias del Nuevo
Cuyo.
Es así que, si observamos la Lámina N˚XXX, podemos ad-
vertir las diferencias en la distribución espacial e incidencia de
los factores geográficos en el asentamiento poblacional de esta
región.
4. Aspecto Económico
Con respecto a las actividades económicas, como se trata de
una zona de oasis, se puede decir que desde épocas prehispánicas
hubo dificultades debido a la geografía y la aridez climática,
que no favorecieron la economía de la región. Pero, el hombre
moderno, amplió y perfeccionó lo que ya nuestros antepasados
indígenas utilizaban, esto es, la conducción del agua por cana-
les y acequias. Sumado, además, a estos aspectos la creación de
diques de contención, que permitieron almacenar el preciado
elemento, con lo cual se amplió la superficie de regadío y con
ello se incrementaron también los recursos económicos hasta
convertirse en una de las regiones más productivas del país.
Las actividades agrícolas, ganaderas, industriales y mineras,
son las principales fuentes de recursos de la región.
La agricultura, a lo largo del tiempo, debió atravesar por
una serie de cambios, sujeta a la cultura de los grupos humanos
que ocuparon este territorio. El indígena cultivaba zapallo,
poroto y maíz para subsistir, a la vez que complementaba su
alimentación con productos recogidos, como la algarroba, ba-
yas de chañar y otros. Con el advenimiento de la conquista
española, lentamente la población de esta región se fue trans-
formando en una mezcla hispano-criolla que se dedicaba a la
producción de pastizales. Aparejado con la cría de ganado, co-
bró importancia también el cultivo del trigo que dio lugar a
una pujante industrialización de la cual quedan, como mudos
testigos, los viejos molinos harineros del norte sanjuanino.
tura e importancia, sus cordones se extienden unos 450 km.
paralelos a los Andes en sentido norte-sur, con un ancho que
llega hasta los 90 km. Arranca desde La Rioja, en el Cerro Alto
del Descubrimiento y la Sierra de la Punilla, donde define el
límite entre esta provincia y la de San Juan, atraviesa todo el
territorio sanjuanino, internándose luego en el de Mendoza,
donde desaparece sobre la margen izquierda del río homóni-
mo.
Entre estos dos sistemas montañosos, es decir, cordillera y
precordillera, se encuentran los fértiles valles intermontanos,
como son los Valles Iglesianos y de Calingasta, en la Provincia
de San Juan, y el Valle de Uspallata en la provincia de Mendoza.
Otro sistema montañoso que se manifiesta en la región, es
el sistema de las Sierras Pampeanas. Estas montañas están ca-
racterizadas por el predominio de rocas cristalinas, originadas
por la fractura de un macizo arcaico. Algunas de estas Sierras
Pampeanas fueron reelevadas durante el plegamiento Andino a
alturas considerables, pero no en forma homogénea, sino con
fuertes dislocamientos e inclinación de bloques. En San Juan,
las Sierras de Valle fértil y de la Huerta pertenecen a esta es-
tructura. En La Rioja, las más destacadas son las Sierras de
Jagüé, de Umango, las del Famatina y las de Velasco. En San
Luis, las sierras homónimas representan a este sistema.
Un fenómeno natural que se deja sentir con mucha frecuen-
cia y, a veces, con gran intensidad en esta región (principal-
mente en la provincia de San Juan y Mendoza) es la actividad
sísmica, debido a la continua fricción entre la placa tectónica
de Nazca con la placa Sudamericana.
Según los datos que brinda el Instituto Nacional de Preven-
ción Sísmica (INPRES), en San Juan y Mendoza se producen
alrededor de 40 movimientos sísmicos por día, aunque la ma-
yoría de ellos son imperceptibles para la población. Los movi-
mientos más relevantes por su intensidad y daño fueron los
acaecidos en 1861 y 1992 en Mendoza; y en San Juan los de
los ocurridos en los años 1894, 1944, 1952 y 1977 que afecta-
ron no solo la zona epicéntrica, sino que repercutieron en el
resto de la región cuyana.
Estas condiciones orográfico-climáticas e hídricas, han he-
cho que desde épocas prehispánicas, pasando por la colonial,
hasta nuestros días, los asentamientos humanos hayan mante-
nido su ubicación, siendo el agua y sus cursos principales los
elementos organizadores del espacio, pues al tratarse de una
región primordialmente de clima árido, es el agua, fuente de
vida, el factor determinante para el asentamiento, concentra-
ción y desarrollo de las poblaciones.
Los ríos que drenan la región cuyana (pertenecientes a la
Cuenca del Desaguadero), son, en su gran mayoría ríos de ré-
gimen nival, es decir, que se abastecen de las nieves que caen en
la Cordillera de los Andes y se desplazan hacia el este, regando
los coloridos valles intermontanos y luego, cortando
transversalmente la precordillera para formar en su piedemonte,
oasis de gran tamaño y fertilidad.
3. Asentamientos poblacionales
De esta manera, en la región cuyana, especialmente en las
provincias de San Juan y Mendoza, el mayor número de pobla-
ción y el desarrollo de las principales actividades se producen
en los oasis mayores, como es el de Uco en Mendoza, que tiene
por centro la ciudad del mismo nombre, que constituye un
verdadero aglomerado urbano. Otros oasis de gran tamaño que
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