Viernes 23 de junio de 2017
Escribe
Eduardo Quattropani*
temas de la justicia
s
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COLUMNISTAS
algo de alguien
Visto y oído
T
engo un hijo al que le gusta
oír a Horacio Spasiuk, es
decir al Chango Spasiuk y
Gastón se enteró que venía a tocar
en San Juan la víspera del 25 de
mayo.
Entusiasmado por ir a oírlo y verlo
fue a buscar entradas y no consi-
guió; estaban agotadas, A su ma-
nera, no se rindió y trató de
conseguirlas de una u otra forma,
hasta que pudo comunicarse y le
pidieron su celular. A los minutos
el propio Chango se comunicó y
dialogaron hasta que amablemente
lo invitó a ir a oírlo ensayar unas
horas antes y que él se encargaría
de que lo dejaran entrar. Así fue,
casi sin creerlo partió raudamente
hacia el Auditorio. Desde allí me
dijo que fuera y fui. Llegué a la
sala (cerrada a todo el mundo) y
con mi hijo oímos, lo vimos y lo
sentimos ensayar. Digo sentimos
porque es una persona que se
siente. En el aire, en los sonidos,
en el actuar; es un humano vi-
brante y vital. Cuando aflojaba el
ensayo, salió y habló con nosotros
y, en especial habló con Gastón
que se quedó cerca de él. Llegado
el momento me fui a la sala junto a
mi señora a oír la función. Fue her-
mosa, alegre, emotiva y llena de vi-
talidad y profesionalismo.
Aplaudimos hasta cansarnos.
Cuando salíamos, entre el bullicio
de la gente, Gastón nos contó que
en el recreo del ensayo hasta le
preparó y convidó un té, a él, nada
menos que su ídolo.
Por si no lo sabía, el Chango es
acordeonista, compositor, intér-
prete, creador y divulgador de mú-
sica, litoraleña en particular y del
quehacer musical en general. Ha
viajado por toda nuestra Patria y
conoce cada rincón y en el mundo
es admirado y considerado como
un gran maestro. Además ha com-
puesto música para películas y es
promotor de nuestra música en los
grandes círculos del mundo y, muy
especialmente, entre los niños del
norte argentino. Es un
grande....aunque toque en alparga-
tas y despeinado... Y a partir de
ahora tiene otros admiradores
más, y en mi caso, más que nada
por su sencillez y su don de gen-
s
Vicepresidente Primero del
Consejo Federal de Política Cri-
minal de los Ministerios Públi-
cos de la República Argentina
Escribe
Gustavo Ruckschloss
tes, por su vitalidad sin la menor
vanidad. Me pareció que es como
se lo ve y se lo oye. Con un ado-
lescente desconocido de una pro-
vincia lejana se portó como un
duque; se dio. Ahí no más. No exis-
tió el protocolo; habló con el padre
del muchacho como si lo conociera
de siempre, fue amable y educado
al máximo, pese a la tensión profe-
sional del momento. Él se dio.....y
nos compró.
No puedo evitar comparar y acor-
darme de cuantas a veces vemos
piojos resucitados que no viven
más que para ellos, vanagloriarse,
muchas veces con escasos méri-
tos.
Es cierto que cuando se es grande
de verdad, se lleva la sencillez
puesta. No les hace falta la pompa
ni los oropeles.
Hoy conocí a un Señor; a un
grande.
Durante demasiado tiempo, ya,
el ciudadano verifica (nótese no
digo siente pues no es una sensa-
ción, sino una realidad) que la Jus-
ticia (representada por el Poder
Judicial) se presenta como algo le-
jano, como una abstracción, como
algo impenetrable, como un sis-
tema indescifrable, tanto en sus for-
mas como en el lenguaje.
Durante demasiado tiempo, ya,
la Justicia (corporizada por el
Poder Judicial) se ha presentado
por ante la sociedad como una es-
pecie de elite que, revestida de fór-
mulas sacramentales, de lenguaje
rebuscado y de privilegios de todo
tipo, parece no obligada a respon-
der por la calidad (mejor dicho por
la falta de ella) del servicio que
presta.
Durante demasiado tiempo, ya,
la Justicia (el Poder Judicial) se
ha acostumbrado a tener “persona-
lidad” para alegar que sus atributos
administrativos, tampoco, recono-
cen límites, ello al mismo tiempo
que justifica la falta de cambios y
modernización en la ausencia de
“tutoría” de los otros Poderes.
Durante demasiado tiempo,
ya, se pretende tener las solu-
ciones en estudio, cuando al
mismo tiempo la sociedad, toda,
reclama y necesita de soluciones
urgentes.
Por demasiado tiempo, ya, se
confunden anuncios en la
prensa con verdaderas soluciones.
Demasiado tiempo, ya, se ha
consumido en la instrumenta-
ción de medidas que solo tienen
efectos internos y ninguno en la
prestación del servicio.
Demasiado tiempo, ya, se ha
perdido no entendiendo la fina-
lidad y la importancia del Servicio
de Justicia.
Demasiado tiempo, ya, se ha
perdido para que, por ejemplo,
en Flagrancia no se tenga éxito,
para que no se haga todo lo que se
debe hacer, para que los ciudada-
nos no lleguen a verificar que em-
piezan a existir para el Poder
Judicial y que el Poder Judicial em-
pieza a existir para ellos.
Ese debe ser el compromiso
del Ministerio Público cuando,
por vez primera, se le confieren los
atributos de la investigación.
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La Justicia y la gente