Viernes 5 de agosto de 2016
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Fuentes
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Fundación Bataller
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San Juan al mundo.com
La afeitada
La peluquería, en la primera mitad del siglo XX, tenía
un atractivo especial para los hombres. No se hacían
modelados ni cortes a navaja, los que vinieron des-
pués. Pero la afeitada con paños calientes o fomentos
para ablandar la barba, a la que seguía el enjabonado
con brocha y la afeitada con navaja, constituía para
algunos caballeros un rito diario. Esta foto es de 1924
y aparece don José Di Lorenzo afeitando a un cliente
en su peluquería, que estaba ubicada en calle Men-
doza entre Mitre y Santa Fe, donde después estaría
Casa González. (Foto proporcionada por Arquímides
Di Lorenzo)
El kerose-
nero
El kerosene era un com-
bustible muy común en
los hogares sanjuaninos
antes que llegara el gas.
Las estufas, las cocinas,
los calentadores, los ca-
lefones y hasta alguna
heladera funcionaban
con kerosene. Y hasta
los años 60 podían
verse algunos repartido-
res con sus camiones
tanques haciendo el re-
parto.
El cuarteador
Este era un oficio que murió cuando se construyeron los puentes sobre el río San
Juan. Anteriormente, y en especial en las épocas de crecidas podía verse a decenas
de hombres a caballo que ayudaban a cruzar el río a los vehículos. Por supuesto co-
braban unos pesos por la gauchada.
Los linotipistas
Si hubo un sector que cambió radicalmente, ese fue el de las comunicaciones. La
radio, la televisión y los diarios modificaron rotundamente sus formas de elaborar
contenidos. Es así como muchos oficios desaparecieron o se transformaron. Entre
ellos el de linotipista, característico de los diarios de hechura en plomo caliente, hoy
suplantado por la composición en frío a través de la computadora. En esta foto apa-
rece Ricardo Bustos, quien hoy cumple el mismo oficio que en sus épocas de linoti-
pista pero utilizando una computadora. (Foto proporcionada por Ricardo Luis Bustos)
La hilandera
Un trabajo que estaba a
cargo de mujeres que hi-
laban la lana cardada.