13
vitivinicultura
Escribe
Plácido Castro
s
Publicado el 21 de septiembre de 1990
Viernes 23 de junio de 2017
Por
Juan Carlos
Bataller
cado en la calle Independencia que
inauguró en 1969.
s s s
Y precisamente en El viejo Almacén
tuvo lugar la segunda parte de este re-
lato.
Fue a principios de 1982, cuando viajé
de Roma a Buenos Aires por temas re-
lacionados con el diario. Lógicamente,
fui a El Viejo Almacén. Y allí me recibió
Rivero, con su calidez de siempre y
me ubicó cerca del escenario. Al tér-
mino del espectáculo vino la sorpresa.
Rivero ofreció unos tragos y de pronto
me dijo:
—Te quiero presentar a uno de mis
guitarristas, sanjuanino como vos.
Esa noche conocí a Ernesto Villavi-
cencio, el querido “Negro” al que San
Juan y en especial la tonada, debe un
monumento. No tengo la menor duda
que tarde o temprano la tonada será
un género musical conocido en todo el
país. Y mucho deberá a las letras y
melodía que nos dejara el Negro Villa.
Evidentemente, los encuentros se
pueden producir en los lugares más
inesperados: Dos sanjuaninos se co-
nocieron en Buenos Aires y presenta-
dos nada menos que por Edmundo
Riveros.
s s s
Queda para el final una anécdota.
Recuerdo que luego de llevar a Rivero
y Julieta al hotel, mis hijos me comen-
taban cómo les había impresionado el
tamaño de las manos y los pies de Ri-
veros.
El tamaño de sus manos y pies, como
así también su nariz prominente y su
voz grave eran producto de una enfer-
medad conocida como acromegalia
enfermedad que aparece en los adul-
tos y se debe a la secreción excesiva
de hormona del crecimiento. Cuando
la hipersecreción de GH se produce
antes de finalizar el crecimiento, en
niños o adolescentes, se produce el
gigantismo acromegálico, que conlleva
tallas exageradamente altas.
Se caracteriza por un crecimiento exa-
gerado de los huesos de la cara (man-
díbula, cráneo, frente), las manos y los
pies, y también por un agrandamiento
de las vísceras y otros tejidos blandos,
como la tiroides, el hígado, el riñón y
el corazón.
Lo que no sabíamos es que pocos
años después Rivero moriría. El 24 de
diciembre de 1985 Edmundo Rivero
sufrió una miocardiopatía que lo obligó
a ser internado en el Sanatorio Güe-
mes. Allí falleció el 18 de enero de
1986.
Edmundo Rivero interpretando en vivo con su guitarra
El Negro
Villavicencio,
el músico que
dio nuevas
melodías a la
tonada.
E
l poder adquisitivo que añoramos, nos sitúa frente al tema
que hoy deseo abordar.
El precio de los vinos debe, por una parte, llenar la expec-
tativa de los productores y los industriales para que les convenga
continuar en esa actividad económica. Y también debe estar
acorde con las reales posibilidades del consumidor medio —el
más numeroso— para que su preferencia siga adherida al con-
sumo de vino y no migre hacia el de otras bebidas sustitutivas im-
pulsado por el precio.
No he ocultado mi opinión en el sentido de que el fraccionamiento
en origen, con prohibición de fraccionamiento en los sitios de con-
sumo, lejos de procurar soluciones a las zonas de producción, les
ha de plantear serios problemas entre los que se ha de destacar
la posibilidad de ver más disminuida la franja de participación en
el mercado de consumo.
s s s
Hace menos de un mes, tuve oportunidad de presenciar la entre-
vista que un reportero del canal de televisión mantuvo con el in-
geniero R. Basualdo, para referirse al problema del sulfato de
aluminio. Se expuso en la oportunidad que Obras Sanitarias una
vez más pone en cuarentena el sulfato extraído de los yacimien-
tos de Calingasta. Requerido el entrevistado acerca de si era ver-
dad que el precio del sulfato de aluminio sintético que las
empresas químicas europeas suministran a la empresa estatal
era menor que el del sulfato natural de Calingasta, respondió que
el sulfato calingastino era, de suyo, más barato que el sintético,
pero que, por la incidencia del flete, llegaba a Buenos Aires con
un precio levemente mayor que aquel. Por esta razón, explicó, se
gestionaba ante las autoridades para conseguir alguna forma de
subsidiación, para restablecer la paridad de precios entre los dos
productos.
s s s
No es objeto de esta nota, pero no puedo dejar de explicitar que
esta solución por vía de subsidio no es genuina, que sólo puede
adoptarse en una emergencia coyuntural, pero nunca como solu-
ción definitiva y permanente. Porque en economía, nada es gra-
tuito. Los subsidios, no son excepción: alguien los paga. Los
pagamos todos, en función de usuarios.
s s s
Y volviendo a mi propósito, luego de haber presenciado la entre-
vista antes citada, quedé pensando para mis adentros: el día que
eso implante en forma terminante la obligación de fraccionar el
vino en la zona de origen, también habrá un costo superfluo de-
terminado por el flete de las botellas con vino y el falso flete de las
botellas vacías, que impulsará al consumidor a adquirir bebidas
sustitutivas. Entonces nos servirá de triste consuelo proclamar
que el vino en sí, no es caro, sino que lo encarece el flete.
Cuando ello suceda, no vamos a escapar a la tentación de pedir
inútilmente el “subsidio” salvador, que, por cierto, no vendrá.
Habiendo querido proporcionar a la industria vitivinícola la solu-
ción definitiva implantando la obligación de fraccionar en origen,
lo que en verdad le habremos brindado es un nuevo cúmulo de
problemas a solucionar.
Ya no podrá estar en el mercado el vino común, sin previo pago
del flete que, por cierto incidirá, como primera medida en el pre-
cio, y más tarde, ante la sensible reacción del mercado deser-
tando del vino, será preciso hacerse cargo de ese flete a costa de
los legítimos márgenes de productores e industriales. Habremos
caminado en círculo, llegando al final al punto de partida.
s s s
Entonces, cada sector convocará a los otros a poner su cuota de
sacrificio. Como perderán los industriales, transferirán a los pro-
ductores parte de sus quebrantes. Los productores, a su vez,
harán revertir su mala fortuna sobre la explotación rural, que en
vano aguardará los necesarios trabajos culturales, o sobre los
asalariados, suprimiendo puestos de trabajo o produciendo mer-
mas en la retribución.
Fraccionamiento en origen
Precio y mercado