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Se ha
animado a mirar
para el interior de la
Iglesia, a ponerla en
crisis, lo que hace muy
difícil diferenciar
aliados de
opositores.
agraviado en el corto plazo, hay de-
masiado poder en lo que
combate, seguramente deben estar
muy activos los conspiradores, creo,
lo creo firmemente, la historia y la hu-
manidad serán sus escudos.
Mientras Francisco juega en esa
dimensión, nosotros, los siempre
pícaros argentinos, lo
queremos meter en los líos de co-
mité, en la gambetita corta, en des-
cubrir al nuevo exégeta de sus
palabras, es decir, imbéciles, descon-
textualizados, de bajo vuelo, como
casi siempre sobre temas trascen-
dentes.
Viernes 1 de marzo de 2019
El Papa Francisco en el encuentro con los obispos del mundo sobre la protección de menores
que se llevó a cabo en el Vaticano (Foto:Giuseppe Lami / AFP / Getty Images)
(*) Fiscal General de la Corte de Justicia
Ex Presidente del Consejo de Procuradores, Fiscales, Defen-
sores y Asesores Generales de la República Argentina
Ex Presidente del Consejo Federal de Política Criminal de los
Ministerios Públicos de la República Argentina
Ex Presidente del Foro de Abogados de la Pcia. de San Juan
Claramente, Francisco no llegó a
la máxima dignidad de la Iglesia
Católica para ser un Papa más, ello ni
por asomo.
A esta altura de su papado creo,
como mínimo, se ha ganado sobra-
damente dos títulos: uno de “Papa te-
rrenal” y el otro, el que propongo, “el
Papa justo”, aceptando que, quizás,
uno tenga que ver con el otro.
Para valorar lo que hace y lo que
dice debemos partir, necesaria-
mente, de algunos datos de la reali-
dad, entre ellos, que dirige una
organización o institución de una mag-
nitud única en todos los sentidos,
que la misma tiene costumbres, legis-
laciones, culturas milenarias y que, en
la realidad, reconoce una importante
burocracia en la toma de decisiones y
en su operatividad.
Un dato no menor, para valorar a
Francisco, es que se ha animado a
mirar para el interior de la Iglesia, a
ponerla en crisis, lo que hace muy difí-
cil diferenciar aliados de
opositores, renovadores de conserva-
dores.
Solo un distinto es capaz de inte-
rrogar sobre abusos sexuales en la
Iglesia, de abrir el debate interno, de
darle voz a las víctimas de adentro y
de afuera, de enfrentar a los “merca-
deres del templo”; solo alguien lla-
mado a ocupar un lugar preferente en
la historia de la humanidad está habili-
tado para hacer lo que hace Fran-
cisco.
En mi concepto, Francisco
corre el peligro de ser denostado,
s
s
s
s
s
s
s
algo de alguien
Escribe
Gustavo Ruckschloss
Pesimista
H
ay temas en esta vida que nos
han obligado a ser precavidos
y tomar medidas para achicar
riesgos. Desde el simple semáforo
que ayuda a mantener un mínimo de
armonía en el tránsito hasta comple-
jos sistemas de seguridad en un viaje
a la luna.
En todo orden se ha evolucionado
para ir achicando los riesgos; por
ejemplo, ya no se opera a alguien a la
luz de una hoguera con un cuchillo de
piedra sino en un quirófano súper es-
terilizado con aire aséptico. Hoy todo
el mundo viaja con el cinturón de se-
guridad y con frenos de alta calidad y
respeta (casi siempre) normas de
tránsito que son para que los riesgos
sean menores.
Siempre hay un margen por el que se
puede colar algún imprevisto y provo-
car problemas o una desgracia. En-
tonces se ha tratado de achicar ese
posible error duplicando los sistemas
de protección; por eso, en general, se
usan estos sistemas donde lo que se
protege vale más que el costo de du-
plicar todo. Ejemplo típico son los
submarinos y aviones; ellos tienen los
sistemas más importantes por dupli-
cado por si falla uno automáticamente
sigue en funciones el otro y salva así
el contratiempo. Es fácil de enten-
der que lo que se protege vale más
que el costo. Otros casos más comu-
nes son los equipos electrógenos de
emergencias que hay en los hospita-
les y grandes edificios. Allí vale la
pena tener con que abastecer de elec-
tricidad por duplicado para emergen-
cias.
Hasta aquí, creo, se entendió por qué
y cuándo se emplean sistemas redun-
dantes para achicar riesgos. También
se vio que debe haber una buena rela-
ción costo/beneficio porque si lo que
se va a preservar es insignificante o
de poco valor, ya sea material, moral o
humano, no vale la pena complicarse.
Simple ley del menor esfuerzo o
costo. Por eso sigo sin entender, to-
davía, por qué el señor que camina
delante de mí, aquí, en una vereda del
centro, anda con un cinturón en el
pantalón y, además, tiene tiradores
que también lo sujetan. Será que lo
que tiene en juego es muy sensible o
importante. Como sea, me llamó la
atención tanta medida de seguridad,
redundante. Tal vez sea temeroso o,
simplemente pesimista.
Francisco: “El Papa justo”
temas de la justicia
Escribe
Eduardo Quattropani*
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Ya no se
opera a alguien a
la luz de una hoguera
con un cuchillo de
piedra sino en un
quirófano súper
esterilizado con aire
aséptico.