Alejandro Roberto Camacho (a) “Gordo”, fue
el autor principal del homicidio.
Viernes 23 de junio de 2017
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de Elizondo fue trasladado por Mary
hasta Valle Fértil, para luego sepultarlo
en el cementerio de ese departamento.
Confesión y arresto
Personal de la Brigada Sur proseguía
con las averiguaciones del trágico su-
ceso e insistía con el interrogatorio de
Olmos, hasta que por fin confesó su
responsabilidad en el hecho. “Yo no lo
maté, pero sé quién lo hizo”. Minutos
después fue apresado Alejandro Ro-
berto Camacho, mientras estaba en su
domicilio ubicado en la casa 7, man-
zana B del barrio Quinto Cuartel. En
aquel entonces contaba con 19 años de
edad.
Una vez en la dependencia policial, Ca-
macho negó rotundamente su participa-
ción en el crimen. Pero enseguida se le
hizo conocer que se contaba con una
declaración en la que se lo acusaba de
ser el autor material. Evidentemente es-
taba perdido y no le quedaba otra alter-
nativa que confesar la verdad.
El detenido hizo un relato fiel de todo lo
acontecido y aclaró que fue por un en-
cargo de la propia esposa, quien le pa-
garía con un juego de dormitorio, el que
ya lo tenía visto. Dijo estar muy arre-
pentido de haber matado a un hombre,
destacando que vale mucho más la vida
de una persona que un juego nuevo de
dormitorio. Señaló en su declaración
que Olmos hacía tiempo que mantenía
relaciones íntimas con Mary, la instiga-
dora, y que él estaba bien enterado del
homicidio pero que se negó a cooperar.
Contando con las declaraciones de los
dos detenidos, una comisión policial se
trasladó hasta Valle Fértil, donde fue
arrestada María Ester Funes, en mo-
mentos en que velaba a su esposo. Al
ver a los policías, se dio cuenta ense-
guida que había sido descubierta y sin
ofrecer resistencia se entregó. Poste-
riormente confesó su autoría con lujo de
detalles y su relato fue coincidente con
el de sus colaboradores en el asesinato.
De esta manera finaliza un caso que, de
no ser por la sagacidad de los investiga-
dores, habría demorado su esclareci-
miento porque estaba bien planificado.
Este caso nos hace recordar las glosas
de la antigua tonada sanjuanina, escrita
por Miguel Martos, y que bien podrían
haber servido de inspiración para María
Ester Funes:
“Uno de los dos sobraba
y le tocó morir a él. Las aguas baja-
ron turbias allá en el Quinto Cuartel”.
Prisión perpetua para
los criminales
La causa de este resonante suceso
ocurrido en el Quinto Cuartel fue ins-
truida por el titular del Primer Juzgado
en lo Penal, doctor Ricardo Conte
Grand. Se cumplieron todas las etapas
del juicio y se contó con la colaboración
de los tres procesados. En algún mo-
mento surgieron contradicciones que
originaron luego un careo para diluci-
darlas.
Las distintas declaraciones fueron coin-
cidentes en la planificación y ejecución
del crimen. También se realizó la re-
construcción del hecho y el sumario
quedó en condiciones para que el juez
dicte sentencia.
El magistrado tuvo en cuenta las causa-
les que dieron lugar al homicidio y en-
contró solamente agravantes para los
tres imputados. Después de algunas
consideraciones sobre los argumentos,
tanto de la defensa como del fiscal, el
doctor Conte Grand dio a conocer el si-
guiente dictamen: condenar a María
Ester Funes de Elizondo, de 37 años de
edad, a sufrir la pena de prisión perpe-
tua, como principal instigadora del cri-
men de su esposo, Oscar Ángel
Elizondo.
Condenar a Alejandro Roberto Cama-
cho, de 20 años de edad, con domicilio
en el barrio Quinto Cuartel, a sufrir la
pena de prisión perpetua como autor
material del homicidio en perjuicio de
Oscar Angel Elizondo.
Condenar a Luciano Víctor Olmos, de
42 años, oriundo del departamento San
Martín, a sufrir la pena de prisión perpe-
tua como cómplice de la muerte de
Oscar Ángel Elizondo.
La esposa de la víctima está recluida en
la Cárcel de Mujeres, mientras que los
otros dos sujetos, están en el Penal de
Chimbas. A pesar de que ellos han de-
mostrado buena conducta, han recibido
escaso beneficio de conmutas.
Luciano Vicente Olmos, cómplice en el
hecho y amante de la mujer de Elizondo.